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domingo, 21 de abril de 2013

JUEVES SANTO LINARES... EL RETORNO DE LA GLORIA. (III)


Era de noche, los malos augurios se arremolinaban en los soportales y las tinieblas se cernían sobre los hombros del angustiado Galileo. Egudiel ya había emprendido el vuelo, el cáliz ya había sido bebido, todo estaba entregado a la voluntad del que se escondía entre las nubes como la Luna del Nissan. Envidias, rencores, odios se acercaban cuasi temerosos al que parecía un hombre pero a la vez irradiaba un temor que según mirase el corazón, daba paz y consuelo o atormentaba. Pero su amor lo podía todo, y todos esos males se le echaban encima, y Él se entregaba sin mediar resistencia alguna, seguía amando al que lo golpeaba…
Era mi primera noche en Rosario, o más bien la que soñaba sería mi primera noche bajo sus plantas pero Él quiso que fuese como ese actor secundario, aunque bajo costal eso si, como ese marine estadunidense de la novela de J.J. Benítez que sabía más que nadie la verdad pero que solo pudo contemplar impasible la más oscura de la historias de la humanidad. Así entró Dios a ser prendido entre las sombras de la noche en ese Getsemaní que se yergue como el Reino donde manda su Madre entre azulejos celestiales grabados en las viejas y desgastadas piedras, tal como serán las del Reino de los Reinos, el que no es de este mundo. La noche tan especial para mí, cuando los pasos dorados se convierten en ascuas del gozo, pero ese gozo no quería verlo, quería sentirlo, y para eso solo se puede ir en la ciega galera del Hijo de Dios. Pero cosas de no sé quién y no sé por qué, bueno si, de Él, me tocaría verlo de lejos y sentir, lo que es sentir sería de la manera menos gustosa… a veces pienso que a mí, los tropiezos, me los pasas menos que a otros o quizás que ese era el precio a mis ruegos de gloria, por eso cuando todo terminó, quizás me sentía más satisfecho que la gran mayoría, para mí lo que pasó acabó siendo un gozo que había merecido la pena, que todos los esfuerzos no fueron en balde…
Y como estábamos en Rosario, la banda que lleva su nombre incidió en lo que creo debe seguir siendo el camino, aunque caminarlo sea harto complicado; construir una esencia propia. Por ello la música seria la que se escribe con sus miradas grabadas en el alma, que por cierto y perdonen mi pesadez, cuanto echo en falta su mirada gitana… La magnitud de su poderoso barco se abría paso entre San Francisco, Pontón y se hacía el compás flamenco, tan criticado por aquellos que ya comienzan a quedarse en los noventa como un buen amigo mío que aún le cuesta digerir que sus 30 años no son los maravillosos dieciséis… el tiempo pondrá cada cosa en su sitio, pero “Por ti, Rosario” abrió la senda hacia la gloria del Getsemaní menos temido de la humanidad mientras yo entre la bulla, en lugar de estar en esa vieja taberna en honor al club de los leones rojiblancos, prefería separarme, no me invitaba el lugar, no me invitaba la experiencia… el Soberano ya tenía a sus elegidos que lo disfrutaron seguramente lo que no está escrito, si es que se podría describir. Solo faltaba una bocanada de aire para que el “Señor del Prendimiento” pisara la calle de los viejos rosarios de la aurora, así lo confirmaba una nueva partitura. Y con el izquierdo por delante llegó Nuestro Dios a la que unos cuantos ha convertido en su segundo reino, el quizás más esperado por la Linares cofradiera, la calle del Rosario. Bajo las tenebrosas tinieblas de la noche, el sayón ya comenzaba a tirar de Él, lo quería llevar metros más adelante a ese pretorio del “linarensismo” mientras a Judas, con antorcha en mano aún más descubierto que nunca ya intentaba huir de sus tormentos por aquellas esquinas o soportales donde se escondían los malos augurios… ¡ay! Iscariote el maldito, que sería de nosotros, Hijos de Dios y capillitas sin tu cobarde beso…


