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jueves, 11 de octubre de 2012

EL "MISTERIO" DE LA QUINTA ANGUSTIA...


Aunque es hoy en día cuando quizás se pueda considerar la época más radiante en la historia de la Semana Mayor de Sevilla, también es ineludible señalar, que la gran herencia del pasado  ha tenido muchísimo peso. Hoy en la Semana Santa del “izquierdo por delante”, bandas de paso de cristo, pasos doradísimos del más híper-barroco y de los misterios más rebuscados, realistas y retorcidos –basta con ver la incompatibilidad de estilos de la escena que en plena actualidad nos ha regalado las Cigarreras, su antiguo Cristo de Amaro Vázquez sobre su actual paso e imágenes secundarias-, sigue triunfado una de la excelencias de la eterna Semana Santa sevillana. Una de esas genialidades que en los últimos siglos viene asombrando a todo aquel que pasa por la iglesia de la Magdalena o se echa a las calles del virtuoso Jueves Santo para perderse en la categoría de una de las hermandades de más rancio abolengo, aunque curiosamente lleven túnica de capa. Una cofradía que la abre una cruz parroquial tapada por un transparente velo morado recordando los viejos tiempos de cuaresmas de las épocas pasadas.
Nadie, y si lo hubiera seria un auténtico chiflado, se le ocurriría cambiar nada del misterio del Descendimiento de Nuestro Señor Jesucristo de Sevilla, el misterio y hermandad que toma titulo de la advocación, de su quizás desconocida dolorosa titular, una imagen que también tiene su más que singular historia, la Virgen de la Quinta Angustia. Dice un buen amigo que a veces me hago repetitivo, que me dejo caer siempre en la historia e idiosincrasia de un cierto coctel de hermandades y que de otras apenas las nombro, casi de relleno en otras entradas. Por esta razón y por qué en sí la hermandad lo merece, hoy le dedicaré unas palabras y un trocito de mi visión sobre esta hermandad, que aun por desgracia y por suerte no he podido ver en la calle, cosas de que en la hermandad al cual pertenezco procesiona el mismo día, aunque algún día tendré que renunciar y hacerle una visita al mágico Jueves Santo sevillano… en la actitud de algunos está que sea más tarde que temprano…
Al ser una hermandad de centro, por su residencia y estilo, cuenta con unos de los recorridos cortos de Sevilla, esa lógica que a veces allí y mucho más fuera de allí a veces no se quiere comprender. Aunque se pasea por zonas con un encanto especial, la salida u entrada, Postigo, Molviedro, es la magnitud y la excelencia de todos los parámetros imagineros y religiosos que atesora su misterio lo que acapara todo en su silente caminar, que aunque creo que en el pasado llevó bandas de música, su cofradía hoy día apuesta por la esencia sepulcral del silencio y le rigor del estricto luto para mostrar a Sevilla y por ende al mundo, que en este misterio no cabe más que la sobriedad.
La historia artística de este misterio es bastante singular, siendo ella una hermandad de las más antiguas de la ciudad, resultado actual de una fusión con una antigua hermandad del Dulce Nombre de Jesús, de la cual heredó un Niño Jesús para después crear segundo paso alegórico, hoy perdido y un magnifico Resucitado de curva praxiteliana y acentuado manierismo de otro de los eternos; Jerónimo Hernández, autor a su vez del prodigioso Niño Jesús que hoy día sale a la calle en la procesión del Corpus que organiza esta parroquia. Visualizando a la impresionante imagen del Señor, culmen del estudio anatómico, de las leyes físicas y a su vez de una desmesurada unción sagrada (Trento en estado puro) no cabe otra que pensar en un grande, y sus grafismos e impronta señala a un eterno, a Pedro Roldán. No hay documento que verifique esta opinión de expertos, tan solo un contrato de 1659 en el que el patriarca de unas de las escuelas de imagineros más grandes de la historia, se comprometió a la hechura de unos ángeles y cartelas para un paso para esta hermandad… era la época donde surgieron los primeros retablos llevados a las andas procesionales. Los eruditos piensan que en esa época pudo realizar el Señor, he incluso al no menos impresionante San Juan evangelista, las tres marías: Magdalena, Cleofás y Salomé,  y los santos varones, imágenes que incluso se asemejan en grandes porcentajes a otras obras documentadas del maestro -cabeza del San Pablo de la Parroquia de Villamartín (Cádiz)-, que incluso nadie a insinuado la mano de uno de sus tantos descendientes artísticos, que igualmente varios trabajarían a grandes cotas artísticas, pasando a los anales de la historia del arte, siendo quizás la que más se le acercó, su hija luisa Ignacia Roldán, “la Roldana”. La dolorosa es reciente, de mediados del siglo pasado que sustituyó a la anterior, que ante su completa desaparición, que llegaría hasta la memoria de los sevillanos, poco se podría aportar, solo viejas fotografías donde apenas se podría analizar, o si…







