Buscar este blog

jueves, 2 de enero de 2014

UNA JOYA SEVILLANA EN ARJONILLA...

Aunque ya tenía en mente desde hace mucho tiempo el tema del que tratará esta nueva entrada ha sido en los últimos días cuando me he decidido a realizarla aunque ya por el mes de septiembre quise dedicarle su espacio, por estar encuadrada con circunstancias de ese mes como es la festividad de la Virgen de los Dolores en el calendario litúrgico. Pero como dije en mi última crónica-resumen del año, tanta crónica me robaba y robaba por más que intentaba evitarlo el espacio en el blog para estas historias que nos hablan y nos enriquecen sobre la Semana Santa.
Como dije, hace unos días, esta publicación sobre el patrimonio cofradiero sevillano reutilizado en otras latitudes de España me hizo decidir darle un lugar en Simplemente Capillita, casi para formar un nuevo capítulo en este nuevo caminar de 2014, un año especial por aquello de que mira que nos gusta a los hombres conmemorar en fechas redondas,  en este caso una que marcó un punto de inflexión en mi vida y en la de mi familia. Este libro me recordaba uno de los emblemas cofradieros que atesora mi provincia jiennense, uno de los elementos cofradieros que un día abandonaron el esplendor y la grandeza de Sevilla y se fueron a un casi recóndito y pequeño pueblo, donde quizás allí muchos no lleguen a entender el valor… llamémosle sentimental o mediático, además de artístico de esta pieza.
Hace veinte años la vida de mi familia recibió un duro golpe, un fuerte revés en la vida que contrastó con el amanecer en mí de una forma de vida maravillosa, que es sentir el mundo de la Semana Santa tal como yo la vivo, tal como intento trasmitirles. Fueron años donde intentaba absorber toda la poca o mucha información que llegaba a mis manos sobre el mundo cofradiero en general y todo medio era válido, como la prensa, cuando aún no sabía ni lo que era internet. Aún recuerdo leer en algún especial de Semana Santa del Diario Jaén o el Ideal, los dos periódicos provinciales con más tirada, la llegada de ese elemento a nuestra provincia. Entonces por mucho que quisiera aun me costaba asimilar estos conceptos cuando me encontraba a una dolorosa de la localidad de Arjonilla en una especie de altar de cultos y a sus pies dicho elemento… los respiraderos de aquella Virgen, que apenas dos años antes había conocido en aquellos coleccionables impresos o videográficos del Correo de Andalucía, la cual lucía un curiosísimo tocado que le daba una impronta poderosísima a las inconfundibles monjitas, luciendo una extraña corona y moviéndose jubilosa mirando al cielo de Sevilla entre la malla de su palio y las cornetas de Soria 9 alzaban en la plaza del Museo o en Campana los maravillosos acordes de Santiago Ramos en honor de la virgen de las Aguas…
Primera Fotografía que vi de la Virgen de las Aguas (1994).


En 1996 la dolorosa de Cristóbal Ramos salía a las calles de Sevilla estrenando unos nuevos respiraderos realizados por Orfebrería Triana en plata de ley, en esa corriente de las ultimas décadas de las hermandades sevillanas en enriquecer su patrimonio con piezas realizadas en materiales nobles, aprovechando el tirón y momento esplendoroso, y por ende económico que vive la Semana Santa de la vieja Híspalis, ya que Sevilla antaño también le costaba permitirse realizar su patrimonio con plata u oro. Pero los respiraderos aunque nuevos seguían las trazas de los anteriores, porque así entendía la hermandad que el paso palio de las Aguas era su paso de palio, era magistral en su concepción y el valor histórico que poseía, pero no es lo mismo darle a la Virgen y también presumir de poderío, por qué no, unos respiraderos de metal que de plata.
Se desechaban unos respiraderos que eran buenos, aunque a los más enamorados de los estilos más actuales les choque esa rectitud de líneas de su diseño. Este hecho nos habla de su historia y de la línea evolutiva que representan. Desde que llegaron a Arjonilla, a la hermandad de la Humildad y Dolores los han llamado como “los respiraderos del Museo”, incluso así los llamamos los pocos o muchos que sabemos de la existencia de esta histórica obra de arte en la provincia de Jaén. Algo que no está mal dicho ya que desde los años cuarenta del pasado siglo sustentaron la bendita carga de la Virgen de las Aguas, haciendo traspasar a la galera bendita el aire a la gente de abajo, desde los profesionales hasta lo nos profesionales o hermanos costaleros, estos fueron los respiraderos que conoció el bueno de don José Antonio Balboa cuando tuvo la dicha de ser su costalero, el primer cura costalero de Sevilla como cuentan las crónicas…




