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lunes, 17 de octubre de 2011

LOS CURAS COFRADES...

Como continuación a la entrada anterior, me gustaría mostrarles un atisbo del por qué creo, pienso y siempre señalo como principal culpable de todos los acontecimientos vividos en la parroquia de San José Obrero a su director espiritual, el sacerdote linarense d. José Antonio Balboa. Aunque nunca he departido con el sobre su vida, evidentemente no conozco por sus labios sus vivencias cofrades, solo puedo remitirme al boca a boca y a lo que de él se ha escrito. Así cuando uno hojea y lee libros, revistas o artículos sobre las cofradías de su tierra, su nombre suele aparecer en las hojas que versan sobre la Semana Santa actual, como una figura influyente en los comienzos de los años ochenta en algunas cofradías que daría de por si la actual concepción de la Semana Santa y en si el movimiento cofrade de la ciudad.
Los años ochenta del pasado siglo fueron, en la gran mayoría de pueblos y ciudades la época donde la Semana Santa se instauró como algo más que traspasa los límites de la sociedad establecida, paradoja ante los tiempos que se viven y ya se empezaron a vivir en aquellos años de corrientes antirreligiosas y negación a todo lo que oliera a clero y resquicios de todo símbolo ensalzado durante la dictadura como fueron ambos mundos.
El Prendimiento encendió la mecha, aunque en algunos libros sigan maquillándolo, que por ello no quiere decir que ellos enseñaran a todo el mundo, pero es evidente que siempre hay un algo que sirve de génesis para el resto ya sea Linares, Sevilla o la China. Por aquellos tiempos don José Antonio se encontraba ejerciendo su ministerio en la capital hispalense, cuentan sus allegados que por entonces no se consideraba atraído por el mundo de la Semana Santa, incluso no comulgaba con ese tipo de religiosidad hasta que conoció como se trabaja en Sevilla. Si no recuerdo mal estuvo en San Martín, siendo capellán de la Lanzada y también tuvo alguna relación con la hermandad del Museo, de la que también he escuchado hablar que salió como costalero. Por entonces la hermandad linarense del Rescate quería acometer la restauración de su dolorosa, una obra de posguerra realizada por el mismo autor del Señor, el extremeño Gabino Amaya. La junta de entonces cayó en la cuenta de que el joven sacerdote podría ayudarles a encontrar un artista para tal cometido en la ciudad imaginera por antonomasia, a lo que accedió pero aconsejándoles que mejor era sustituirla por una nueva. Balboa ya se movía en las corrientes cofradieras y como no, artísticas y les indicó la figura indiscutible de aquellos años para realizar una dolorosa, el sevillano Luis Álvarez Duarte que se encontraba en pleno apogeo productivo de la enorme cantidad de trabajos que posee a día de hoy por toda Andalucía, España y el resto del mundo. Duarte igualmente no aconsejó la restauración, y tal como le escuché por su boca en una conferencia en Linares hace pocos años… “no poseía mérito artístico alguno”. Así Álvarez Duarte realizaría el primero de sus trabajos para la ciudad con la bellísima Virgen de los Dolores –la cual venía a vestir para el Jueves Santo- a la que seguirían cuatro dolorosas más y desde hace unos meses, su primer Cristo para la ciudad con la imagen del Stmo. Cristo de la Buena Muerte de la hermandad de los Estudiantes. Las siguientes dolorosas serian la Virgen de la Amargura de la hermandad de la Columna, la Virgen de la Paz de la Santa Cena, la Virgen de la Alegría de la Borriquilla la cual vivió unos desagrádales sucesos, siendo retirada del culto incomprensiblemente siendo sustituida por una nueva obra del imaginero residente en Ginés.

