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miércoles, 2 de noviembre de 2011

BAJO EL AMPARO CORDOBES DE MARIA...

Acabamos de entrar en el mes de la nostalgia, aquel que nuestros ancestros dedicaron a la memoria de los que ya no están entre nosotros, los difuntos. El mundo católico celebra cada primero de noviembre la festividad de “Todos los Santos” como pistoletazo a un largo mes donde el mundo cofrade se detiene a celebrar misas en honor de sus hermanos fallecidos y a inundar su estética con símbolos que nos recuerdan el tiempo que vivimos como contemplar a las dolorosas de riguroso luto. Pero no solo la seriedad que acarrea este tiempo se queda en las hermandades penitenciales si no que algunas hermandades de gloria impregnan de este sabor a sus titulares letíficas.
Algo que pude comprobar en el día de ayer en el antiguo “Khilāfat Qurṭuba”… La ciudad de Córdoba. Día esplendoroso y algo de calor para visitar la ciudad califal y adentrarse en su maravilloso casco antiguo partiendo desde el puente romano, el Triunfo de San Rafael y su universal Mezquita-Catedral. Lo que me gusta el arte antiguo, las maravillas que crearon nuestros antepasados para recorrer su estrechas calles, muchas de ellas atravesadas en “mi tiempo mejor” por enormes pasos de misterio y pasos de palio que hacen pensar en la locura de creer que por esos estrechos entramados como tal cual laberinto pueden pasar “barcazos” como el de la Sentencia o el Cister.




Pero evidentemente la tarde estaba salpicada de fiebre “capillita”… una salida procesional era el segundo de los objetivos –o el primero- para visitar la tierra de Maimónides siempre bañada por el “al-wadi al-Kabi”, el rio Guadalquivir tal como lo llamaron los árabes. Y es que tanto legado andalusí se postra ante el Reino del único Dios y como tal a su Madre Bendita, la Virgen María. Así Ella pudo derramar en las ya, cortas tardes el “Amparo” de su regazo por el barrio de San Francisco. Una nueva gloria hace protagonista a este bello rincón cordobés, si en mayo fue la Morenita de sierra morena en su versión filial, en este caso se trata de una advocación con poco años de historia en la ciudad pero que gracias a su hermandad penitencial se está convirtiendo en una cita ineludible de cada 1 de noviembre para empaparse de buen gusto, del de muchos quilates.



La hermandad del Domingo de Ramos, la conocida popularmente como la del “Huerto” incorporó en el año del Señor de 2006 un nuevo titular de carácter letífico a su nómina, Ntra. Sra. del Amparo. Una imagen que parte de una antigua mascarilla de la dolorosa primitiva de la corporación, Nuestra Señora de los Dolores Gozosos imagen de talla datada en el siglo XVII que procesionó hasta 1962. Al reorganizarse la hermandad nuevamente en 1974 se decidió ante el mal estado de conservación de la misma encargar la nueva imagen de Ntra. Sra. de la Candelaria, titular dolorosa de la hermandad desde entonces. Así el imaginero trianero José Antonio Navarro Arteaga que ya había realizado el ángel confortador “Egudiel” del paso de misterio, reutilizó aquella mascarilla para crear este armonioso conjunto de la Virgen María revestida de barroquizantes vestiduras profusamente decoradas con un ejemplar trabajo de estofado, sosteniendo en sus brazos, amparando a su divino hijo que se presenta semidesnudo apaciblemente dormido… “fritico” como diría el amigo Rafa Ríos de ese otro niño que duerme en la basílica de sus amores por los cielos de San Gil…
Parece retrotraer el armonioso conjunto a los místicos postulados que dejase para la posteridad en este tipo de iconografía el flamenco Roque Balduque para asentarse sobre un improvisado paso de gloria, como no, siguiendo las directrices de esa ciudad que las une el “al-wadi al-Kabi” como cordón umbilical y del que se impregnara la ciudad del guadamecí. La parihuela y respiraderos del paso palio de la hermandad hacen de paso de la Virgen del Amparo, que es exornado con una peana de tipología letífica aún en fase de ebanistería más unos candeleros y jarras del paso palio siendo iluminado por cuatro faroles de orfebrería pertenecientes al primitivo paso de la Oración en el Huerto, si no me fallan las ideas. Primigeniamente iluminaba a esta “seria” procesión los candelabros del misterio de Guzmán Bejarano completándose con un exorno floral de clavel en tonos rosas y el magnífico trabajo de la cuadrilla que cubre unos faldones adamascados en tonos blancos.
Una cuadrilla que realizó un gran trabajo bajo las órdenes del conocido capataz cordobés Luis Miguel Carrión, “Curro” para el universo costalero, figura idolatrada y odiada en los ambientes de la gente de abajo cordobesa del que este que les habla se siente identificado con sus maneras de trabajar y ver este mundo de los hombres de las galeras gloriosas. Aunque no lo conozca mucho personalmente – una mera conversación, en mis tiempos de la directiva del Rosario de Linares-, el capataz de la hermandad del Huerto simplemente se dedica a realizar el trabajo que aprendió de los maestros que crearon o continuaron todo esto allá, y cambiando de época histórica, vieja capital hispalense. Dejando este tema de un lado –del que algún día puede que hable- y centrándonos en la salida procesional aré hincapié en algo que ya he comentado y que es elemento inequívoco de estilo que rodea a la salida procesional: la seriedad. Un elemento poco común en salidas letificas, como hace unos días le pude leer al polémico “Cretario” en las páginas del ABC de Sevilla en referencia a la cada vez mayor utilización de marchas fúnebres en este tipo de procesiones, apuntando como ejemplo a la Pastora de Triana. Un hecho que en Sevilla se acrecienta más en las salidas de este mes como son la Virgen del Amparo de la Magdalena y la Reina de todos los Santos de la calle Feria.