La mirada tierna del Soberano desprendía amor, amor por el pobre celote, por el rudo sayón, por los maltrechos romanos tan poco valorados pero con una hoja de servicios, a pesar de los graves achaques, quizás poco igualada en Andalucía. Pero el amor también era para los de abajo, para los hombres de negro, para todos los nazarenos, acólitos, para los de la banda... pedía de una vez más por todas que los rencores, las envidias y los odios se alejarán de Él, que se esfumaran de todos los que intentan sumar a su caminar de gloria por su ciudad un Jueves Santo más y nos quiso llenar una botella aun si completar que comenzó a completarse en un día de octubre para la inmortalidad, un día que se hizo gracias a la que todo lo intercede, la que más le ruega por los ruegos, que sobre en todo en Andalucía, le llegan de sus hijos, para eso es tierra de Maria Santísima…“mamá”, en su calle le pidió al Soberano que todos viviéramos también lo que era “Sentir” como nunca al Hijo de Dios. Por eso la música nazarena que una mañana del mes del Rosario nos embriagó, emergió de nuevo para completar el más perfecto de los Prendimientos. Seguramente sería la chicotá de la noche, para mi obviamente no, ya saben, los blogs es para trasmitir sensaciones, y las sensaciones de verdad en esto de los pasos solo se siente debajo, pero indudablemente, un año más, tampoco fácil se hizo el milagro de plantar al Soberano a los pies del Rosario del mosaico, mi primera vez bajo la noche pero lejos del dulce roce de sus pies, y llegó con el sentido hecho música… “Sentir”, solo se podría titular así el paso por Rosario en este Año de la Fe, año del Señor de 2013.


Se ha quejado públicamente en las redes sociales un viejo guerrero de la falta de unos encendedores de cera para paliar las malas brisas de esta primavera que entró prácticamente invernal de enero. En ese momento, como seguía siendo un actor secundario más, le pedía un recuerdo hecho fotograma al amigo Medina, últimamente envuelto en vivir la pasión a través de un objetivo fotográfico, aunque su consejo era que la escasa luz no daría un buen resultado. Pareciese Señor que este año no me querías allí y que no quedara constancia de ello, pero bueno esta crónica dice que si, quizás quieres que cuente con que dura esperanza  se puede llevar la gloria aunque sea algo más agridulce. Y llegaba el estrecho y tuve que cerrar los ojos para volver a sentir las apreturas y las llamadas cortas, del buen trabajo de los pateros y de todos tus elegidos Señor. Ciertamente viendo los videos comprendo al amigo Tito, pareciese que las tinieblas habían terminado por apoderase de la calle del Rosario hecha ahora una vez más música, por ella caminó despacio, suavemente, atravesando la estrechura, arrastrando a los que un año más no saben que el paso cabe justo que hace que al salir del Getsemaní de la gloria se arme un pitote de bulla… bendita bulla, aunque el que partió el cirio del cirial con la cabeza, seguramente ya no lo encontremos en el mismo lugar…
Era el momento de volver a “remar” con el racheo del Divino, parecía todo una mala pesadilla aunque en el trasfondo se visualizase la gloria, pero las salidas a hombros serian para los elegidos. Un elegido era Mario, un chaval de Madrid que pasea por las calles de la capital de España a eso clon del “Manué” Rey de los Gitanos de Sevilla y que este año ha querido ser uno más de los peones de esa bendita octava tan señalada, por lo que el Soberano había intentado explicarnos en su definitivo Prendimiento “Por la calle del Rosario”…

