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domingo, 22 de julio de 2012

BAJO LA GLORIA DEL CARMEN. (y II)

Y ahora viene la gran protagonista de la tarde del día 16 de julio en Andújar, la Stma. Virgen del Carmen. No me gusta para nada mostrar muchas fotografías donde yo sea el protagonista, pero la línea de esta crónica dio como para la anterior gran introducción sobre lo que mi alma sintió en estos días enfrascado en esta maravillosa experiencia carmelita como costalero veraniego de las glorias de María. Como es lógico en una tarde en pleno mes de julio, el calor sacudía la ciudad de Andújar con poca piedad, y nada más llegar, enfrascarnos el costal y enfajarnos como en el evocador Jueves Santo linarense, recibir las ultimas ordenes de los capataces y el reparto de los relevos, que gracias a Dios hacen más llevadero y ameno torear el trabajo con el asfixiante calor.

El paso de la Señora ya esperaba impaciente mostrarse a las calles de su tierra para que la Virgen Santísima las bendijera una vez más, portando su ancestral escapulario, del que espero hablarles próximamente. Y había que colocarse las rodilleras, de esas tan comunes en esta tierra aceitunera, utilizadas por los jornaleros que en los meses del nacimiento de la luz del mundo, la del Hijo de Dios se expanden por el enorme mapamundi de olivares que es la provincia de Jaén.
Ya había sacado pasos con rodilla a tierra, en concreto en Bailén, pero nunca a costal y con el trabajo meticuloso y especifico con el que se hace en este estilo tan peculiar. Las llamadas tan cortas y la rampa hicieron que rápidamente nos empapáramos de sudor y de dolor para sacar a la calle a la Carmela de la Lagunilla. Antes Rafa invocó a sus hombres y no pudo dejar y olvidar en la primera de la tarde a todas las humildes personas que con su esfuerzo desinteresado han realizado todos los nuevos trabajos del paso, tanto en parihuela como en los trabajos de bordado de respiraderos y faldones. El ancestral marrón carmelita se elevaba para facilitar el trabajo de la gente de abajo y abrirse camino a los sones de la banda de música de Marmolejo y el Himno de España. En el país, y sobre todo en sus costas se dibujaban con la presencia de la “Estrella de los mares”, pero la Reina marinera también se pasea en tierras de secano, incluso enfrente se abrían parcelas de arado, como ese “mar” que también necesita las bendiciones de la Madre de Dios. He de admitir que la estructura-rampa para salvar los escalones, dificultan la subida desde abajo, sobre todo para los mas “largos” de abajo, seguramente seria mejor con un tramo elevado, al nivel del piso de la parroquia y la posterior rampa, pero bueno no dudo de que Rafael sepa esto, pero seguramente habrá que contar con varias circunstancias para que la rampa sea la que es.