Pero quizás también deberíamos llamarlos los respiraderos de la Amargura, porque fue su hermandad la que los encargó y la que los estrenó para el servicio de la religiosidad popular. Fue en 1916, cuando ya estaba en marcha la nueva esencia que es hoy santo y seña, envidia de propios y extraños, de la hermandad por lo que es conocida como “El Silencio Blanco”. Unos respiraderos más antiguos incluso que la marcha “Amarguras”, la cual tuvo que “sentir” desde entonces hasta que fueron enajenados al Museo paseando tal como les dije hace poco, la inconfundible silueta de la Amargura. Sobre él se estrenó el palio y manto que hoy tanto se llora –como si los actuales fuesen malos…- y que procesiona  en la hermandad de los Judíos de San Mateo de Jerez de la Frontera, formando un conjunto lleno de historia e importancia porque ambas piezas marcaron un nuevo punto de inflexión en los diseños posteriores de dichas piezas, orfebrería y bordado. La publicación reciente que cité al principio me descolocó un poquito cuando cita textualmente que dichos respiraderos fueron obra de un taller bastante solicitado a finales del siglo XIX en Sevilla, en este caso como descendencia gestionada por sus hijos al nombrar “Hijos de Cristóbal Ortega” como autores, cuando de siempre se les ha llamado como los “respiraderos de Seco”, en referencia a otro orfebre conocidísimo de las artes suntuarias en Sevilla. Lo cierto es que he consultado varias fuentes tanto escritas como digitales, y todas insisten en el nombre de Seco como su autor menos en esta nueva publicación ya que es ahí el único lugar donde he encontrado este dato, figurando en el resto como obra del taller de Manuel Seco Imberg, hijo de Manuel Seco Alcoba, iniciador de una saga de orfebres y padre del también famoso orfebre Manuel Seco Velasco quien sería el que acometería nuevos trabajos en el palio de la Virgen de las Aguas. Podría tratarse de un error al confundirse con Cristóbal Ortega, autor de los respiraderos que utilizó la Amargura anteriores a estos, muy afines a la línea decimonónica, de las trazas de los de la Virgen de la Victoria (Cigarreras) que aun utiliza en la actualidad realizados en 1894.
Pero no, al parecer la nueva publicación está bien documentada, porque lo cierto es que hay que estar bastante a la última para poder presentar informaciones lo suficientemente actualizadas en la línea investigadora. Parece ser que no está mal el dato ya que en octubre de 2006 fue publicado en el Boletín de las Cofradías de Sevilla a cargo de Emilio José Balbuena Arriola el contrato de la hermandad de la Amargura con el taller “Hijos de Cristóbal Ortega” para la realización de estos respiraderos. Así y como consta en el archivo de la hermandad de la Amargura, el 16 de septiembre de 1915 la corporación firma con los Hijos de Cristóbal Ortega, la ejecución de unos nuevos respiraderos para el paso de la Virgen de la Amargura, valorados en 2000 pesetas, cuatro bocinas, doce perillas para los varales, restauración de éstos y el plateado y arreglo de las astas de dos banderas, estandarte y Senatus y cruz del estandarte de la Hermandad. Así con este dato se desmiente la información que nos han venido ofreciendo tantas y tantas firmas de prestigio y deberíamos comenzar a llamar a los respiraderos de Arjonilla, en lugar de los de “Seco”, los respiraderos de los “Hijos de Cristóbal Ortega”, siendo sin duda estos respiraderos su obra más representativa en la Semana Santa sevillana. En conmemoración del centenario de la idiosincrasia de la cofradía de San Juan de la Palma, volvieron a Sevilla para figurar en una exposición conmemorativa de dicha efeméride.






