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jueves, 26 de abril de 2012

LUNES SANTO...YO SOY, HASTA CON CAPOTE. (I)

Ciertamente los pronósticos meteorológicos nos dijeron muchas cosas o nos decían lo que les convenían...¿según la publicidad hotelera de la web?... Si por ellos hubiese sido no hubiese caído ni una gota de agua o no abría parado de llover en toda la Semana Santa. Pero había una coincidencia mayúscula entre todos los medios y esa era que el lunes era el día más indicado para visitar templos, mojarse las túnicas y llorar de impotencia. Así amaneció el Lunes Santo, muy negro y el amigo Cris con el ojo “colorao” de una infección. Así que el día comenzó buscando un Centro de Salud para que sanaran a mi más fiel escudero capillita. Ya en el centro sanitario del pueblo que vio nacer al que ayer mandó al cielo del Bernabéu la esperanza y el sueño de una final de champions, comenzó a llover. Obviamente había que volver a enchufar las radios de los móviles, a dejarnos las baterías cada día en lo mismo para comprobar como se podría presentar el día.
Y la primera parte evidentemente era nefasta… el Polígono, bueno el Cautivo de San Pablo como les gusta que lo llamen a sus hermanos y el otro Cautivo, el del Tiro de Linea NO se la jugarían. La iconografía implantada por los trinitarios, las que nos vienen del extrarradio no se pasearía por Sevilla. Sobre todo me dio mucha pena por la hermandad del Polígono, en la que en cinco Semanas Santas dentro de la nomina no ha podido llegar a la Catedral en las tres ultimas. Hace tres años les caía la mundial de agua y de críticas, el año pasado se les presentó un día similar al de este año y fueron cautelosos para luego no llover en todo el día y este año el mismo “castigo”. No se si allí arriba el Dios Cautivo y Rescatado Eterno tendrá algo con ellos, como hermandad y grupo cristiano cuentan que son ejemplares, que lo suyo es mucho más que unos cofrades capillitas pasea cofradías como dirían nuestros peores “enemigos”, que la labor cristiana en su barrio es ejemplo que deberían tomar las que tiene más solera. Este año estrenaban puerta, porque siguen trabajando a una velocidad de vértigo para que pronto los anti “vísperas” olviden los inicios y la puedan equiparar a la magnificencia de la semana más importante del año en Sevilla. La lluvia se está empeñando en que la recordemos humilde, en construcción, para que cuando al Señor y a su Madre del Rosario se les antoje parezcan una hermandad con cien años mínimo. Seguro que la vuelta a la calle será grandiosa…


Y por Santa Genoveva este año no surgiría la valentía, ni el Cautivo ni las Mercedes pasearían su elegancia que nos viene desde lejos. Ya teníamos el principio de la jornada borrado y a esperar si por lo menos pasaría como el año pasado. Pero en el viaje desde Camas norte hasta la Cartuja comenzó a caer un diluvio. Aparcando, el “gorrilla” al vernos las sillitas –hoy si, digan lo que digan- vio que éramos capillitas y con pena nos decía que vaya día para cofradías. Seguía lloviendo y nos fuimos directamente a comer sin saber donde iba a comenzar el día, si es que lo abría, cofradieramente hablando. Tras la comida, recordé que alguien alguna vez me dijo que en plena hora de la comida es el momento idóneo para ir a besarle la mano a Dios…
Así que por segundo día nos encaminamos por San Vicente en busca del barrio del santo martirizado en una parrilla, San Lorenzo. Los muros de su iglesia cobijaron durante siglos al Dios de Sevilla hasta que se hizo su “casita” propia justo al lado. Los días primeros de la Semana Santa, son los días en que el Señor de Sevilla, Ntro. Padre Jesús del Gran Poder baja desde su camarín y nos cambia su pie por sus manos. Para que sintamos su tacto divino, su poder, porque suyo es el reino, el poder y la gloria, por los siglos de los siglos… nunca antes se la había besado, las enormes colas me hacían siempre desistir, pero mi confidente tenia razón; había cola pero no llegaba ni al umbral de la basílica. Así que mejor que besar la mano del Señor, mientras la lluvia continuaba, ella sola le dio la razón al Polígono y al Tiro de Línea. Pero el momento no fue uno más, ya desde fuera de la cola impactaba ver al icono de Juan de Mesa tan de cerca, frente a frente. Comprobé in situ la conocida desproporción adrede de la cabeza, ciertamente en este sentido no gusta observarlo tan de cerca. Comprendí cual era el don del cordobés, porque cuando la imagen se encuentra en las alturas, como debe de ser; en el cielo no se aprecia tal idea escultórica para la mejor contemplación… seguramente si viviese el maestro no estaría muy de acuerdo con este acto piadoso en el más estricto sentido artístico y su visualización, que no devocional, seguramente él no pensó en que la imagen algún día estaría tan cerca del fiel. Porque él la hizo para que caminase por las calles de Sevilla, sobre esa maravilla dorada que le talló Ruíz Gijón para completar su excelencia real, la que esperaba incompleta su llegada, tal cual trono real sin su monarca, por cierto recién restaurado. Pero estar ante Él, eso no se puede explicar con palabras, nada de lo que les cuento llega a poder ser fehacientemente a lo que vivo, pero esos escasos centímetros a su cara se grabaron a fuego, quien pudiera estar horas y horas estar así, seguro que Juan de Mesa y tal vez el pintor Francisco Fernández de Llera recibieron un don divino para dejarnos lo que viene venerando Sevilla durante siglos, seguro que allí arriba decidieron que en Sevilla tenia que haber un icono inquebrantable de piedad para Dios con el hombre y ese tenia que ser Jesús del Gran Poder. Su rostro se quedó en mi retina y mi beso en su desgasta mano, hecho cautivo esperando el día y la hora de cargar por Sevilla por todas nuestras incorrecciones. El lacito morado de la visita ya va prendido a la ropita mi sobrinito para que lo siga protegiendo. Por cierto Óscar tuvo el detalle de inmortalizarme en este primer e inolvidable besamanos, espero que sigamos besándolo muchos años más.


