Buscar este blog

domingo, 10 de marzo de 2013

LAS TÚNICAS QUE NECESITA BAILÉN...


Esta figura de un nazareno es el regalo homenaje que recibió mi padre a cargo de su hermandad de la Santa Vera Cruz como muchos ya sabrán. Una bella recreación de una de las figuras esenciales para entender la Semana Santa española, el nazareno o como muchos se equivocan en llamar, el penitente. El penitente es el que porta una cruz a cuestas como promesa y el nazareno es el que porta el cirio, el hermano de luz, o cualquier insignia como norma general. Y me llamó poderosamente aquel día la figurita, que a mi modo de ver acertadamente la cofradía buscó para darle un valor más emotivo o especial al recuerdo del homenaje, que fuera más allá de la típica placa o un cuadro, que mejor que el nazareno de la hermandad vestido con los colores de la misma… pero no con las formas exactas.
No sé dónde se adquirió esta figura, pero seguramente tiene que tener su génesis allá en la ciudad donde el merchandising cofradiero sobrepasa todas las fronteras de lo imaginable… siempre: Sevilla. Basta contemplar la estética de su vestimenta para comprobar que es la archirepetida túnica “Juanmanuelina” de capa, con ese antifaz de mayores proporciones y el cíngulo que vino a sustituir el ceñidor o cinturón de esparto de las hasta entonces únicas túnicas de cola. Fue la revolución de Juan Manuel Rodríguez Ojeda llevada a las túnicas, llegaron los colores vivos y llegó la capa. Aunque creo que por lo menos en Andalucía, si Sevilla fue el primer centro creador de procesionismo, la túnica nazarena surgió allí mismo y se extendió a todo el territorio andaluz.

En Bailén, eso nos cuentan los más viejos, las túnicas hasta los duros años de la Guerra Civil no tenían capa y tan solo eran como las antiguas sevillanas, de cola, negras o moradas en el caso de la actual hermandad del Nazareno –la túnica de la Mulica ya se creó con las ideas “Juanmanuelinas” extendidas por el país-, que estaría bien investigar desde cuando crearía esta peculiar y típica túnica en Bailén, ya que esta hermandad proviene de unas escuadras pertenecientes a la misma cofradía de la Santa Vera Cruz. Lo cierto es que no cuento con el dato de cómo deberían ser la túnicas bailenses en la lejana noche de los tiempos, pero si podemos basarnos hasta donde alcanza nuestra memoria a la espera de que algún día surja el interés por la investigación cofradiera en este pueblo.
Por ello, la túnica de la Santa Vera Cruz tuvo que ser muy similar a la actual obviando la ya típica capa blanca y con cola, que desapareció con el resto de hermandades. Túnica negra, con cinturón de esparto en su color, caperuz negro y quizás con la cruz blanca en el antifaz. Así las de San Juan y Los Dolores, que se diferenciaban por otros ceñidores de esparto tintados para diferenciar las hermandades, negro en los Dolores y verde en San Juan, y seguramente rojo en la desaparecida corporación de Santa Maria Magdalena.
Me piden y casi ruegan constantemente algunos seguidores bailenenses que vuelva a escribir sobre aspectos a mejorar según mi visión de cuál es el camino para mejorar en la Semana Santa bailenense. Y hoy me detendré en este aspecto que por ende debería de servir para el resto de cofradías aunque en otras algunos aspectos ya estén conseguidos. En pos de mejorar en vistosidad de la túnica nazarena de la Santa Vera Cruz, está trabajando su junta en la recuperación del ceñidor de esparto, ciertamente un emblema de su túnica hasta donde alcanza la memoria de varias generaciones. Cierto, y es loable esa labor historicista, pero lo cierto y valga esta opinión como siempre, como apoyo constructivo creo que hay que comenzar a diferenciar lo que se hace, luego cada cual hará o se inventará lo que le salga del alma. Yo apuesto pues por seguir los cánones de la creación, es decir Sevilla, se quiera o no se quiera la que nos enseñó a los andaluces lo que era una túnica de penitencia. La túnica negra, la de ruan por ejemplo, con sus grandes ceñidores de esparto y si se quiere capa sevillana-la que eligieron nuestro mayores hace ya tantas décadas- , optar por el cíngulo que es lo que exige sus cánones, que la misma hermandad ya tiene, los que utilizan las cuadrillas de anderos y anderas, mezclando el color blanco y negro y el, cosas de la vida, más en desuso ceñidor de esparto. Estos cíngulos llegaron casi seguramente con la capa a las hermandades del Nazareno, Dolores y San Juan, optando la Mulica por el fajín –según dicen, invento manchego- y el descontrol de opciones en la Santa Vera Cruz.
Túnica de cola morada.