Ya con la Madre de Dios apartando el calor, mientras el público se deleitaba con Ella, con el nuevo andar de sus costaleros comenzaba por fin mi experiencia nueva como costalero de la gloria, con una marcha que desconozco y posteriormente la que es quizás himno representativo del fenómeno costalero por devoción o afición, “Hermanos Costaleros” de Abel Moreno. Ahí llegó mi primer relevo, para deleitarme con la majestad que paseó la Señora durante toda la tarde, subiendo la empinada cuesta que da acceso a la parroquia de Santiago para buscar el encantador y bello itinerario de esta procesión, la verdad es que Andújar tiene un paisaje urbano muy propicio para la belleza de las procesiones. El poder de atracción de esta manera de entender el procesionismo daba sus frutos y no fueron pocas las caras conocidas de la provincia que se agolparon en las calles del barrio iliturgitano para deleitarse con el paseo de la Señora carmelita. Amigos de Linares, compañeros y hermanos en Cristo de mi hermandad, los cuales pude saludar, y de otros tantos lugares. Volví a mi siguiente “peoná”, y la levantá fue especial, tal como diría mi amigo Félix, “dos días en esto y ya te dedican levantás en todos sitios”. Ante el paso se encontraba gente muy querida para Rafael Mondéjar, su gente de la Amargura de Jaén que se acercaron a contemplar a la Virgen del Carmen y la categoría con la que la pasea, su capataz, el que les dio más de lo que se pueden imaginar. Una muestra de ello les dejé hace pocas fechas, con su trabajo en la cuadrilla de la Virgen torera de la capital del Santo Reino la cual me agradeció este gran capillita y capataz iliturgitano, sinceramente fue un honor, porque mi amigo Félix tiene razón, que este simple capillita llegue, humilde e insignificante a formar parte de esta gran familia carmelita y ya le suban a la Virgen al cielo, encima compartiendo tal distinción con esta gran hermandad jaenera, es algo que ni en mis más remotos sueños imaginé… gracias Rafa, gracias capataz.
El sol comenzaba a perder su fuerza, mientras una suave brisa nos refrescaba el sudor y nos hacia el trabajo más cómodo, aunque aquello lo pagara la luz de la cera, porque este paso solo es iluminado por cera, he aquí las diferencias entre una manera de hacer las cosas y otras…
Poco después de esto, la procesión alcanza para mi su magnitud más bella en toda la tarde-noche, cuando atraviesa dos calles estrechas llenas de un encanto especial. A mi sinceramente el callejero iliturgitano se asemeja mucho a algunos rincones de la capital hispalense y ese es un factor con el que hay que contar, dentro de los ingredientes que le dan sabor al procesionismo, ya sea Semana Santa o Tiempo de Glorias. La calle Nueva es la primera de ellas, la cual la hice completa fuera del paso mientras disfrutaba como entre la penumbra era atravesada por el paso carmelita, al compás de una marcha que me pareció “Malagueña, Virgen de la Paloma”, no estoy seguro que se tratara de la popular marcha malacitana, pero si lo era creo que seria histórico, nunca antes la había escuchado fuera de las tierras que bañan el mar Mediterráneo –el director de la banda es malagueño, así que puede ser, puede ser…-. Tras esta larga y encantadora calle el cortejo emerge a la popular Corredera de Capuchinos, mientras en la revirá al compás de “Reina de Triana” contemplaba al fondo la casa de las devociones de dos compañeros bajo el paso y paisanos míos de Bailén, otros ejemplos bailenenses de que los que quieren esto han tenido que empezar por buscarlo fuera. Así al fondo un arco y una iglesia con advocación netamente sevillana, como la Divina Pastora –más capuchino no podría ser el momento- donde duerme el Señor de la Oración y la que el amigo José Ángel y Felipe llaman “La Reina de Capuchinos”, la Virgen de los Dolores, de la que algún día les hablaré, tal como le tengo prometido a estos dos costaleros de María, ya sea dolorosa o gloriosa sobre el Monte Carmelo iliturgitano.
Rompía la cuadrilla tras el solo de aires almonteños de la marcha de la que reina en la calle “Larga” de Triana, por la corredera andujareña y volvía a enfrascarme en la gloria, donde ya no hacia mella el calor, la gloria de María ya hacia que se olvidara que estábamos en pleno julio. Y comenzaba la alegría, porque comenzaba la vuelta, las glorias no suelen pasar mucho más de tres horas en la calle, por eso el caminar era corto de palio pero a la vez acompasado. Se eleva el paso, con categoría, me encanta con la fuerza que subía esta cuadrilla al cielo a la Madre de Dios y Rafa nos anunciaba que disfrutáramos una nueva marcha, una nueva chicotá, seguro que ella el día del juicio nos tendrá marcados por su marca, pero sobre la séptima vertebra, en esa igualá de salvación… con “Passio Granatensis” de Ángel López Carreño llegó la Reina de la Lagunilla a la que ellos consideran su calle, como si tratara de nuestra calle Rosario, de los “prendios” que van debajo. Si la calle Nueva era estrecha, bella y llena de encanto, el sabor en San Lázaro hizo que subiera los decibelios de magia y belleza bajo el oscuro manto de la noche veraniega que iluminaba y refrescaba la Virgen del Carmen, al compás de sus costaleros, portadores de María…
Quizás algo que no me ha gustado de la experiencia, es que me tire días después continuamente tarareando “La Macarena” de Paco Lola, cosas del repertorio, no se si de los gustos pero “el silbador de marchas” tomó en este ultimo tramo más protagonismo, lo tengo que admitir, marchas muy del gusto popular, pero para mi muy “pastelonas” aunque quizás calzaban perfectamente con la alegría de este tipo de procesiones, contando que también influye la facilidad de ejecución de estas marchas para una banda aun verde en su desarrollo interpretativo. Un nuevo relevo para llegar a uno de los puntos álgidos de la hermandad, cuando llegan a una casa de la calle donde es recibida por el que será el pregonero del próximo año y donde es proclamando ante las andas de la Virgen. Tras esto, realicé por primera vez una levantá a pulso, es algo durillo para las “bisagras”, no quiero imaginarme como seria con un barco o una “paliazo” de los “gordos”. Fue al compás del clásico solo de flautín de la marcha “Rocío” del maestro Vidrié, tomado de la inspiración genial de aquella obra de Joaquín Turina llamada “La Precesión del Rocío”. Rompió el paso con la marcha, cuando la banda la enlazó esta vez desde el principio, siendo sin duda la mejor interpretación de la noche, se disfrutó el principio del fin. Mi trabajo se encontraba cerca de concluir, ya que yo al hacer la salida, ya no aria la entrada.
La cuadrilla se contagió del final y le metió la gracia, el ultimo cartucho para disfrutar de los últimos compases de este gran día, aunque no me gustó algunas cositas como el doble bote en algunas levantás, como dije al principio, a Rafael no le gusta el exceso de “cachondeo”, porque arriba va la imagen representativa de la Madre del Cielo, algo que se encargó de llamar al orden entre el respiradero, siempre velando de que su humilde cofradía no pase ningún disgusto y siga confiando en la grandeza de la gente de abajo, pero bueno yo hablo de la perspectiva de mi escuela, que tal como dice Mondéjar, cada uno es de su capataz y a mi en Linares, en Andújar o en Sevilla no me han enseñado esas cosas, por ello, aquí en mi casa, con el mayor de los respetos lo expongo.








