La capillita del Rosario, en la plaza de los Carros levantaba el asombro a la multitud que se agolpaba a sus pies, allá casi en el nacimiento de la calle Feria. Asombro por lo pequeñita y como pueden caber ahí dos pasos, si ya con el de la Oración en el Huerto parecía que era imposible que cogiese el palio… así como va a salir de ahí ese tercer paso que sueñan muchos con esa portentosa Salud crucificada que seguro no dejó tampoco a nadie indiferente, a nosotros no. Pero antes estaba la agonía en un nuevo huerto, bajo el olivo de Montesión, otra de las más personales andas sevillanas –algunos comprobaron la similitud, que no en proporciones de un paso muy parecido de Linares- cobijando a ese Dios implorante, sudoroso de las primeras gotas de sangre que derramaría sobre su tupido monte, que lleva ya dos años sin pisar la calle para llamar al pueblo a pensar que aquí fue muy humano, sintió la debilidad de los hombres ante lo que se avecinaba aunque Egudiel, con curiosos ropajes le mostraba la cruz que tenía sobre si y que del cáliz había que seguir bebiendo. Fue valiente y se levantó hasta llegar a la cruz que se cobijaba a su diestra. Rodeando el áureo paso, de perfectas proporciones, donde la magia del bordado hacia acto de aparición como en épocas pasadas para revestir a los tres elegidos que no pudieron velar por Él… los discípulos dormían mientras desde el camarín la Madre del Santo Rosario, quizás comenzaba el rezo del vía crucis que empezaba allá por el templo metropolitano gozando de la presencia de “sus hijos”… Oración en el paso y híper-barroquismo contemporáneo del genio de Bru; crucificado. Posar tu mirada casi debajo de las rodillas del Cristo de la Salud… dudo que eso no levante el pellizco, el alma y la fe… ¿que día caminará por el Jueves Santo…?
Fotos: David Parra Luque.
CONTINUARÁ...
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