Pero la investigación confunde mucho esta teoría, la cual indica que anterior a los tiempos de Roldán, la hermandad seguramente ya contaba con un paso de misterio. El cual probablemente seria renovado a excepción del Cristo y la dolorosa en 1633 como consta en contrato con el imaginero Pedro Nieto Montañés, el cual se comprometía a realizar las imágenes de los dos ladrones -los actuales de Montserrat apunta alguno por ahí-, Nicodemo y José de Arimatea, un San Juan Evangelista, las tres marías y cuatro ángeles, todos ellos de “talla, ropaje y pasta de buena obra”. Muchos siguen siendo fieles al documento y señalan a Pedro Nieto como el autor del misterio a excepción del Señor y la Virgen (no de la actual, si no la supuesta antigua dolorosa), lo que hace suponer que la hermandad continuaría con sus imágenes principales primitivas o dejémoslo, en las anteriores. Pero la historiografía nos desvela que Pedro Nieto no fue un imaginero sobresaliente y que casi todo lo hacia en un material menos noble como la pasta-madera, y comparando improntas, se palpa que los ladrones de Montserrat distan en estilo y quizás en categoría con las imágenes de la Quinta Angustia. Además está comprobado que las imágenes actuales del Descendimiento están realizadas en madera, no pasta-madera como consta en el contrato de 1633, pero… haciendo un análisis de la frase del contrato, dice “TALLA…ropaje y buena pasta”, si hubo talla, hubo madera, ¿no podría tratarse de que la esencia de las imágenes fuese de madera, busto, cuerpo, piernas, brazos y los ropajes de pasta madera o como también se le llama, telas encoladas, para que un conjunto de tantas imágenes no les pesara demasiado el conjunto a aquellos ancestrales costaleros o “gallegos”? así obró siglos después Castillo Lastrucci y si no me equivoco en el contrato de Pedro Nieto no se especifica que fuesen de vestir.



