TRES PRIMAVERAS...

Bueno más bien cuatro, porque los capillitas contamos los años por Semanas Santas, pero tres primaveras más que nunca, porque la espera viene desde un 11 de abril de 2010, las que llevo esperando esta fotografía. Hoy ese niño que está en brazos de su padre cumple tres años, mi sobrino Alejandro… el primero porque aún le quedaba unos días para nacer, el segundo porque llovió y aun no tenía ni un año, el año pasado porque no les dio la gana a sus padres de llevarlo, es que es tela de “bregoso”… que en puertas de su tercer cumpleaños entre nosotros por fin ha podido conocer al Cristo que le remueve el espíritu a su “titi”. Por fin el Jueves Santo estuvo allí conmigo, tras la sentencia en el ayuntamiento, en el relevo de uno de los bares con más solera de la ciudad, el bar Diego, allí se encontraba cabreado porque sus padres no le dejaron que “tocase” un tambor –aunque David Peñafiel le dejaba- y quizás extrañado de verme con ese “trapo” raro en la cabeza que se negaba a posar conmigo delante del altar errante de la gloria en Linares. Tuvo que cogerlo su padre, con las prisas del relevo más lo que paso después que ya les contaré en las crónicas que la foto no fue la deseada, que era yo con él y con mis capataces David y Antonio. Acuña se me negó, porque dice que las fotos le quitan el alma y David simplemente no lo encontraba… espero que al pobre no lo critiquen por no estar en lo que los más “perfeccionistas” –para lo que quieren- apuntan debe de ser su sitio por estas mis palabras, a lo que se unió dos fotógrafos que  evitaron un mayor espacio para que saliera, el que tenía que haber salido más que ninguno… el Soberano. Pero en fin, me queda la satisfacción de ver la hojarasca retorcida e iluminada en el áureo metal, junto a ese niño que junto a mi gran pasión es lo que me hace sonreír cuando los ánimos andan por los suelos, muy por los suelos…