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martes, 28 de febrero de 2012

COMO MI VIRGEN DE LAS AGUAS...

Hace unos días, compartiendo una charla muy amena con un amigo me acordé de la Señora y del momento que les muestran las imágenes del video, la salida de Ntra. Sra. de las Aguas de la capilla sevillana que se encuentra junto al Museo de Bellas Artes, el mismo que le da nombre a la corporación que cierra el Lunes Santo. Y me acordé porque aquel amigo me hablaba del Cristo y de la Virgen que hay en su barrio… su Cristo y su Virgen… los cuales los mismos no pertenecen a ninguna cofradía y ni siquiera hay vistas a que la tengan. Pero se le llena la boca al hablar de ellos, por que él es muy muy devoto y ellos son las imágenes que ve prácticamente todos los días cuando se acerca a la iglesia del barrio. Son su gran instrumento para sentir a Jesús y María, y también de muchos o pocos, no se la verdad, de los vecinos del arrabal. El se conforma con quererlos y verlos hasta que un día se encuentre con Él de verdad.
Pero el también es muy cofrade, le encanta la Semana Santa y en su condición de cristiano practicante, cree en las cofradías, aunque a veces los cófrades solo seamos un “folclóricos” o unos “farys”, como llaman a mis amigos de Oviedo en su ciudad. Y le gusta soñar despierto con que sus queridos titulares fuese los de una cofradía del barrio y que el barrio la quisiese y que el mismo no tuviese que desperdigarse por el resto de cofradías de la ciudad de mi amigo. En uno de sus trabajos o destinos de mi amigo, hace ya unos pocos años le tocó “ganarse el pan” en una ciudad donde las cofradías son como el familiar suplementario de la vida de cada ciudadano… Sevilla. Y sus compañeros de trabajo lo acercaron a un mundo que el consideraba… no se como decirlo, falso o insincero o eso es lo que yo capto.

Pero allí se dio cuenta, que de esta forma era un mundo mágico, maravilloso y donde Dios sin duda habitaba en medio de todo. Allí casi arrodillado como una magdalena en el calvario se emocionó sintiendo como Sevilla hace sus cofradías. Y conoció a sus cofradías desde dentro y se hizo cofrade y hasta capillita pero sobre todo una de las cosas por la que destacó, y lo digo por que en su oficio hay pocos que les tira ese mundo, se hizo costalero.
Sacó tres pasos en su etapa sevillana mientras trabajo allí pero el otro día me recordó al de la especial Virgen de las Aguas de la hermandad del Museo. Ella, la del tocado monjil, quiso que fuese su “recortaito” costalero, y bajo Ella se igualó como un fuerte costalero y por dentro como un verdadero hijo de Dios. En su primer año lloraba bajo el paso, porque aquello parece que se le vino encima y cuando se “engoriló” y se echó al lomo a la Virgen de las Aguas el cielo parece que dijo: “toma agua Virgen de las Aguas” cuando el palio de malla se acercó al dintel de la puerta, como entre risas me contaba… tuvo que ser al año siguiente…
Y entre sueños, vio a su barrio en su iglesia y no pudo evitar decir “ojala viera a mi hermosa Virgen repartiendo Amor bajo un palio de malla como mi Virgen de las Aguas, por que Ella para mi también es muy especial”. Y sintió el eco de la iglesia en silencio el suave vaivén de un palio, el movimiento metálico del roce de las bambalinas con los varales. Y una candelería rebosante de cera encendida anaranjando el rostro de Maria mientras el racheo de los costaleros guiaban la Catedral andante de su Reina hasta la hipotética puerta, por que ni eso tiene la parroquia, una puerta por donde sacar un palio, como los que a él le gusta, sevillanos. Soñó despierto y me impregnó de ese sueño que se extendería a la calle con nombre de fecha histórica y por qué no decirlo, sonase como cada Lunes Santo los acordes de la marcha “Aguas” que le dedicara en el año 1953 el maestro Santiago Ramos a la bellísima y compungida dolorosa, de mirada alzada al cielo de todos los Lunes Santo en Sevilla.

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