Curiosamente también existe documento que atestigua que la hermandad, dos años después sustituyó la imagen de Cristo, imagen totalmente anónima (ya que a Nieto no se le requiere ni Cristo ni dolorosa), por una realizada por un imaginero llamado Agustín Muñoz en 1635, con la particularidad de ser articulado, es decir un crucificado para poder realizar la ancestral ceremonia del descendimiento –aunque entonces Trento las prohibía, aunque hoy en día aun se sigan realizando en algunos puntos de España - para depositarlo… ¿Dónde? Si se supone que el misterio de Nieto seria una escena detenida en el espacio-tiempo del Descendimiento, el Señor no se quedaría colgando de la cruz tras un desclavamiento tan solo, iría a un sepulcro-urna o ¿pudiese ser que al regazo de su Madre a modo de piedad? Al estilo del paso de la Mortaja –hay conjuntos de la piedad advocados de la Quinta Angustia, cuando debería ser la “Sexta Angustia”-, escena igualmente rodeada de las tres marías, de los santos varones, San Juan, la Magdalena y por qué no, ante la presencia de los dos ladrones crucificados, todas  las imágenes que realizaría Nieto. A mí, desde mi poco cualificada opinión y siendo atrevido me da que la hermandad buscaba unas imágenes definitivas, ya que lo existente no terminaba de convencerles además de intentar adaptarse a las nuevas corrientes de pensamiento y por ende artísticas que trajo el barroco para con la imaginería devocional y popular.
Creo que no seria nada de extrañar que la hermandad acudiese al grande de la época, a Pedro Roldan y éste sustituyese la imagen del Señor, que obviamente la actual no tiene la pinta de ser una remodelación de aquel Cristo articulado de Agustín Muñoz y a su vez realizase con su taller un nuevo conjunto o remodelase el misterio de Pedro Nieto, eliminando las telas encoladas, realizándoles sus cuerpos del tipo “maniquí”, es decir sin tallar y policromar (tal como se presentan las actuales imágenes) he incluso remodelando los bustos, manos y pies para equipararlos en consonancia con la nueva imagen del Señor, el cual recuerda desmesuradamente al Cristo Yacente del actual retablo mayor de la iglesia del Sagrario, realizado en principio para la capilla de los Vizcaínos (1666). Adaptarlos al estilo del imaginero y quizás, porque todo esto son hipótesis de este simple capillita a una nueva representación plástica de la hermandad, la del Descendimiento en lugar de una piedad tipo Mortaja. Hipótesis que solo podrían refutar documentos legales o cualquier especie de prensa o noticia fiable de la época. Ya en la época decimonónica (1854) seria intervenido el misterio por el imaginero Gabriel de Astorga, el cual pudo cambiar la morfología de la dolorosa, la cual es la gran desconocida de esta historia, la que no aparece en ningún de los documentos existentes y de la que ni siquiera se le pudo hacer un estudio más exhaustivo por profesionales, lo cual abre muchos caminos para encontrar su origen… si es la primitiva imagen, si la pudo realizar Roldán (el contrato de Nieto no la nombra), o solo sabe Dios… por el momento.







Ella fue la dolorosa que conoció la Sevilla de las primeras fotografías, es la que aparece en el paso que todos conocemos hasta que en los tiempos convulsos de la II Republica y la Guerra Civil hicieron desaparecer a esta imagen del mapa y de la memoria. Quizás por las escasas fotografías que se conocen de Ella y los poco claras de las que existen, pocos por no decir nadie se atrevieran a investigar esta imagen, contando con las a veces historias “oscuras” que rodean a toda hermandad. La imagen no la destruyeron los exaltado republicanos, pero si fue escondida junto a todo el misterio en la cripta de la iglesia de la Magdalena precisamente para evitar su destrucción, todas menos el Cristo que durmió escondido de las iras iconoclastas en un domicilio de Bailén…




Esperanza de Tarifa.
No se me sorprenda nadie, que me refiero a la calle Bailén de Sevilla, calle adyacente de la parroquia de la Magdalena. Cuando se recuperaron las imágenes se encontraron la desagradable sorpresa de que las imágenes ocultas en la cripta estaban muy deterioradas por la humedad, que hizo que saltaran los ensambles. Rápidamente entró en escena para la historia de Sevilla un artista contemporáneo que a partir de ese momento hizo de todo en la antigua corporación del Jueves Santo, me refiero a Vicente Rodríguez-Caso. Un artista que según algunos no fue ningún portento, tampoco conozco mucho más de su vida artística, una dolorosa muy similar en Tarifa (Cádiz) advocada de la Esperanza –fíjense en la fotografía, como porta otra corona sacada en serie de la de la Macarena, como ya reflejé en una entrada anterior- . Restauró aquellas imágenes y al parecer él fue el culpable de “enterrar” a la Quinta Angustia y de resucitarla de nuevo. Tuvo la genialidad de crear un tipo de dolorosa innovadora, considerada de las mejores dolorosas del siglo XX que para más complejidad encajaría perfectamente en tan admirado e irrepetible misterio del Descendimiento, una dolorosa que para más particularidad no presenta lagrimas de cristal por sus mejillas, algo que no le resta para transmitir el profundo dolor que refleja el rostro de la dolorosa. Unos dicen que Rodríguez-Caso dijo que la anterior imagen de la dolorosa era inrestaurable y otros que el artista aconsejó a la hermandad hacer una nueva porque para él aquella dolorosa no tenia merito artístico para figurar en tan imponente conjunto, esta ultima afirmación reflejada en un estudio publicado por la hermandad en el boletín de cuaresma de 2012, algo que también señala el profesor Roda Peña en este curioso video.