La cola recogida. 
Ejemplo de seriedad al ir o venir del templo...

Nazarenos del Cachorro.

Con la cola suelta se procesionó antaño en Bailén.


Cirios verdes de la Vera Cruz de Sevilla.

Cera verde en los cultos del Cristo de la Vera Cruz. Sevilla

Cirios verdes en su paso.
Por ello me detuve en la contemplación de la figura y le dije a su presidente, que podría ser un nazareno del Cachorro, al utilizar la misma hermandad trianera casi la misma opción de color en las diferentes prendas de la túnica… y no bata, como aún seguimos leyendo en los programas por parte de algunas hermandades. Y ya que se quiere mejorar la estética de la túnica, que ciertamente las necesitan todas, fíjense en la figura del homenaje y de ahí hasta las túnicas sevillanas, y hagan crecer esos antifaces, capirotes, la calidad de la telas como el terciopelo –un tergal o algodón blanco, algo apagado para la capa lo veo más propio que el brillante raso-, mejoren sus escudos y en el caso de la Santa Vera Cruz, la cruz blanca del antifaz se perfeccione en su concepción, que no sean dos tiras de lazo blanco entrecruzados, sino más bien una cruz más elaborada, que tuviese por ejemplo, por dar una idea la forma de cruz “Flordelisada”, la mítica cruz que aparece magníficamente bordada en el legendario antiguo estandarte de la hermandad, magnifica pieza del bordado decimonónico conventual en la provincia de Jaén. Incluso se podría tomar en consideración el color verde para esta cruz, para ser fieles a la historia o la liturgia, que nos indica que este es color identificativo del Santo Árbol de la Cruz, color que muchísimas hermandades de la Vera Cruz en España utilizan sobre todo para el tintado de la cera. 

El presidente con el gallardete decimonónico.

Cingulos en los anderos.
Túnicas con el ceñidor de esparto en su color.
Y en la cera también nos enseña mucho la figura del homenaje, con el cirio alto, el doble de lo que aquí se viene utilizando, el cual en Sevilla o las ciudades sevillanizadas es utilizado por los niños y el grande por los adultos, aunque aquí por desgracia pocos grandes se repartirían o venderían, pero quizás estas mejoras podrían incentivar algo más a vestir la túnica nazarena –mucha guasa ha tenido que aguantar esta hermandad con eso de las “túnicas de las sabanas”-. Un cirio que se porta según el estilo de túnica, si es de cola se alza apoyando la base sobre la cintura y si se es de capa se debe llevar suspendido pero no alzado. Amén del cuidado en el calzado, eliminar las zapatillas deportivas, y que no se vislumbre los pantalones por los bajos, solo parte de pierna con media o calcetín oscuro y el zapato o alpargata y por supuesto la comprensión de lo que supone esta vestimenta, que en pleno siglo XXI se sigan dibujando en Bailén estampas que en otras localidades se vivieron hace más de un siglo, la de ver los nazarenos con cara descubierta –por cierto hay que salir y volver de casa siempre cubierto por el antifaz-, sin capirote y lo peor de todo, en bares, pubs y discotecas dándole a la túnica el mismo valor que el de un disfraz…
Sirva una vez más como muestra para guiar las ideas que no dudo que ya puedan existir, pero por si acaso ahí va una vez más, aunque cada vez esté más harto de la poca “compresión” a mí “interés” por hablar de estas cuestiones… aunque no dudo que para estas simples mejoras se deberían comenzar por cambiar el pensamiento de un modelo, que cada vez hace más aguas, y puede que antes de Semana Santa les hable del mismo. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario