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lunes, 5 de marzo de 2012

"ORACIÓN" PARA TU ORACÍON....


A veces sin pensarlo, las entradas me sirven de enlace para poder configurar ideas que me surgen en la cabeza para el blog y que muchas veces dejo aparcadas e incluso olvidadas por que no le encuentro el matiz como para mostrarlas a todos los que os dejáis vuestro preciado tiempo en leer al “jartible” este que les escribe.
Y la anterior me hizo volar en el tiempo a mi época de juventud o mas bien de niñez y como vivía y como era entonces mi Semana Santa. Y en aquella época, sin internet y con la dificultad que suponía en mi pueblo, sobre todo para un chaval de 16 o 17 años, conseguir música cofradiera se reducía a esperar a que llegase Semana Santa y escucharlas en las bandas (quizá por esto se saboreaban marchas que ahora tiene uno casi aborrecidas, aunque sean genialidades) o alguna cinta de cassette de algún bar de carretera, que las sigue vendiendo en tiempo de cuaresma y poco mas. Aun no había llegado ni siquiera el “Catálogo Cofrade”, pero por entonces, la cadena de radio “Radio Olé” comenzó a emitir todos los días de cuaresma un programa de música cofradiera, marchas y canciones, sobre todo sevillanas evocadoras de las cofradías y la Semana Santa. “Radio Olé Cofrade” pronto se convirtió en un referente en la comarca (se realizaba en Linares) por no decir en la provincia donde el actual hermano mayor y capataz del Nazareno de Linares, Nicolás Hidalgo nos mostraba y nos hacia quemar la espera con la música que sonaría tras el Señor y su Madre Bendita en pocos días, a través de las ondas.
Y sin duda en aquel tiempo hizo que conociera una marcha que me enamoró perdidamente, bueno creo que a muchísimos cofrades y capillitas enamorados de la música cofradiera. Y aquí tenemos el ejemplo, cuando al grabarla en las ya casi “cavernícolas” cintas de cassette, raro era el día en que no la escuchaba muchas veces… de ahí que me hiciera soñar con ese nuevo modelo que, no les voy a engañar aun ansío. Era sin duda la marcha de moda, por entonces la Pasión si no me equivoco la introduciría en la Semana Santa de Linares aunque seguramente ese honor le tocara a la banda que la dio a conocer al universo cofradiero, la Agrupación Musical de Ntro. Padre Jesús de la Redención de Córdoba, la cual dejó sus sones durante algunos años tras el paso de la Sagrada Resurrección de la vieja ciudad de la Fuente del Pisar. Aun recuerdo la primera vez que contemplé a esta hermandad, haciendo su entrada en carrera oficial por la calle La Virgen. En la revirá de entrada sonó aquella marcha que al parecer se convirtió en una costumbre… bendita costumbre que me encandiló. Obviamente estoy hablando de la que sin duda es su himno, la que le dio la gran proyección, por lo menos a nivel autonómico que posee y la que aun hoy, aunque con menos intensidad disfruto escuchando… solo podría tratarse de “Oración” del para mi grande, José Manuel Mena Hervás.
Una marcha que grabaría la formación cordobesa en su primer trabajo discográfico “¡Estrella!”, el cual alcanzaría un éxito poco común en los Cd,s que editan las bandas NO sevillanas y es que la calidad del mismo y la formación que lo grabó, eran motivos suficientes para el éxito. Hoy en día es un autentico himno para la cuadrilla del Señor de la Oración en el Huerto de Linares, de la cual es su costalero el encargado de hacérnosla conocer a tantos y tantos capillitas, Nicolás Hidalgo.
Ella es sin duda la banda sonora de una hermandad, lógicamente a la que esta dedicada y la que sin duda se merece un rincón en el corazón de Simplemente Capillita. En Córdoba se recrea cada Domingo de Ramos una de sus ya particularidades esencias cuando la hermandad del Huerto, como es conocida, se echa en estación de penitencia por la antigua ciudad a la que bajó a librar el Arcángel y Custodio San Rafael. Pero en esta ocasión será Egudiel, según cuentan los expertos el que descenderá del cielo en busca del Compás de San Francisco para consolar la agónica oración del Redentor. Un sobrecogedor Cristo arrodillado en tierra y de mirada alzada al Padre ante el cáliz que ha de beber… sin duda esta imagen me produce un gran pellizco en el alma, la calidad y unción que atesora siempre me ha hecho entender que gracias a Dios el arte, el bueno, se expande mucho mas allá de Sevilla. Una obra que sin duda viene a constatar hasta donde abarcaba la esencia del foco artístico que en siglos pasados se erigía como la otra alternativa a la escuela implantada en la ciudad de la Giralda en Andalucía. Sin duda me refiero a la escuela granadina, la cual fue también transcendental en la evolución de la escuela sevillana, y que englobó las actuales provincias de Granada, Almería, Málaga, Jaén y como no, Córdoba. No existe documento conocido que nos hable del genio que creó este Cristo, aunque los más doctos en la materia la fechan en torno al siglo XVII y a la inmortal gubia de Pedro de Mena y Medrano.
El mismo descansa en un Getsemaní de volutas barrocas y doradas salidas del genial taller de Manuel Guzmán Bejarano. Una magnifica conjunción de escuelas que se dibuja cada Domingo de Ramos mientras el olivo sirve como perfecto telón de fondo mientras se mueve al compás de los acordes de la Redención de Córdoba, que fiel a la cita le interpreta la genial partitura de Mena Hervás... siempre la primera. Curiosa historia la de esta hermandad, la cual como prácticamente todas las de la ciudad renació de sus cenizas y se convirtió en lo que hoy día es, una de las más grandes hermandades de la ciudad gracias a contagiarse de los modos y maneras que en estas ultimas décadas se expanden desde Sevilla. Digo curiosa, por que me resulta curioso como a veces algunos olvidan de donde provienen todo lo que ven sus ojos durante la Semana de Dios y a la primera de cambio censuramos algo que nos muestre evidencias de una posible mala copia de Sevilla… como si ellos hubiesen creado la esencia que impregno a Córdoba como a otras tantas ciudades. Ya lo dije en su día, cuando les hablé del segundo paso de la hermandad, el del Amarrao y con la Oración les ocurrió lo mismo cuando la corporación de San Francisco decidió cambiar el antiguo ángel y la disposición del mismo en el paso. Un mítico ángel de Miguel Arjona Navarro (lo mejor que le he visto a este hombre de su producción) que confortaba al Señor tras Él mismo y que con la ejecución del actual de Navarro Arteaga, se cambió la estampa conocida por tantos y tantos cordobeses. El ángel se posó en la delantera y aquello recordaba a Montesión, evidentemente a Sevilla. Pero lejos de la realidad la hermandad evidenció que tenia bastante claro cual era su misión, Sevilla era la esencia que debía adaptar a su historia y así lo hizo, solamente recuperar la estampa primitiva que no era la creo el ángel de Arjona Navarro… si se “copio” a Montesión fue muchísimo antes.


