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martes, 3 de enero de 2012

EL VERDADERO DULCE NOMBRE DE JESUS EN BAILÉN.

En los dos pasados días y primeros del año, seguramente se celebrasen antaño los días grandes de una antigua y extinguida hermandad bailenense. Una cofradía poco estudiada –como casi todas las de Bailén- por lo cual todo lo concerniente a ella se basa en gran porcentaje en conjeturas. Aquella hermandad se trataba de la del Dulce Nombre de Jesús, seguramente de carácter glorioso que como muchas de su tipología celebraban sus principales solemnidades en la octava de la Navidad y día de la Circuncisión del Señor (1 y 2 de enero), además de la festividad del Niño Perdido, en el domingo infraoctava de la Epifanía.
Las cofradías del “Dulce Nombre de Dios y Jesús contra los Juramentos”, típicas de la reformadora espiritualidad tridentina, fueron difundidas con gran éxito por la Orden de los Predicadores. La más antigua se fundó en el convento de San Pablo de la ciudad de Burgos en el año 1550 por el dominico fray Diego de Victoria con la misma pretensión de “erradicar el pecado de blasfemia”. Así, cuando el 3 de agosto de 1597, el papa Clemente VIII proclamó su bula, apud Santum Marian Mayorem, otorgando numerosas indulgencias a las confraternidades del Dulce Nombre de Jesús, estas ya eran numerosísimas en toda España.
Quizás de influencia o difusión dominica sería aquella Cofradía del Dulce Nombre de Jesús (o de Jesús contra los Juramentos), con constituciones aprobadas en 27 de julio del año 1557 por el provisor episcopal don Pedro Velarde. El 12 de mayo de 1558, visitando la parroquia de Bailén, el obispo don Diego de Tavera “concedió quarenta días de Indulgencia a todas las personas que oyendo jurar el Santo Nombre de Dios, con humildad y mansedumbre, corrigiesen fraternalmente a los que jurasen, para por este medio extirpar tan abominable vicio”

Abre esta entrada el lienzo perteneciente al estandarte de la cofradía de Dulce Nombre de Marchena, de la cual hace pocos días hablé en estas mismas páginas. No quiero con ello incidir en que esta cofradía bailenense fuese como aquella marchenera pero seguramente poseyese una imagen titular del Niño Dios, sin los atributos pasionistas del sevillano seguramente. Como he dicho poco se sabe o poco conoce este que suscribe, pero lo cierto es que seguramente contara con una imagen como la descrita, pudiéndose tratar de la que mostré hace un año en este mi blog, donde se nos mostraba una imagen de esta iconografía inmersa en la profanación que trajo los difíciles años de la Guerra Civil española. La aportación de muchos de los datos que le muestro en el blog sobre estas desconocidísimas cofradías bailenenses se los debo al trabajo de D. Juan José Villar Lijarcio y D. Miguel Ángel Perea Monje, el cual este ultimo me aportó que existiese una posibilidad de que aquella identificadora fotografía de los sucesos de aquel periodo no se tratase siquiera de una imagen bailenense, incluso dando señas de poder tratarse de un fotomontaje de la época. Quizás nos pueda llevar al error los datos escritos por el que fuera Cronista de Bailén, D. Matías de Haro en algunos de sus trabajos donde hace referencia de tipo oral – es decir, sin documentar- a que la imagen de la fotografía fuese la de un Niño Jesús que se encontraba hasta los sucesos del 36 en el altar mayor de la iglesia de la Encarnación.
Y este mismo ilustre vecino de la vieja Baecula, quizás llevó a una de las grandes confusiones de la historiografía cofradiera de la ciudad. Por este motivo, abro la entrada con la dulce pintura del niño nazareno de Marchena ya que seguramente D. Matías confundiese esta hermandad con el origen de la actual cofradía de Ntro. Padre Jesús Nazareno, algo que tampoco es difícil que acarree confusión si buceamos por la religiosidad popular que traspasan nuestras fronteras, encontraremos hermandades que rinden culto a la figura de Jesús cargando con la cruz a cuestas con la advocación del Dulce Nombre de Jesús (hermandad de la Esperanza de Málaga) u otras tantas que aunque no sigan esta advocación, si celebran cultos a esta mítica iconografía.
Recientes investigaciones, si no me equivoco del último cronista de Bailén, D. Juan Soriano Izquierdo y mis referidos amigos han venido a aclarar algo más la línea temporal de las cofradías bailenenses con el descubrimiento del origen de la actual cofradía del Nazareno, en aquella “Escuadra” perteneciente a la cofradía de la Santa Vera Cruz para rendir culto al Señor amarrado a la Columna en 1660 (el Dulce Nombre ya llevaba un siglo existiendo) y la evidencia documental de que ambas cofradías convivieron durante décadas, siendo cofradías diferentes y con diferentes destinos ya que la hermandad protagonista de esta entrada posiblemente se extinguiera a finales del siglo XIX estando documentada aun su existencia en el año 1841.
Una vez más no cumplo mis pronósticos y les traigo en el recién inaugurado año una entrada de la que posiblemente fuese una de las hermandades de Gloria de Bailén, que rendía culto a la tierna figura del omnipotente Dios en el cuerpecito del Niño Jesús.

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