Con los años tuve algunos contactos con el mundo cofradiero del también pueblo con sabor a alfareros de Arjonilla debido a que fui a actuar como músico en dos ocasiones con la banda del Rosario de Linares, ya que por entonces algunos de nuestros componentes ayudaron y asesoraron en la creación de una agrupación musical en el seno de la misma hermandad de la Humildad. Aún recuerdo sendos conciertos, en un certamen de bandas y en el apadrinamiento (2003) de la referida banda que dirigía uno de los mejores trompetistas de la provincia, Francisco Javier Cordones compañero de nuestro director Enrique Cruz en la banda municipal de Jaén. Conciertos al aire libre, en una plaza donde estaba la iglesia parroquial y una pequeña capilla que al estar abierta accedimos a conocer, como no, los más capillitas de la banda, allí creo que se encontraba la hermandad de la Humildad, por lo menos el antiguo Cristo estaba allí y una dolorosa que rápidamente nos llamó la atención por las formas tan correctas en la que estaba vestida a los modos actuales sevillanos, pero no sabría decir si era la Virgen de los Dolores u otra. Nos sorprendía ver muchas cosas que calzaban con la lógica de un pueblo pequeñito -3793 hab. (2013)- ante cosas que en ciudades aún más grandes aun también cuesta ver, como ejemplo el nivel que presentaba aquella dolorosa en su vestimenta, sobre todo en el tocado era bastante superior al nivel que atesora hoy mi pueblo en esta dificultosa labor.
Y es que Sevilla poco a poco también plantó su cruz en este pueblo –tienen una gloria de Álvarez Duarte-, que sin duda, por las limitaciones de un pueblo tan pequeño hacían que el poder humano necesario para todas estas cosas escasease. En su momento me habló de esta hermandad el amigo y capataz Rafael Mondéjar, ya que la misma por muchas cosas es una parte esencial de su vida tanto cofradiera como sentimental. Me comentó que un arjonillero, de profesión arquitecto y residente en Sevilla llamado Luis Alonso Salcedo refundó la hermandad de la Humildad y le insufló todo lo que pudo de la magnificencias sevillanas hasta el punto de promover las gestiones de la compra de los respiraderos, los cuales cuentan, pudieron adquirir porque la hermandad del Museo quería que si se enajenaban los respiraderos fuera a algún lugar alejado de la provincia de Sevilla, llegando a este pueblo cercano a Andújar.











Incluso emprendieron el proyecto de que la Virgen de los Dolores, una gran obra del granadino Domingo Sánchez Mesa, procesionase en la Madrugá en un paso a los modos que los respiraderos ya estaban acostumbrados, a costal. Los respiraderos tuvieron que estrecharse ya que no podrían salir por la puerta de la iglesia, una labor que realizó el sevillano Manuel de los Ríos, cortando por el centro e incluyendo una cartela nueva con el escudo de la corporación arjonillera para ocultar lo más artísticamente posible la parte succionada aunque si se respetó en los laterales sus dimensiones primigenias, además de realizar los varales del palio y la parihuela del paso. Unos dos años salió el paso a las calles de Arjonilla con más voluntad que conocimientos hasta que cogió el martillo Rafael Mondéjar Expósito llegando a crear en un pueblo tan pequeño una cuadrilla de costaleros con hombres del mismo, formándoles e inculcándoles las grandezas del mundo de abajo e incluso una nueva cuadrilla para el paso del Señor, con el Cristo antiguo ya que en la actualidad procesionan una nueva talla, impresionante como no podría ser de otra forma, salida de las manos de Francisco Romero Zafra, recreando el modelo de su Despojado de Cádiz pero sentado. Tienen la curiosidad y no se la razón de peso, aunque figure en las reglas, de procesionar al Cristo nuevamente en septiembre, donde se estrenó en el mundo de los martillos su inseparable segundo Jesús Joyanes. Una hermandad de la que me cuenta que sintió la satisfacción de sentirse participe de lo que es formar una cofradía de la nada y con muy pocos medios y material humano, que incluso le llegaría a traer grandes motivos personales como el conocer a su actual esposa y que Arjonilla pasase a formar parte de su vida, la que considera su segunda casa junto a Andújar. Tras su legado cogió el testigo en el martillo uno de los alumnos aventajados de la cuadrilla llamado Francisco Vela y tras el mismo el también iliturgitano José Carlos Prieto, estando en la actualidad si no me equivoco la cuadrilla en manos de los hermanos y el paso del Señor volviendo a las faltas de gracia, ruedas.







Esta es una historia de superación, de que querer es poder aunque a veces los pocos medios hagan las cosas casi imposibles. Arjonilla es un pueblo humilde, pequeño, donde se mezcla la Semana Santa como solemos decir “de pueblo” con las formas impresionantes de Sevilla en la medida de sus posibilidades, donde conservan una joya de la orfebrería sevillana con estos respiraderos que se fueron desde San Juan de la Palma, previo paso por el Museo hasta la hermandad de la Humildad y Dolores de Arjonilla.

No hay comentarios:

Publicar un comentario