Y eso me pareció aquel Domingo de Ramos de 2006 si no me falla la memoria cuando tuve el honor de presenciar su salida, por que no era solo el arte y la idiosincrasia de la hermandad, era la gran o grandes cuadrillas que posee esta hermandad, lógico cuando el nombre de “Curro” esta de por medio, aunque Federico Jiménez Reloba sea el capataz del paso que trata esta entrada. No obstante, como algunos sabrán, pertenece al equipo del dueño de “La Trabajadera”… la taberna de Curro. Últimamente he estado leyendo sobre los estilos, lo que le pega y lo que no a un paso, agrupación o cornetas, misterio no misterio, etc… y este es para mi una de las grandes esencias de mis pensamientos. Música de Eritaña, a veces mas sobria otras tantas mas gloriosa pero sin perderle el tipo a la seriedad que le quieren imprimir sus hermanos a la cofradía… esa “seriedad alegre” que para mi atesora como gran baluarte el misterio del Señor de la Victoria de la Paz de Sevilla. Pero obviamente este es diferente, ya que solo intento emular con la que es cuna del estilo, igualmente sin cambios (sobretodo porque es un conjunto de dos imágenes) y sin que se les valla la pinza con las subidas rítmicas de las marchas, sobre todo las clásicas del estilo. Córdoba es la gran heredera de las modas en las que reinaron las agrupaciones, las cuales siguieron manteniéndole el tipo sobre todo porque fue la época en que Sevilla impregnó a Córdoba, aquí los “puristas” no podían “censurar” a unos estilos musicales que llegaban de fuera y había que asimilar. Muchas supieron captar la esencia y comprender que si esto nos va bien porque cambiar cuando en Sevilla se cambió. Y creo que supieron buscarle su punto serio, aunque la música que lleve sin duda la eleve en mas ocasiones a la rítmica que implanto el Arahal en este tipo de bandas… lógicamente no confundir esta “sobriedad” con la de una hermandad de negro o romántica.




Esas son la sensaciones que me despertó aquella tarde el Señor de la Oración en el Huerto mientras se recortaba en el lleno de sabor y encanto cordobés, Compás de San Francisco. Como su perfil se dibujaba implorante al son del melancólico solo de trompeta y sus costaleros mecían poco a poco al Señor que hacia que apenas se cantease el olivo milenario de Getsemaní, sin perderle la gracia y seriedad en los rítmicos compases finales… una nueva lección de la vida. Aquella tarde viajamos Cris y un servidor con Joaquín, el cual ingresó en ese año en la banda cordobesa tras dejar la banda del Rosario de Linares y pude conocer el Domingo de Ramos cordobés (muy recomendable por otra parte). Por este motivo tuve mas encuentros con la hermandad y me siguió repartiendo lecciones de cómo se crea una gran cofradía cogiendo la esencia de Sevilla pero no mal copiándola. El culmen y últimos coletazos de la jornada volvió nuevamente a la calle San Fernando, cuando la noche cubría la ciudad y la genialidad del escorzo del Señor nos hacia retrotraernos a aquella agónica noche, a esos tormentosos momentos antes del principio del fin… para la gloria. La Redención siguió derramando su buen hacer y la cuadrilla le siguió el compás para recogerse con la misma finura y fuerza de horas antes, siempre al compas de “Oración”… un gran modelo a seguir y de superación.





Con en el ángel de Arjona Navarro:

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