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lunes, 11 de marzo de 2013

REMEMORANDO EL TIEMPO DE LA FE ...(VIII)


Estábamos en “tierra santa”… así lo define un capataz de Sevilla, “El López” cuando sus hombres pasean las Llagas de Dios ante las puertas donde vive ese Cristo moreno al que dejó de ver muchos años cuando dejó de ser una de sus voces en la Madrugá de Sevilla… el pellizco gitano se agarraba al pecho, puede descansar tranquilo Fernández Andes porque en líneas suaves sacó un “Manué” que encoge el alma con su planta “chulesca”, y mirada baja llena de mansedumbre y poder divino. Desde ese día comprendo “al López”, cuesta mantenerle la mirada, cuesta intentar pensar que es uno más… que tendría ese Señor de los Gitanos sobre su altar errante, que aún hoy siento esa sensación que me dejó, como si no hubiese visto más pasos donde Jesús carga con la cruz… pero no sé, encontré tanto equilibrio que incluso le espeté a David que las sobrias maniguetas le iban perfectas al portento de don Antonio Martín Fernández… “otro apoteosis” como dijo aquel imaginero en una madrugá ya lejana, perfecto equilibro de barroquismo escoltado por el evangelio según Francisco Buiza, el que se quedó una vez más detenido, su piel morena no quiso brillar por Sevilla… “ese moreno Martín, así debería ser el moreno de nuestro Dios…” por fin hablamos con un ejemplo delante. No hubo paseo de fe pero si muchos paseos buscando la fe en las iglesias, la que unos amigos buscaban  entre la multitud del Santuario, extasiados como tantos… que planta Madre mía de la Angustias tenia tu hijo, que en cualquier momento parecía que arrancaría a caminar, siempre presente con su “himno” de origen catalán y como no, sevillano, allí mismo contemplando tanto portento, el tambor destemplado sonaba en la megafonía y en el alma… una saeta gitana es lo que quizás falto…







































CONTINUARÁ...
Fotos: David Parra Luque.

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