Pero volvíamos al sueño, quedaba aún más metros de éxtasis y en la llamá Mario comprendió cual la magia de un Jueves Santo en Linares, así volví a elevar a Nuestro Dios a las alturas y a despertar de esta “pesadilla”. Y comenzó a caer los kilos, este año quizás menos que nunca, buen augurio, cada vez se reparten más las fuerzas. Y vino una chicotá con revirá sin aspavientos, sobre los pies, de frente pero muy poco a poco, antes por ahí se bajaba en quinta y eso que no llevamos caja de cambios… Sonaba “Réquiem” (…por Juan Vizcaya), el “himno” de Bienvenido Puelles que suena siempre tras el Hijo de Dios cuando hay que acordarse de alguien que ya se marchó al paraíso de los atardeceres  azul purísima de su tierra. La mandó Félix, que este año ha demostrado más pellizco en el arte que le encomiendan, tras el solo de corneta pidió un “puntito” que levantó una de esas ovaciones más complicadas de conseguir, la chicotá tuvo algo especial, estaba siendo un Jueves Santo perfecto, o casi, pero se le está tomando un dominio al andar que esto ya se convierte en un paseíllo triunfal, pero el toreo vendría un poco más tarde…
Luego me enteré, que aquella chicotá fue como la primera levantá en su sagrada casa palacio de San Agustín, para Manolo Barranco, ya que al parecer - yo lo desconocía-, tenía su residencia justamente en los umbrales de la calle de la que también sería su “mamá” más bendita, en ese Getsemaní donde se prende cada año a su Dios. Ya lo dije el año pasado, que para muchos la calle del Rosario se tendría que parecer mucho a las puertas del cielo, Barranco sería sin duda uno de ellos, así que cuando se presentó en los umbrales de la eternidad tan solo tuvo que sacar las llaves de su casa…
Y dejábamos un año más la estela imborrable por la calle de “mamá”, cuando el sayón tiraba de Él hacia el pretorio de Linares al compás del único  e incomparable “Sentimiento Gitano”, de este Cristo que también fue llamado desde el amor “El Gitano”. La amplitud del Linares comercial, del hervidero humano del día a día inclinaba la rodilla ante ese Dios, que en mosaico de gloria controla el ir y venir de todos aquellos que lo miran o pasa completamente de Él. Quizás algunos se dieran cuenta que estaban ante Él que ven en el azulejo casi todos los días. Y si está allí, es porque el “linarensismo” antiguo lo condenaba a la cruz a las puertas de esa “Torre Antonia” donde un castulense hecho servidor de Pilatos lo sentencia a pagar por todos los pecados del mundo…