Pero fuera el cielo siguió llorando, hay que ver que solo lloviese esa semana en todo el mes de abril, seguramente no lo tenemos contento. San Gonzalo y Redención posponían sus salidas, los partes meteorológicos nos volvían locos un día más. Así que decidimos volver al coche, en la Cartuja y sentarnos cómodamente a escuchar la radio, porque el día no tenia pinta de ser muy santo. Pensamos que si surgía el milagro por el Barrio León, allí estaríamos más cerca y si no marcharnos al centro y aparcar y seguir esperando la respuesta de las hermandades. Así, unos ligeros claros parecieron que traían la buena nueva, la hermandad informaba de un parte de mejoría aunque el Cecop (Centro de coordinación operativa) decía todo lo contrario, que lo peor estaba por venir.


























Así que tomamos rumbo muy ligero atravesando la vieja Triana, incluso pasando ante las puertas de las míticas alfarerías para darme de bruces con el pellizco y el duende, cuando de pasada vi a un fiel heredero del primer oficio de Dios trabajando el barro en el torno, “en la rueda” como diríamos en Bailén. Había que encaramarse en la puerta de la Capilla de la Estrella por que el Soberano quería calle y seguramente arrastraría a lo impensable. Y así fue y así se lo advertí a Nico y a Paquillo, como un año más estuvo ahí presente fiel a su San Gonzalo. Le echaron la bravura de bajar hasta abajo y meterse detrás de “su zanco derecho”. La eterna hilera de nazarenos blancos atravesaban Triana, se cumplía un nuevo sueño, todo podría medio salvarse. Gran tramo de niños con sus padres, que gracia más grande y que pellizco en el alma cuando uno de ellos me regaló la estampita, pero uno miraba al cielo y no llovía, pero la oscuridad seguía dando miedo. Y miedo daba cuando por San Jacinto venia el galeón del Soberano Poder más infinito. Había que ganar el tiempo perdido, y no había cambios… pero es que esta cuadrilla no es solo un izquierdo por delante. Cuando hay que trabajar por derecho y comer metros lo hacen con la misma elegancia que las grandes cuadrillas clásicas de Sevilla, de hecho ellos son una de las cuadrillas más grandes de Sevilla. Y Él nos trajo su tranquilidad, ese sosiego con el que irrita a Caifás, el hombre más Dios de todos los tiempos. Y venia de estreno, sus costaleros lo vistieron de primavera para el vía crucis del pasado año –igualmente marcada por valentía meteorológica incluida- y este año tocaba para el lunes más grande del arrabal de casitas blancas y olor a azahar, ese aroma que produce el síntoma que recuerda que es el tiempo mejor del que manda en el barrio y como no de su Madre la Salud. Y no rendiría pleitesía como todos los años a la Estrella, aunque si frenaron la poderosa zancada un poco ante el portal abierto de par en par, y sus cigarreras tocaron “Triana llora tus Penas” como hace 10 años cuando el capitán se quedó inmortalizado para siempre tras su caminar. Y llegaron algunos izquierdos… “pero te quieres callar ya, que YO SOY” parecía querer decir el Soberano para callarle la boca al Caifás con el izquierdo por delante – tal como diría el vecino más famoso del Tardón, Cesar Cadaval, un año mas junto a su Cristo- y la magia de Triana reavivó a la multitud, pero había que seguir, y enganchados al Nico lo seguimos hasta donde Él quisiera. Y fuerte y poderoso, tras el trono de Caifás llegó al Altozano y el cielo no pudo aguantar tanta categoría que comenzó a derramar sus lagrimas… no se me olvida el rímel corrido de las mujeres del barrio que caminan tras Él. Se veía venir me decía Félix, rápidamente los costaleros