Siguió María su caminar, al compás de los ecos nuevamente de Triana y la marcha de la Coronación de la Señora de la calle Pureza y esos compases de la salve marinera tan afín al culto de la Virgen del Carmen. En lo umbrales de la parroquia de Santiago Apóstol, se acabó mi trabajo, la otra cuadrilla llevó hasta su puerta a la Virgen del Carmen y la volvió a introducir en su casa tras unas tres horas y media de gozo y gloria entre costales y bajo la protección de la Señora del Monte Carmelo. “Salve Baratillera” o “Aires de Triana” fueron de las últimas marchas que interpretó la banda de la Paz de Marmolejo, en su admirable participación en este ya para mi grandioso día. Todo acabó con el gran sabor del trabajo bien hecho, comiéndonos un bocadillo en el que quizás sea el día más grande de esta humilde collación de Andújar. Conversando una vez más con Rafael y con Jesús Joyanes, que me sorprendió con que trabaja en Bailén de toda la vida, un tío genial como al que llama su maestro. Al día siguiente había que trabajar, pero el buen momento hizo que se nos pasara la hora.
Volvimos para la tierra, empapados de sudor y de gloria, mucha gloria. El costal bajo el brazo mientras dos rosas blancas ya esperaban posarse bajo la fotografía de alguien que tengo allí arriba en el cielo, el cual ya goza de la gloria de la Virgen del Carmen, en el pensé cuando vi que la gente se llevaba las flores del exorno del paso para culminar un experiencia más para el libro de la vida… una llena de magia carmelita.
Por cierto las fotografías pertenecen a varios blogs gestionados por personas que también van debajo del paso, de los cuales Rafael se acordó. Curioso como esta nueva perspectiva cofradiera, la virtual, llega a los llamadores de los pasos, una vez más muchas gracias Rafael por subir a la Virgen al cielo y nombrarle entre otros esta humilde casa… SIMPLEMENTE CAPILLITA.







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