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lunes, 30 de abril de 2012

LA LLAMÁ EN EL OTRO GETSEMANÍ...

Con estas dos portentosas fotografías me gustaría mostrarles dos circunstancias acaecidas en la pasada Semana Santa en Linares. Dos fotografías, dos genialidades del nuestro maestro Prados si no me equivoco donde muestran el instante, complicado de captar, de un paso suspendido en el aire. Pero que paso, empujado por mis compañeros costaleros en la tarde del Jueves Santo, glorioso gracias al que “vuela” en las instantáneas, al Soberano. Dos fotografías dignas de reconocimiento a los actores secundarios que aparecen en ese lugar donde mira el Soberano, donde habitan los hombres de negro… los capataces, junto al llamador. En una, David Parra mirando a su pequeña hija revestida de nazareno, no se podría esperar menos, él tiene claro que si no enseñamos esto un día se acaba. Uno en la salida, en la esperada salida y el otro pues la verdad no reconozco el entorno mientras su segundo contempla como sus compañeros –nuestro segundo capataz solo aspira a volver a echárselo al lomo, poco le pica el llamador a D. Antonio- elevan bien fuerte a Nuestro Señor del Prendimiento hasta el cielo de azul radiante de aquel momento.


Pero quizá tendría que haber utilizado otras fotografías, sobre todo de otro paso, pero es que lo que muestran las mismas lo resume todo… levantá “congelada”, no hay mejor muestra fotográfica para mostrar lo que es una levantá y delante sus dos capataces. Tendría que haber puesto otro Cristo de la ciudad, en concreto a Ntro. Padre Jesús de la Oración en el Huerto, por que el Dios que clava la rodilla en tierra de Linares quiso que estos dos capataces lo llevasen al cielo, así lo muestra lo videos que les dejo. El primero a primeras horas, en ese nuevo y acertadísimo itinerario que ha ideado la corporación de Lunes Santo, por la calle Cambroneras. Isacio Ocaña, mítico capataz de esta hermandad si no equivoco invita a nuestro segundo, a Antonio Acuña a llamar el paso, pueden escuchar perfectamente su voz “aterciopelada” expandirse por la galera del Señor de la Oración. Pero una levantá muy especial, “unos de los momentos cofrades más intensos de su vida” como ha referido por ahí. Que se puede esperar si Antonio ha crecido entre capas de color verde, si es su hermandad de cuna. Muchos tenemos hermandad de cuna, aunque luego sea en otra donde tu pasión se descontrola, se ve que lo suyo es no salir del Getsemaní... Me consta que en los últimos años veía a la hermandad salir desde dentro de la iglesia de Santa María, no me extrañaría que allí tiene que tener muchos amigos, seguramente Isacio lo sea, quizás por ello le diese el privilegio de que 60 años después otro Antonio Acuña mandara el paso del Dios de su casa… el de su abuelo.



Pero hay otro Dios, sin salir del huerto que lo tiene prendido, como a David fiel escudero del capataz que “contrató” Dios para su gloria y gracia, como la Madre de los de la Oración. En esa época que tuvimos la dicha de vivir con él, esa que parece que nunca ha existido, el talante y el señorío de Caparros hizo que al Prendimiento se le quisiera más. Creo que el último año que el Soberano le dio la dicha de mandarlo en la tierra le tocó dar el Pregón de la Semana Santa de Linares a Isacio Ocaña. También tuvo la responsabilidad de recibir en tribuna al Soberano y la Virgen del Rosario aquel Jueves Santo donde no se intuía ni siquiera la despedida. Andrés, sin complejos, defensor de un nuevo estilo de sentir y vivir a las cofradías y sobre todo de costalería le cedió el martillo al pregonero y sobre todo Capataz de Linares para que hiciese la levantá ante la tribuna presidencial. Cuentan los que lo vivieron que en la cara del capataz de la Oración se vislumbraba una satisfacción, como si hubiese recibido uno de los honores más grandes que se puedan dar, la amistad y el cariño para subir a Dios, sea cual sea su advocación al cielo.
Seguro que Isacio no olvidó ni olvidará aquel gesto, mientras abrazado al “capitán”, el barco del Jueves Santo casi se los come en su poderosa zancada y aun más cuando meses después Andrés fue llamado a la igualá del cielo. Por eso vayamos al segundo video, se hace la noche y en ese nuevo itinerario entraba a la calle Rosario al revés de cómo la pisaba antes la hermandad de la Oración. Bajo la Luna del Nissán, la Señora del Rosario esperaba en su azulejo para que su hijo de la Oración la mirase, es Él, el único que la mira de todos los que pasan bajo Ella. E Isacio quiso hacer volar a su gente, en rincón mas “prendio” posible para que Andrés lo viese desde allí arriba. Y nuevamente la voz del capataz se me hace muy familiar, cuando David “Parrita” invoca a la cuadrilla para que sigan paseando al Señor de la Oración, mandados, aunque en momentos puntuales del dúo de capataces del Soberano de Linares, gran gesto, gran paso para comprender que ser costalero no es una competición si no un trabajo de todos, el de pasear a Dios y a su Madre bendita... seguramente eso fue lo que sintió Isacio en aquel abrazo ante el Soberano…



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