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sábado, 6 de octubre de 2012

SAN JUAN DE LA PALMA SE HACE SANTUARIO DEL CERRO...


Quizás sean los últimos ecos de Sierra Morena del año, los últimos sones del “Morenita y pequeñita” que se alzan en alabanzas de una de la grandes devociones universales del catolicismo de España. En este mes de octubre, uno más donde se conmemora el Rosario bendito de María, la devoción a la Santísima Virgen de la Cabeza (no se por qué nunca se le añade el coronada…), patrona de Andújar y de la Diócesis de Jaén, florece por una ciudad donde la religiosidad quizás va por delante a cualquier otra ciudad del país, por no decir del mundo. Y mira si es universal la Morenita de Sierra Morena que hasta en Sevilla tiene su rinconcito y la hace también sevillana.
La hermandad filial sevillana, fiel a la idiosincrasia donde se asienta hace de esta cofradía una de las más esplendorosas de todas aquellas que tiene un santuario-basílica perdido en Sierra Morena como su tierra prometida, como su puerta hasta el cielo de la mano de la Virgencita morena. Hermandad fundada en tiempos revueltos o en el principio de ellos, en 1931 contando con el beneplácito de la hermandad de las Siete Palabras, por la identidad de sus titulares, aunque esta nunca tuviese  la condición de filial. Ya les conté en otra ocasión los lazos que tiene la hermandad romántica del Miércoles Santo con la Virgen de la Cabeza, Reina de los amigos iliturgitanos y muchos más… muchísimos.
Hermandad como prácticamente todas las glorias, humilde pero embutida en esa gracia sevillana que hace que hasta lo más humilde sea envidiable fuera de sus murallas imaginarias. Fundada en el convento del franciscano San Buenaventura los avatares del tiempo la llevaran hasta una de las iglesias con mayúsculas de Sevilla, en una donde la gran mayoría sabe que vive una señora compungida de Amargura que encumbra la excelencia del gusto en cada rincón de su ser, la Madre del silencio y en donde más aprecio se le tiene a Herodes Antipas. San Juan de la Palma pasa de abrir su portón lateral, para que por el emerja cada Domingo de Ramos la elegancia blanca, el Silencio del Despreciado y la inconmensurable presencia de la Virgen de la Amargura para abrir su ojiva y emerger de ella la gloria, pero una gloria muy especial.
Octubre cambia de tal manera la escena que el Silencio Blanco de Triana es la famosa “Morenita y pequeñita” del maestro Gayo Moya y los ecos de la algarabía abrileña por octubre quitan a las “Amarguras” de los Font de anta… aunque no del todo. En alguno de los tantos blogs cofradieros iliturgitanos, muchos cofrades alababan la opinión que un día dio uno de ellos, de que su reina fuese portada a la esencia cofradiera por antonomasia de las cofradías de la ciudad: el costal. Pero no refiriéndose a la imagen del santuario – eso si que es complicado-, si no a la que veneran en la ciudad, en su capilla propia que también se pasea por Andújar por portadores al modo malagueño, incluso recordando que Ella en el pasado ya salía en un paso portado por dentro… solo seria cuestión de adaptar trabajaderas y Andújar gracias a Dios puede presumir de cada día va ganando categoría en la noble y bella labor de pasear a Dios y María.


Seguramente muchos de ellos viendo imágenes de su filial sevillana –como también puede ser la ciudadrealeña o la cordobesa- sentirán envida sana. Pero es que Sevilla impregna hasta a lo foráneo de su ser, allí cualquier hermandad que quiera sacar a sus titulares va a tener costaleros de sobra y va obrar como en Sevilla se entienden las cofradías, quizás a veces superando hasta a sus cofradías matrices, extendiéndolo a otras como la Virgen de Guadalupe (Extremadura y Úbeda) o la Virgen de la Sierra (Cabra). Así la banda de la Cruz Roja, sevillania pura se hace andujeña y alza al cielo de San Juan de la Palma los ecos de Cerro del Cabezo para dar paso a la esencia hispalense. Curiosamente durante la Guerra Civil, ostentó la hermandad sevillana el honor de ser la hermandad matriz hasta que acabó la contienda y la nueva imagen de Navas Parejo se alzó sobre el nuevo templo para continuar expandiendo su devoción desde el Cerro. Por esta razón la imagen que procesionará esta tarde es anterior a la actual Virgen de la Cabeza de Sierra Morena, seguramente realizada en los años de la fundación de su hermandad sevillana en 1931, tallada por Fernando Cruz, siendo remodelada posteriormente por Manuel Cerquera -su estancia en San Buenaventura quizás traería el contacto con este imaginero-, más intervenciones de Francisco Buiza y más recientemente por  Rocío Sáez Millán, intervención ésta realizada bajo los parámetros más actuales y avanzados estudios de restauración científicos y respetuosos con la obra. Esta circunstancia es la que hace que la imagen no se asemeje tanto en su rostro a la imagen del Cerro, haciéndonos suponer que la sevillana se asemejará más a la que encontró el Pastor de Colomera aquella noche del 11 al 12 de agosto de 1227, desaparecida en la contienda civil, envuelta en la leyenda, mas si tenemos en cuenta que Navas Parejo se tomo ciertas licencias personales a la hora de gubiar la imagen del Cerro, una nueva muestra de las adaptaciones imagineras de cada época en imágenes pertenecientes en su estilo y características a los primeros ejemplos de imaginería de todos los tiempos. Este año precisamente la Virgen le hará un guiño al pasado y saldrá vestida por Mariano Martin Santoja con un manto y saya que posee la hermandad muy similares a unos que tenía la imagen del Santuario antes del asedio de la Guerra Civil.




Antiguo paso.
Y en el interior del templo la Morenita comenzará su caminar despidiéndose de la Amargura a los sones de la que es considera extra-oficialmente “himno de la Semana Santa de Sevilla”. Los costaleros volverá a levantar los repelucos de cada Domingo de Ramos cuando el sueño de Juan Manuel se mueva al compás de la genialidad de los hermanos Font de Anta, soportando el pequeño paso, adaptado a las proporciones de la imagen que su hermandad le ha venido realizando en los últimos años. Contó antaño con un más que digno paso que fue enajenado ante un bache que paso a hermandad. Cuando la misma volvió a repartir la gracia morena giennense por Sevilla, estuvo utilizando los escuetos y simples candelabros de un mítico paso, el llamado “acorazado Potemkin” que perteneció a su vecina penitencial y al Señor del Silencio Blanco. Hoy en día procesiona sobre un paso nuevo, que le hace un guiño en su diseño al que ya tuvo primitivamente siguiendo la estética de paso de gloria sevillano, con respiraderos, candelabros de guardabrisas y las peanas que alzan a las imágenes, estando esta bajo la especial e inconfundible ráfaga de la Virgen de la Cabeza del Cerro. La firma Villareal y Pasión Cofrade llevan todo sus elementos. Este año, hace apenas más de un mes, en el santuario, en la noche que se conmemora la aparición al pasar por delante nuestra el Simpecado de esta hermandad en la procesión por la calzada del Cerro, los buenos amigos Pedro Guerrero y Antonio Pradas, me decían: “así Juan Pedro, así…” sobran más comentarios…

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