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miércoles, 31 de octubre de 2012

ROSARIO DE SAN JULIAN Y REINA EN SAN MARCOS


Desde julio tenia pensado que este mes de octubre me pararía a comentar y a mostrar en esta mi casa una de las grandes Glorias de Sevilla en una advocación tan extendida en la ciudad como es el Rosario. Y he intentado no despedir el mes de la Virgen del Rosario sin pararme en una de las hermandades que le rinden culto en la ciudad. Y digo desde julio, porque estando en la igualá de la Virgen del Carmen de Andújar, se presento allí un viejo conocido en el mundo de los fatigas capillitas de la provincia de Jaén, que conozco desde nuestro pasado “bandero”, yo en el Rosario de Linares, el en la Alegría de La Carolina –su pueblo- y la Presentación al Pueblo de Dos Hermanas tras la desaparición de aquella. Como yo, dejó ese mundo y ahora lo vive de lleno bajo las trabajaderas, aunque va más allá que este servidor, si hacia la locura de ir a ensayar y tocar a Sevilla, ahora es costalero en su tierra, en Córdoba y también en Sevilla, pero en glorias. Él no fue a igualar al Carmen, fue a acompañar a un paisano que tenia intención de entrar y me contó que este año sacaría la “gloria de la Hiniesta”…
Yo que soy un humilde “colegial estudiantil” de las Glorias de Sevilla, con la inestimable ayuda de la gran guía, “Los Anales de Martínez Alcalde”, en aquel momento me costó situar esa gloria que me indicaba este conocido mio. Al decir “Gloria en San Julián” y por octubre le pregunté por ¿el Rosario de San Julián? A lo que me contestó sorprendido afirmativamente… y “que nadie la conoce cuando la llamo así”. En esto se puede resumir lo que son las cofradías letíficas sevillanas frente a las penitenciales, total desconocimiento por los capillitas “asevillanizados” y lo que es peor por muchos sevillanos de pura cepa. Con ello, la Virgen salió un año más esplendorosa el pasado sábado, no cerrando los “rosarios” pero si el mes, donde si no me equivoco la acompañó por ultima vez como presidente del Consejo de Cofradías de Sevilla;  Adolfo Arenas, que en las ultimas horas a presentado su dimisión –según puedo percibir, entre otros asuntos por la poca “solidaridad” de las penitenciales para con las glorias, como ha venido buscando este presidente durante su mandato-, y tuvo que hacerlo precisamente con una hermandad de su iglesia del alma, San Julián, sede de su hermandad de la Hiniesta, para la cual su abuelo, Castillo Lastrucci –que duerme el sueño eterno bajo su suelo-realizó a lo más preciado de sus hermanos, sus titulares. Y es que la Hiniesta es la abanderada de la antigua iglesia de San Julián, aunque allí está también su Hiniesta gloriosa y el Rosario de San Julián.

Al igual que ocurrió en San Julián años antes, otras iglesias de la zona fueron pasto de las llamas “del treinta y seis”, supongo que hasta allí llegaría la zona que en Sevilla se llamó el “Moscú sevillano”, siendo la iglesia de San Marcos una de las iglesias que perdió todo o casi todo en aquellos tristes días. Y es que hasta entonces, esta hermandad era el Rosario de San Marcos, fuertemente unida a su parroquia y feligresía hasta que lo perdió todo en los albores de la Guerra Civil. Cuando la hermandad comenzó a renacer de sus cenizas tuvo que dejar su barrio, del que su Virgen era y sigue siendo patrona y refugiarse en San Julián, de donde no saldría más y asentándose definitivamente en su nueva casa, que aria que le cambiara su apellido “de San Marcos” por el “de San Julián”.
Al compás de la reconocidísima banda de la Oliva de Salteras procesionó –desconozco si finalmente mi conocido la llevó como costalero-  su singular y suntuoso paso, donde reina una imagen especial, diferente a lo acostumbrado con imágenes letificas, siendo esta virgen del Rosario un magnifico ejemplo del movimiento neobarroco, aunque curiosamente sus grafismos puedan apuntar a modelos clásicos, posiblemente el escorzo del rostro de la Virgen esté basado en algún busto o modelo clásico, como la Venus de Médicis, aunque con la natural diferencia que supone el toque barroco andaluz. La inserción del plano nasal con respecto a la frente obedece a un clasicismo clarísimo, e incluso el recogido del pelo y la forma del peinado son totalmente helénicos. También se ha dicho que el artista se inspiró en las facciones de una sobrina suya llamada precisamente Rosario (Rodríguez Bermúdez). Su autor fue el imaginero José Antonio Rodríguez Fernández-Andes el cual la realizó en 1937 y el cual la donó a la hermandad, habiendo cobrado al parecer tan solo los materiales. El autor de los titulares del Baratillo –dolorosas-o los Gitanos dejaría esta gran aportación al mundo de las glorias sevillanas la cual se pasea en uno de los mejores pasos de este campo devocional de la ciudad, llevado a cabo gracias a la labor del tallista que fuese su hermano mayor Antonio Díaz Fernández que partiendo de la antigua peana y respiraderos de autor desconocido realizó en los ochenta del pasado siglo los candelabros y la singular crestería que le da ese sabor y seña de identidad propios.

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Como curiosidad apuntar que esta es una de las hermandades que llevan décadas ligada inconfundiblemente a la banda de Nuestra Señora del Sol, la cual pasean sus plumas por Sevilla –abriendo el cortejo-  en este mes de octubre que se nos va, a puertas del día de Todos lo Santos, y no al “jalowin” –escribiendo estas líneas han tocado a mi casa dos pequeñas brujas pidiéndome “truco o trato”, yo que no soy mago, ni sé sobre que querían tratar por su edad, las he invitado a que vuelvan para el “aguinaldo” que algunos mantecados, espero,  tendré para darles- que dará paso a los fríos y tristes días de noviembre, donde las glorias se tornan serias y casi fúnebres y plantarnos en la Navidad, para que así cedan su paso a la ansiada cuenta atrás…
Nota: Las fotografías pertenecen a la salida del pasado año.

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