María de los Ángeles Guerrero González, para todos “Sor Ángela de la Cruz” fue una monja fundadora de la Congregación llamada “Instituto de las Hermanas de la Cruz”, dedicada a ayudar a los pobres y enfermos. Así que lo hizo, dedicar su vida enteramente a ayudar a los más desvalidos de la ciudad de Sevilla entre los siglos XIX y mediados del XX.
Tal magnitud tuvo su dedicación y las de sus hermanas que era conocidísima en la ciudad y querida y respetada por todas las clases sociales.
Un echo de el gran amor que le profesaba las gentes de Sevilla fue el día de su muerte, el 2 de marzo de 1932 en plena II República Española, en un tiempo de clara hostilidad clerical por privilegio del Gobierno fue sepultada en la cripta de la Casa Madre en Sevilla.
Dos días después el Ayuntamiento republicano de la ciudad de Sevilla, presidido por el alcalde Don José González Fernández de Labandera, decidió por unanimidad que constase en acta el sentimiento de la Corporación por la muerte de la religiosa y decidió se rotulase con su nombre la entonces llamada calle Alcázares, donde estaba y continúa el convento.
Este amor hacia la religiosa continuo vivo hasta conseguir su beatificación y posterior canonización por el Papa Juan Pablo II el 4 de mayo de 2003 con el nombre de Santa Ángela de la Cruz.
La ya Santa, aunque siempre se le llame “Sor Angelita” sigue viva en la fe de tantos y tantos devotos que se hacercan a rezarle a su convento. No menos hacen las hermandades que tienen en su recorrido el paso por su convento el pararles los pasos para que todas las hermanas de rodillas en el zaguán de la puerta le canten y recen a las imágenes por el que han entregado sus vidas.
El sentimiento que despiertan es tal que se puede respirar en el aire la emoción de los presentes y la infinidad de levantas que le abran dedicado capataces y costaleros cuando llegan al “Altar de la Pobreza” como diría una vez Luis León cuando en sus manos estaba el “dragón” que llama a la cuadrilla que porta al “Altar de la Esperanza”. Ya en otra entrada pudimos contemplar la emoción que salia por la boca de Manolo Santiago cuando los Domingos de Resurrección le paraba al Señor Resucitado en su visita de cortesía. En el audio de esta entrada quiero mostrar la emoción de otro Capataz de Sevilla al que se le quiebra la voz siempre que nombra a los “Angelitos” de Sor Ángela, Rafael Díaz Palacios el capataz durante muchos años de varios pasos en Sevilla, sobre todo de su “Caridad del Guadalquivir”. Escuchen como pide a su cuadrilla del palio de la Virgen de Gracia y Amparo de la hermandad de los Javieres, que alcen el faldón y contemplen un “trocito de cielo en el casco antiguo de Sevilla”.
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