Y me pareció que la hermandad cordobesa quiso seguir estos dictámenes, que en realidad no se diferencian mucho del estilo que llevan a gala cada Domingo de Ramos e inundar un maravilloso recorrido con los acordes melancólicos de estas marchas. Desde la primera chicotá en el interior del templo comenzó un elenco de composiciones que parecían sacadas de mi pensamiento porque el encargado de realizar la cruceta musical –como dirían en Málaga- acertó plenamente en mis gustos y me quedé con ganas de saber de quien se trataba y darle la enhorabuena porque todo fue un éxtasis para los sentidos… cofradieros claro está. “Tus Dolores son mis Penas” de Pantión, “Macarena” de Cebrián, “Cristo de la Alcazaba” de Fulgencio Morón, “Mater Mea” de Dorado, “Amarguras” de Font de Anta, “Santa Cruz” de Marvizón, “Misericordia Señor para mis Dolores” del maestro Albero Francés, “Ntro. Padre Jesús” de Cebrián o “Soleá dame la mano” de Font de Anta entre tantas, destacando la interpretación de las marchas “Virgen de Montserrat” de Pedro Morales o “Pasa la Virgen Macarena” de Laserna y “Virgen de la Paz” de Morales como marchas más alegres, rítmicas o letificas más acordes según “Cretario” para estas procesiones cuando el paso llegó ante las puertas de la Virgen del Socorro y adentrase en la popular plaza de la Corredera. Emblemáticas estampas se dibujaron durante el recorrido como cuando la Señora se plantó en la mítica plaza del Potro, la cual fuese nombrada por Miguel de Cervantes en sus universales escritos o su llegada a la iglesia de San Pedro, la misma en la que recibiera el agua bendita el eterno Juan de Mesa y Velasco un 26 de junio de 1583 tal como recuerda un monumento en la misma plaza. Iglesia donde duerme una hermandad penitencial, la del Cristo de la Misericordia y la Virgen de las Lágrimas en su Desamparo hecho que hizo que la buenísima banda ecijana de AMUECI interpretara la bella partitura del maestro Melguizo Fernández en honor de la Señora del Miércoles Santo…”Lágrimas y Desamparo”. La gran jornada se cerró con una espectacular revirá súper estrechísima entre la calle de las Almas y San Francisco, con la magnífica labor de los costaleros y capataces, con las constante presencia de público y hasta cangrejeros con el incomparable telón musical de la marcha “Saeta Sevillana” del maestro que comenzara su ejemplar carrera musical y militar en esta misma ciudad…Pedro Gámez Laserna. Disfruté una barbaridad del buen trabajo de esta cofradía la cual recomiendo conocer tal como me dijo el amigo y capataz iliturgitano Rafael Mondéjar, el cual viaja todos los años a contemplar esta salida penitencial y con el que pude conversar durante gran parte del recorrido porque, qué mejor que comenzar noviembre bajo el Amparo de María…












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