La hermandad aprobó unánimemente aquella propuesta en 1935, mientras que la dolorosa ya estaba realizada en 1934. Los hermanos pudieron comparar la antigua imagen y la nueva y se decantaron por la que conocemos actualmente. Es aquí donde surge una historia extraña, oculta, muy común por otra parte en el mundo de las cofradías… nunca fue ni es fácil cambiar una imagen titular. He leído que se aprobó que se seguiría manteniendo al culto, pero lo cierto es que aquella imagen desapareció de la actualidad, solo unos pocos sabrían su paradero… hasta que en 2008 volvió a resucitar del olvido en Linares, pero eso será para otra entrada.
Esta es resumidamente la historia de unos de los misterios más admirados de Sevilla, de la Semana Santa mundial y del arte, un autentico retablo en tres dimensiones andante, que para rizar un poquito más el rizo de la elegancia, la sujeción del Cristo a la cruz, lleva un sistema especial para que el Señor no vaya firme a la cruz, si no que una especie de bisagra hace que la imagen se vaya zarandeando con el movimiento que le imprime sus costaleros, lo que hace que la escena gane en realismo y naturalidad, que transporta al espectador a la trágica escena del Descendimiento del Hijo de Dios muerto por la humanidad.










Para terminar, y perdónenme por la extensión –si es que han llegado hasta aquí-, no puedo olvidarme de su no menos genuinas andas procesionales. Un paso que aunque sigue los dictámenes de paso sevillano, se aparta de todos los barroquismos y híper-barroquismos, haciendo gala de un estilo diferente en Sevilla y mas allá, encuadrado en “neo-renacimiento”, en la corriente historicista, conjugando la madera barnizada y la piezas doradas en bronce que le dan un sabor peculiar y único. Sobre diseño de Cayetano Sánchez Pineda en 1900 es realizado, los moldes de las esculturas por el escultor Emilio Bartolomé y el tallado de las piezas en caoba por  José García Roldán, contratándose la fundición de las piezas de bronce a los talleres de Barcelona de Masriera y Campins, estrenándose en la Semana Santa del año 1.904. Destacan los curiosos faroles, en el mismo metal inspirados en los de la nao capitana del Almirante Strozzi y que allá en 1582 se convirtió en preciado botín para D. Álvaro de Bazán tras su victoria en la batalla de las Azores – actualmente se pueden contemplar en el Museo Naval de Madrid-. Recientemente tras la última restauración se ha descubierto que las piezas de bronce no son de este material sino de una aleación de éste con otro, consiguiendo el efecto del color con un sobredorado al fuego de la aleación de bronce, color que nuevamente se volvió a recrear en la restauración del taller de Manuel de los Ríos y los hermanos Caballero en la madera. La fecha del estreno de este paso, por otra parte le quitaría un poquito de primicia al del Calvario (1909) de ser el primer paso de la historia en contar con madera barnizada en su color.
Larga historia la de este misterio, asombro de muchos que lo tomarían como prototipo, incluso en el movimiento del Señor –como intentó Tirao Carpio con el Descendimiento de Bailén-que le cabe el honor de haber participado en todas las ediciones del llamado Santo Entierro Grande de Sevilla y el cual, seguramente no faltará al novedoso  vía crucis que el Arzobispo de Sevilla a  anunciado recientemente para el próximo mes de febrero, primer domingo de cuaresma en conmemoración del año de la Fe.

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