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jueves, 12 de enero de 2012

EL CALVARIO SOBRE UNA "MESA DE BILLAR"...

En la ultimas fechas esta siendo de actualidad un Cristo y por ende su hermandad, que cierto día me confesó el amigo Martín Quiles que le encantaba, por estar la misma inmersa en un gran aniversario… no todos los días se celebran el cuatrocientos cumpleaños de un titular. Pues si, el sobrecogedor crucificado de la Madrugá sevillana lleva cuatro siglos sorprendiendo a propios y extraños desde la cruz que se alza en ese calvario ambulante que es su paso, obra única y especial que viene a darle mas significado a su advocación, el Stmo. Cristo del Calvario.
Seguramente este hecho sea una de las razones que llaman la atención del amigo Martín, donde quizás ve reflejado el paso al que le tiene devoción y admiración desde que era un niño, el de nuestro emblemático Cristo de la Expiración de Bailén, el cual procesiona en un paso teñido en capas de barniz imitando la caoba, salpicado de orfebrería e iluminado por los hoy emblemáticos cuatro hachones de las esquinas, elemento e insignia muy extendida e identificada con los pasos de crucificado en todo el universo cofradiero.
Y es que ciertamente no ha tenido mal ojo el muchacho, por que pasos de este tipo los hay en Sevilla y fuera de ella a montones, pero es que precisamente se extasió con el primero, el origen y paso maestro de todos los que reúnen sus peculiaridades. Cuatro centurias hacen que uno de nuestros comprovincianos –de Villacarrillo- más ilustres y eternos, Francisco de Ocampo lo tallase entre los años 1611-12. La divina figura de uno de los crucificados mas repetidos e inspiradores se recorta en su estación de penitencia sobre otro de los pasos mas antiguos de Sevilla, aunque mas joven que la imagen ya supera sus primeros cien años.

Resulta curioso cuando uno se para a conocer la historia, lo que llega a impactar sobremanera es la sociología y comportamiento de las personas en el contexto de la sociedad que vivieron. Hoy en día este paso es un emblema, de la grandes joyas de la Semana Santa sevillana que quizás muchos no lo sepan, ha llegado a conformar una peculiaridad, de las mas patentes de hermandades y cofradías que se pierden en su gran mayoría en la noche de los tiempos. Hoy en día no son pocos los que asocian el paso oscuro en lugar del dorado con las hermandades serias, sobrias, de negro, de cola, de silencio… lo que es lo mismo, el corte ancestral de hermandad hasta prácticamente el siglo XX. Cuando la realidad fue muy distinta, el paso casi siempre fue de colores vivos, pero sobre todo dorado desde que en el siglo XVII a Ruíz Gijón se le ocurriese convertir las andas procesionales en puros retablos andantes y ejecutara el aun hoy utilizado paso de Jesús del Gran Poder, el cual la próxima Semana Santa saldrá totalmente restaurado por el gran trabajo del envidiable instituto del IAPH.
Dos años se tiraría la Hermandad del Calvario sin procesionar para afrontar la ejecución del paso y los gastos que acarrearon su traslado a la iglesia de San Gregorio. Eran otro tiempos –de los que quizás algunos cofrades de fuera de Sevilla o de la misma ciudad, no se quieren enterar de que allí también se pasó penalidades, ya que hoy en día no conciben que pudiese ocurrir estas circunstancias- y así en 1909 la Hermandad del Calvario estrenó sede y nuevo paso. Pero como he dicho la mentalidad entonces era bien distinta y la contemplación de un “retablo” en lo colores de los muebles chocaron entre los que hoy llamaríamos “puristas” o “rancios” criticando duramente la idea que surgiría del entonces prioste D. Francisco Farfán Ramos, iniciador de una saga de tallistas que perdura hasta nuestros días aunque las labores de talla las realizaría uno de los artesanos de los pasos mas solicitados de aquellas fechas, D. Salvador Domínguez Gordillo, ascendiendo los trabajos al coste de 9.975 ptas.