No sabría decirles cómo se dispuso este año el paso, creo que no se le dio la pomposidad del año pasado, no sé el motivo, ¿quizás los pronósticos meteorológicos? No lo sé la verdad, la marcha  “Sentencia de Cristo” volvió a dibujar un año más la estela del Soberano marchándose condenado definitivamente, entre dentelladas de oro, a esperar las horas oscuras en que en San Francisco le entreguen su santo árbol de la cruz, su bendito trono de la salvación…
Y llegó, un nuevo relevo, el del bar Diego, donde se desarrolló ese sueño premeditado desde que un pequeñuelo era una simple célula en el vientre de su madre, célula pero llena de vida insuflada por aquel, que con mirada baja, con gran mansedumbre lo miraba entrecortando una sonrisa de ver el arte y el genio que desprende este “chavea”, porque este Dios también es “…de Linares y pincho” y así suelen llamar allí a los niños, Él no iba a ser menos. Aquí fue cuando Antonio, nos comunica la decisión de la hermandad de anular un año más el paso por la calle Ventanas, al parecer al filo de la media noche volvía las lluvias… eh aquí, cuando al principio comenté que mi crónica se podría casi calcar a la del año anterior, fue aquí justamente cuando se vivieron circunstancias ya vividas, sin duda apoyado en la trabajadera me parecía vivir un “Deja Vu”. Acuña con su voz harto masculina nos llevaba a la calma, no pasaba nada, pero ese fue el momento donde se decidió comunicar, algo que trajo cierto miedo al cuerpo, parece que aún colea entre los viejos guerreros aquel desastroso Jueves Santo del 98. Pero es gratificante comprobar que esta cuadrilla se ha forjado en unos bríos nuevos, una nueva filosofía. Aquí se respeta y casi se elevan a los altares a los valientes del 80, pero la senda para el perfeccionamiento aquí por lo menos tomó otro rumbo, hoy que parece ser que somos el ejemplo a seguir en la ciudad, es quizás hora de invitar a reflexionar estos valores, y que quizás haya que buscarlos donde en gran porcentaje nosotros hemos bebido… surgió un discurso entre ese cierto temor digno de la cuadra de los gladiadores, pero estábamos bajo el Hijo de Dios, y con Él arriba todo ha de ser más dulce y sereno. Nuestro segundo capitán llamaba al orden y milagrosamente todo se calmaba, seguramente el capitán eterno te dio una palmadita en la espalda orgulloso… algunos deberían darle vergüenza el cuestionaros o permitir que lo hagan. Días después, intentando buscar imposibles explicaciones a estos Jueves Santos “incompletos” se achacaba con sorna a que había que quitar la calle Ventanas, calle maldita… pues la verdad quizás haya que planteárselo seriamente, quizás todas estas lluvias y momentos difíciles era porque Él no quería que pasásemos por allí, porque pocos días después del Jueves Santo, la casa donde se produce el estrecho de la calle Ventanas se vino abajo su fachada. Seguramente si hubiésemos pasado por allí, con el ajetreo y vibraciones lógicas del paso de una cofradía, con tantas personas y el sonido brutal de las bandas hubiese podido provocar una desgracia que se hubiese tenido que pagar muy cara. Este año, según mi tarjeta de relevos me tocaba hacerla, ahí comprendí quizás el precio que tuve que pagar de no hacer “Rosario”, que había que conformase con lo que nos deja, que si siempre le pido protección y salud para mí y para mi gente, era mejor dejar un trocito de gloria antes que por una desgracia…
Y para acabar esta nueva entrega de crónica, hoy domingo 21 de abril, tras haber pasado una semana de calor soñando que la misma por el año que viene se nos presente igual –el año que viene será Semana Santa- terminaré con la experiencia que creo que cerró el Jueves Santo premeditado antes de enfrentarnos una vez más al de los sobresaltos. Me consta, que nuestro hermano en Cristo, Ricardo Díaz había promovido que el torero linarense Adrián de Torres llamara al barco del Dios de los Toreros en Linares –para eso preside junto a su Madre del Rosario la capilla del coso linarense- en la calle Ventanas, calle con sabor a torería sin duda en la ciudad de las minas. Pero tuvo que ser en Antón de Jaén y la llamá de Acuña fue antológica, que se puede esperar de un taurino como él…  “no se puede ser más de Linares que ser torero y del Prendimiento”… solo les digo que un olé hizo pegar otro “sapataso” como diría el Nico de los que se despega el paso de la arpillera y alcanza la gloria, subimos al Señor a hombros para sacarlo por esa puerta que buscaba la gloria, se cargaron la pilas y el pellizco se apoderó de todos, como decía Acuña no pasaba nada pero se cambiaba por precaución, y llegó una nueva marcha con cambios, en una calle donde antes pocos se hacían, pero los cuarenta y ocho corazones iba embravecidos como los toros de lidia y embestían con el arte del mundo del albero una marcha que este año ha gustado mucho… “Jerusalén”. Tras esto se abrieron paraguas y sobre todo lo que se abrió fue el compás que hizo rozar una vez más, aunque no premeditado los albores de la gloria a muchos…

CONTINUARÁ…

2 comentarios:

  1. gracias por coger mi humilde montaje como cabecera o como foto principal de este blogg. en mi facebook de excombatienta_ayamonte podeis ver mas. un saludo y gracias

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  2. gracias a ti por no tomartelo a mal, por cierto, montajes de categoria de la gorda, nada mas verlo lo quise poner ahora que me va a venir de perlas para la siguiente entrada.

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