cercaron las portentosas andas de Bejarano y se subieron a ponerle unos capotes al Señor y al Sanedrita, y unos gorros de plástico – como las bolsas de los paquetes de ladrillos- al resto de imágenes, anecdóticamente menos al esclavo etíope, saltando días después la “sorna” de que hubo racismo en los priostes. La lluvia arreciaba y un mar de paraguas rodeaba al misterio. “Tira para la Magdalena” era el pensamiento mas unánime entre la gente, aunque también estaban cerca, mucho más cerca la capilla de los Marineros o la iglesia de la O, como ocurrió algunas décadas antes. Solo se repitió la escena en el palio de la Salud – otro año sin verla en la calle- que se refugió en la capilla de la Estrella y ya, al Soberano lo llevaron hasta la más lejana iglesia de la Magdalena como en aquel 2005 de inolvidable memoria para este que escribe. La multitud a su alrededor era impresionante y llegué a temer por nuestra integridad, hasta que en medio del puente nos salimos y lo despedimos en el umbral de Reyes Católicos. La escena era sobrecogedora, unos dicen que la hermandad le echó una valentía muy temeraria porque sabían que los pronósticos no eran tan buenos, pero no voy a ser yo quien desmienta lo anunciado por la corporación. Lo que está claro es que a partir de ahí la lluvia se transformó en una fuertísima tormenta que destrozó por completo la inigualable cofradía que minutos antes subía la calle San Jacinto. Las imágenes se taparon a tiempo pero el paso no se tapó y le calló esa enorme manta de agua que aun bajo los paraguas nos puso chorreando… imagínense el paso.

















La escena vivida se podría trasladar a la otra hermandad que le siguió en la valentía, igualmente la Redención se echó a la calle y tuvo que refugiarse en la iglesia de la Anunciación. En ese momento todo parecía acabado, de hecho lo fue. Tan solo nos quedaba tomarnos algo, buscar algún entretenimiento, visitar hermandades o irnos al hotel, el lunes solo había sido una “miajita” de santo, se veía venir, si con las hermandades en la calle el resto comenzaron a anunciar la suspensión de sus estaciones de penitencia, como no, Santa Marta la primera. 



Pero de repente llegó la sorpresa, la Vera Cruz salía pero no de cualquier forma. La hermandad crucera sorprendía a Sevilla con la apuesta que intentó aprobar unos años antes la hermandad de Pasión sin éxito. La idea de realizar estación de penitencia el cortejo sin los pasos en días de gran probabilidad de lluvia. Aunque si sacarían un titular, el famoso Lignum Crucis que saca la hermandad en su cortejo. Tan solo lo vimos salir porque nos encontrábamos cerca. Una circunstancia que ha levantado la polémica y si fue o no acertado, lo que está claro es que estos hermanos volvieron a los orígenes de la Semana Santa aunque también pusieron en entredicho muchas de esas normas no escritas que han deparado nuestra actual Semana Santa. Dicen que en el Palacio Arzobispal esto gustó mucho, serán que muchos de nuestros ministros de la iglesia detestan los postulados de Trento, cuando luego no permiten vía crucis…¿será porque lo presidia una imagen? precisamente la bulla no apabulló a este cortejo sin instrumentos plásticos para acercar al pueblo a Dios, simplemente eran hombres y mujeres dando muestra publica de su fe, pagando y humillándose ante el pueblo para el perdón de sus pecados, ¿quien en el siglo XXI va a ir a verlos y sonrojarlos? Que cada cual opine lo que vea conveniente.



CONTINUARÁ…
Fotos: Óscar Ortega y un servidor. Algunas cogidas de la red.

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