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martes, 7 de octubre de 2014

LAS COFRADÍAS DE BAILEN EN LOS COLECCIONABLES (I).

Últimamente he vuelto a rebuscar en el “tesoro” de mi formación, en los papeles viejos, esos que conseguí siendo un niño para conformar la persona que soy hoy, admirada por unos pocos y en el ojo del huracán para otros, y he encontrado y he visto conveniente publicar un documento que a los amantes de lo bailenense les encantará. Creo que fue el amigo Miguel Ángel Perea –amante de lo bailenense y ante todo de la cultura-  quien puso en sobre aviso sobre el documento que he escaneado, y que llamó la atención de unos cuantos. Por ello hoy lo muestro completo, les dejo una de las pequeñas historias de la historia de las cofradías bailenenses, su aparición en los coleccionables cofradieros de la prensa provincial.
Ciertamente hay que darle las gracias a la prensa, ya sea Diario Jaén o el Ideal, porque en los años noventa de la pasada centuria tuvo la idea –aunque copiando a los diarios sevillanos que arrasaban en Andalucía- de formar a los jiennenses de la riqueza cultural de sus Semanas Santas y por consiguiente, de la religiosidad popular en tierras del Santo Reino. Sin duda, gracias a estos coleccionables comencé a conocer la Semana Santa de las grandes ciudades de la provincia de Jaén, los cuales hoy comienzan a servirme como auténticas joyas para recordar en muchos casos, circunstancias que han cambiado mucho, como por ejemplo, del coleccionable protagonista de esta entrada me serví para ilustrar la entrada de la Soledad de Jaén.

Jaén, Úbeda, Baeza, Martos, Andújar  y Linares eran las grandes protagonistas en aquellas promociones que con los años creo que han desparecido en todas sus consecuencias, ya creo que no se edita nada. Esta edición, creo que saldría entorno al año 1995 o 1996, quizás después, la verdad no puedo fecharla ahora, fue un poco más lejos e incluyó una mayor cantidad de ciudades y pueblos de toda la geografía jiennense, incluyendo una ciudad que por número de hermandades no se promocionaba mucho y lo merecía, la de Torredonjimeno.
También apareció la de mi pueblo, en un fascículo de cuatro páginas donde además venían las Semanas Santas de Mengíbar, La Carolina o Jabalquinto. Algunos de estos fascículos que se juntarían para conformar un libro que posteriormente había que encuadernar por cuenta propia estaban fotográficamente y en calidad de texto bastante bien elaborados, incluso en el montaje del trabajo. En Bailén, se refleja la triste realidad que hemos arrastrado durante años, la falta de interés por presentar algo digno y fehaciente, porque el texto, escueto, seguía basándose en un recorrido por las procesiones según el orden del Programa de Semana Santa de aquel tiempo y algunos datos en los que apenas se han acertado.
“Bailen recupera su esplendor cofrade”, en cierto modo el título era afín al momento, Bailén vivía un crecimiento desmesurado a lo que había vivido décadas antes, aunque lo más correcto no hubiese sido colocar el “recupera” si no que vive su época dorada, porque fue cuando a las cofradías bailenenses llegaron “muuuuuchas” cosas que en siglos había aparecido por este pueblo, es decir no se estaba recuperando ningún esplendor pasado, se estaba forjando. Una fotografía de la Virgen de los Dolores en su paso de palio nos puede dar una muestra de una certeza de lo que he venido hablando de Ella en los últimos tiempos en el blog, la diferencia en la forma de presentar vestida a la imagen y el efecto que aquel estilo producía en las manos de la dolorosa, felizmente recuperadas recientemente al ser vestida más a los modos juanmanuelinos, aunque aquel estilo en cierto modo también bebía de los postulados del eterno macareno y sevillano, él a fin de cuentas inventó los tocados…
En el tema fotográfico también aparece una fotografía del Santísimo Cristo de la Expiración saliendo de la iglesia de la Encarnación, como en muchas ocasiones obró su hermandad, que bajaba el paso u trono desde su ermita, introducía el mismo en nuestra omnipotente iglesia con planta de catedral e iniciaba desde allí el cortejo con el resto de cofradías de la “general”. El paso de la Piedad, en un momento en el que comenzó a destacar sin duda en la Semana Santa bailenense, cuando le ponían el “derroche” como dirían en Triana, de flor blanca he incluso flor rizada. Igualmente aparece una fotografía aérea del Cristo Yacente, del Santo Entierro cuando comenzó a procesionar sin su más común por entonces urna para hacerlo en un catafalco creado con el monte de flor de las andas, donde se pueden observar la antiestética presencia de dos focos “ojos de buey” totalmente a la vista, sin ser ocultos por nada. La última fotografía que aparece en el fascículo pertenece nuevamente a la dolorosa de Romero Tena, la Virgen de los Dolores en una toma de perfil archiconocida en el pueblo por su gran difusión en diferentes modos.
En el texto podemos encontrar errores que incluso en aquel tiempo no estaban equivocados, no sé quién sería el que escribió el texto referente a Bailén, pero fue tropezando una vez detrás de otra. La primera que San Juan –haciendo referencia al “dedo indicador”, el San Juan bailenense nunca ha presentado esa iconografía tan del arte murciano- no procesionaba en la tarde del Domingo de Ramos, la cofradía sí, pero no la imagen, lo hacia el por entonces reciente paso de la Sentencia. Es curioso, se destaca a un tal José Fernández, del que no tengo ninguna referencia como investigador cofradiero en Bailén, el cual acierta en la fecha de erección de la cofradía sanjuanera o más bien en el año donde surge el embrión que acabaría en la formación de esta cofradía, 1660, y me sorprende porque yo creo que para entonces aun Juan Soriano no había publicado estos descubrimientos recogidos en el famoso pleito de Juan Anula, hermano mayor –no presidente por cierto- de la cofradía de la Santa Vera Cruz contra el resto de cofradías de Bailén en el siglo XVIII. También se equivoca el autor de este artículo del fascículo a la hora de narrar la historia artística de la imagen del evangelista. Palma Burgos no talló la imagen, solo gubió la cabeza que colocó en el cuerpo de la imagen realizada por Juan Francisco García, el siempre recordado por su apodo de “Paquito el Tomatero”, no que a la imagen lo llamasen así por que no gustase en el pueblo.
Mucho dato para luego en el resto enumerar las procesiones según el programa, cayendo nuevamente en un error que yo creo que entonces no se explicaría así, cuando ahonda en la historia de la cofradía de Ntro. Padre Jesús Nazareno emparentándola como la del “Dulce Nombre de Jesús” –aunque llamándola mal como “Dulce Jesús”-,  hecho que lanzó a los libros Matías de Haro cuando hoy más bien podemos decir que aquella cofradía fue otra diferente que no tuvo que ver nada con la actual del Nazareno. Luego ahonda en la cofradía de la Columna en 1640 para exponer que en 1660 tomaría la denominación actual, vamos un despropósito para el que entonces se interesase por conocer la Semana Santa bailenense, ya que la escuadra, no cofradía, de Jesús arrimado a la Columna surge en 1660 junto a la de San Juan como he aclarado anteriormente, por lo que intuimos que el que escribió este texto ya conocía algo sobre la transcendental donación a la cofradía de la Santa Vera Cruz de las imágenes de la Columna y San Juan de donde surgirían las actuales cofradías.


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