El paso seguiría la línea del maestro, es decir el del Gran Poder ya que al igual que hoy era un emblema del mundo de los pasos procesionales, incluso con las águilas bicéfalas de la esquinas pero su talla seria una rocalla oscura, el pan de oro eue reflejaría la grandeza Real de Dios omnipotente no seria el material que lo completase como era costumbre. Incluso se le añadiría un monte que imitaba el frio suelo del Gólgota creando una sobrecogedora y casi tétrica estampa entre las tinieblas de la madrugada donde parecía morir Cristo por las calles de Sevilla. Nada de monte de flor, con el acompañamiento de dos ángeles escoltando al crucificado y que con los años terminaría de reconfigurarse con los respiraderos, ampliaciones, las inconfundibles jarras que sustituían los ángeles, faldones y los faroles de la mesa del canasto para dar por resultado el actual conjunto.
Era el primer paso de caoba –este si esta tallado en esta madera, aunque a todos los pasos barnizados se los llamen así- y aunque con muchas criticas se convirtió en el símbolo de las cofradías austeras y no tan austeras o muchas de ellas, basta comprobar como hermandades de cierto carácter de barrio como Jesús Despojado o la Redención hoy en día lucen pasos en estas tonalidades, aunque también utilicen partes de pan de oro.
"La mesa de billar boca abajo"

Pero no solo se quedó la innovación en el color, si no que en el punto de iluminación o referencia simbólica de la llama de Fe también se presentó una estética completamente nueva y al igual ampliamente repetida. Hasta entonces, normalmente los pasos eran iluminados por juegos de candelabros, da igual la forma o estilo que con sus brazos, codales de cera y guardabrisas cerraban perfectamente la estética de los pasos. Algo mas reciente se había incluido como eran los faroles, todo ello nuevamente en el paso madre, el del Señor de Sevilla que originalmente lució diversos juegos de candelabros hasta la sustitución por los actuales y también ampliamente copiados faroles – que curiosamente se ha implantado como elemento estético de los pasos de Nazareno-. El llamado Maese Farfán incluía en su revolucionaria obra los grande hachones de cera, a modo de cirio pascual en cada esquina del paso que a su vez eran sustentados por grandes candeleros realizados en el mismo material y color que el paso, llamados comúnmente como porta-hachones, según el lugar…
Puede que Farfán se inspirara en un lienzo bastante reconocido en aquellas fechas realizado por el pintor aragonés Francisco Pradilla y Ortiz y que en la actualidad se muestra en el madrileño Museo del Prado titulado “Doña Juana la Loca”. El mismo realizado en 1877 refleja a la reina Juana I de Castilla “Juana la Loca” en ocasión de velar el cadáver de su esposo, Felipe “El Hermoso” a campo raso. Esta obra la envió desde Roma en donde había obtenido una plaza de pensionado y fue tal el éxito que alcanzó que muy pronto se reprodujeran de él infinidad de copias. El cuadro es un notable exponente del género histórico español. Obtuvo la Medalla de Honor en la Exposición de 1878 y grandes premios en las ciudades de París, Berlín y Viena. El color de la madera, el águila bicéfala del paño mortuorio, las agarraderas de las parihuelas y los hachones que lo escoltan dan una presumible idea de cual pudo ser la fuente de inspiración de Francisco Farfán Ramos. Esta circunstancia inspiradora puede que de si una nueva entrada para otro momento… centrándonos en los elementos luminarios del paso.
 
Nunca antes se había visto semejante estética luminaria de un paso, que ciertamente lo que es dar luz; da poca, pero hoy en día es inevitable valorar el gran sabor y elegancia que les suele conferir a los pasos de crucificado, donde evidentemente son de los que mejor encajan con su estética, aunque se haya podido ver en todo tipo de pasos de cristo, hasta en los misterios. En un principio las dimensiones de los cirios y su altura tuvieron que chocar ya que tiempo después se redujeron y proporcionaron a como en la actualidad se utilizan.
 
Así que en esta entrada he querido mostrar a los visitantes de esta casa, entre otros el amigo Martín Quiles la historia e importancia del paso de la imagen del crucificado del Calvario que cumple cuatrocientos años y que tanto le gusta. Destacar sobre manera a esos amigos y no tan amigos que constantemente me llaman cansino de la “sevillanias” una nueva muestra del poder creador y la gran influencia de la misma en toda la Semana Santa española. Por eso cuando contemplen un paso iluminados por hachones, ya sea mas austero, de diferentes líneas artísticas o ricamente tallado con capas de barniz en lugar de dorado o plateado que piensen que el origen están en el paso de Cristo del Calvario de la hermandad homónima que reside en la actualidad en las no menos impresionante iglesia de la Magdalena de Sevilla. Que su estética no se pierde en la noche de los tiempos y que en los años revolucionadores de Rodríguez Ojeda también se consiguió poner mas “mustias” a las cofradías de negro. Los elogios de hoy fueron entonces criticas que trajeron consigo multitud de mofas como aquella con la que bautizaron al paso por sus altos y extraños hachones de las esquinas como “la mesa de billar boca abajo”….
 
Por cierto si no me equivoco a Él le cabe también el honor de ser el primero que lucio sobre un cajillo mecánico que lo sube y lo baja para salvar los obstáculos como a las salidas y las entradas.






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