Antigua Virgen de los Dolores de Gabino Amaya.
Actual Virgen de los Dolores de Duarte.
Balboa bendeciría a la dolorosa tal como refleja la fotografía que abre la entrada en su sede canónica de santa María la Mayor. Por cierto una vez escuché en los “mentideros cofrades” de la ciudad de las minas, que Duarte llegó a ofrecer una imagen que tenía en el taller de un portentoso Cautivo para sustituir a la que aún hoy sigue siendo el titular de la cofradía, el Señor del Rescate pero la hermandad se negó, porque la imagen ya calaba demasiado en los corazones de Linares y según dicen, aquel Cautivo del taller se trataba del actual Cristo de la Penas de Almería… aunque todo esto son palabras que quizás nunca se puedan demostrar si ocurrió en realidad.

Cristo de las Penas de Almeria.
Pero ahí no se quedó la mano de d. José Antonio, por entonces se refundó la antigua cofradía de la Columna que llevaba apagada varias décadas. Nuevamente se elige la opción de encomendarse a los consejos del sacerdote y este nuevamente señala a Duarte para intentar plasmar la infinita Amargura de la Virgen en la madera y sobre todo poner sus miras en el que para este que les habla, fue el mejor imaginero del siglo XX… Luis Ortega Bru para la ejecución de la talla del Señor amarrado y flagelado en la columna.
Vemos que don José Antonio no tenía mal gusto, por entonces Ortega Bru ya estaba más que consagrado tras haber realizado toda la gran producción que hoy disfrutamos, porque apenas pudo hacer algo mas ya que “su Cristo para Sevilla”, el Soberano del Tardón del cual se sentía muy satisfecho lo llamó demasiado pronto a su presencia, dejando el proyecto linarense sin finalizar. Tan solo el busto, las manos y los pies fue lo que dejaría el maestro para que el imaginero Juan Ventura lo finalizase, y no porque fuera su discípulo como se apunta desde entonces, si no porque ambos eran vecinos de taller, si no me equivoco en el famoso “corralón de los artistas” de la calle Castellar y por diferentes avatares acabaría recayendo la eterna finalización en sus manos. Proyecto el cual también pudo haber realizado Duarte, el cual llegó a realizar un boceto sobre papel de cómo podrían haber quedado los elementos tallados por el maestro de San Roque con el cuerpo que hubiese realizado.
Virgen de la Amargura.




Duarte tallando a la Virgen de la Amargura.

Y tal como muestran estas fotografías vemos a d. José Antonio Balboa en el taller del imaginero acompañado de los promotores de la refulgente cofradía, dando el primer golpe de gubia en la que se convertiría en una de las manos de la Virgen de la Amargura y otra posando junto a la imagen finalizada, en la cual un jovencísimo Luis Álvarez Duarte deja caer su mano como síntoma de confianza y amistad con el sacerdote. Años después Balboa llegaría a su tierra para ejercer su ministerio en la parroquia de Santa Bárbara, reencontrándose por cosas de la providencia con una Virgen y una advocación que caminaban y sigue caminando con el de la mano durante su vida sacerdotal… El Amor Hermoso. Por entonces yo ya comenzaba a conocer la Semana Santa vecina y entre otras cosas escuchaba el espacio radiofónico de Radio Linares Cadena Ser dedicado al mundo de las cofradías “Ser Cofrade” que presentaba por entonces Manuel Muñoz Rojo y un joven colaborador llamado Nicolás Hidalgo. En el mismo aún recuerdo algunas entrevistas, ya que algunos años fue el director espiritual de la Agrupación de Cofradías y aún recuerdo una conexión telefónica con el mismo, que se encontraba en Sevilla predicando los cultos en honor a Ntro. Padre Jesús del Silencio en el desprecio de Herodes de la hermandad de la Amargura. Al tiempo le perdí la pista o más bien dejó de estar en la palestra de actualidad eclesial y cofrade de su ciudad hasta que un día me enteré de que había llegado a San José Obrero de Bailén y pensé… como haga cosas como lo que les acabo de contar… y no me equivoqué.
En la homilía de la bendición de Stmo. Cristo de la Humildad y Misericordia indicó que acababa un ciclo… ¿Cómo será el nuevo ciclo? Pues no lo sé, pero este seguramente se escriba en el futuro con letras de oro en la historia de la iglesia bailenense y… ¿de las cofradías?

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