Buscar este blog

lunes, 23 de abril de 2012

DOMINGO DE RAMOS... ESTE AÑO VOLVIMOS CON EL AMOR. (I).

En mis 30 años de edad, que aun me cuesta asimilarlos, creo que nunca he esperado tan ansioso durante todo el año la llegada de la Semana Santa. Ya lo pudieron ver en los resúmenes del pasado año, que la Semana Santa si fue santa, fue porque en los templos se oficiaron oficios, porque la catequesis plástica de la calle apareció poco. Normal, que la espera fuese mas intensa, con más pasión esperando eso mismo. Y las cosas del destino o las de Dios más bien nos ofrecían unos días de espera previos a la gran semana, casi similares a los del año anterior. Cuaresma soleada, con días de casi verano para vislumbrar los últimos días morados poniéndose uno malo viendo los pronósticos meteorológicos… por cierto a esos “magos” agosteños de la cabañuelas un “ciriazo” en la cabeza… por no decir otra cosa… y a los de los dichos ídem de lo mismo, nació y entró la cuaresma bien de secano…
Porque si, la Semana Santa de 2012, la mía, la que yo me dispuse a vivir tuvo agua, mucha agua aunque haciendo balance, creo que este año ha habido mas luces que el pasado año. Y como yo no entiendo la Semana Santa con localismos, aunque uno quiera sus raíces, yo seguiré estando donde me dicte mi corazón, y ese sitio a día de hoy es Sevilla, por encima del resto y mi oasis interior del Jueves Santo linarense... el día de mañana, solo Él sabrá. Este año estaba programado desde hace tiempo nuestro ritual de todos los años; domingo, lunes, martes y este año nuevamente el Miércoles Santo. Félix, Óscar, Cris que se incorporaba este año a todos los días y como no, este “flipao de la Semana Santa” servidor de ustedes. Arribaríamos anclas un año más en Camas, la crisis y porque no, el sentido lógico hace que busquemos lo económico, que en estas fechas en Sevilla te cobran por dormir en una pocilga como si estuvieras en el Alfonso XIII. Uno veía los pronósticos, y se planteaba el ni siquiera ir, pero pensé, pensamos y como dijo Cris, que uno ve lo que le gusta, y ahí es donde debe de ir exponiéndose incluso a que no saliese nada… cierto, prefiero haber vivido lo que les narraré que haber estado metido en mi casa o en un pub lamentándome como hice el pasado año a partir del Jueves Santo y este el Viernes Santo.
Por eso amaneció el día que para los capillitas, no sabría explicarles con palabras… Domingo de Ramos. Bien temprano, aun sin amanecer preparábamos todos los “bártulos” entre Óscar y Félix para partir a Linares a por Cris. Tomando el rumbo definitivo dirección a la ciudad hispalense, comenzó a aparecer los primeros rayos de sol del día… porque si, por aquí el sol iba a regalar un Domingo de Ramos como Dios manda, pero donde nos dirigíamos el cielo se presuponía completamente diferente. Y así fue porque el gris de las nubes por Carmona nos advertía un Domingo de Ramos, muy diferente a los últimos cuatro que he vivido por las calles de Sevilla, incluso al adentrarme en la ciudad comenzó a caer una ligerita llovizna. Pero como diría Antonio Santiago había que seguir, aunque de broma les dijera a mis amigos que ya estaba aquí una nueva Semana Santa, que nos hincharíamos de ver pasos, pero en las iglesias…



Y así comenzó el Domingo de Ramos de mi particular Semana Santa de 2012, pudiendo aparcar en la Cartuja fácilmente… ya se palpaba las consecuencias de lo meteorológico, mientras absortos contemplábamos el nuevo paisaje que nos mostraba las obras de la torre Pelli… y vámonos a ver capillas como le gusta a mi capataz David Parra… Triana y el Patrocinio a reventar por la misa del gran día de palmas, de frente la Señorita de Triana y a sus espaldas Él en su infinita Expiración en el lugar del que un año mas no se movería sobre su altar de oro… y bajamos la Ronda en lugar de Castilla, buscamos al Soberano del Barrio León… “estará petado y no podremos entrar” le dije a Félix… pero la misa aun no había comenzado y pudimos contemplarlo en toda su magnitud, en la pequeñita iglesia que le da su cada vez más inmortal denominación… San Gonzalo. Poderío a raudales del Señor de Ortega Bru, que cosas de la vida presentaría a su ciudad una novedad histórica como la que vivimos con nuestro Soberano de Linares, la de lucir por primera vez una túnica bordada, en lo que se refiere a esta imagen en concreto. Además pude perderme en la tranquilidad y detallismo, por primera vez de contemplar bien cerquita el palio donde fluye la blancura de la fuente de la Salud, la princesa del barrio... genial la cera rizada.
Y vámonos pa´ Sevilla, por San Jacinto, que hoy es día grande… “para eso llevas su medalla en el coche” me decía Félix, aunque no sea hermano, sí la llevo como símbolo, porque cada día soy mas “estrellero” aunque a mi me tenga mas enganchado ese Dios sedente de implorante gesto al cielo, que pareciese un zapatero divino, lleno de compas esperando un “milagro” sobre un monte de morada penitencia. Y como la cola en Pureza se sobre suponía larga, que mejor que cruzar el puente eterno y continuar por la “otra” ciudad.

Y al pisar “suelo sevillano”, de repente me vino a la memoria una bella historia que en los albores de la cuaresma nos relató a los portadores del Señor de la Humildad y Misericordia de mi pueblo, el párroco de su iglesia, el primer cura costalero de la historia de Sevilla… don José Antonio Balboa nos habló de un costalero que se definía como NO creyente, que sacaba al paso de una cofradía en memoria de su padre, el cual si amaba a todo este mundo con mucha pasión, el simplemente lo hacia como muestra de amor, en recuerdo de su padre difunto. En ese momento don Antonio se refirió a mi, diciéndome que estaban en una capillita muy pequeña, creyendo que yo la conocía, cosa que no era así aunque si a su cofradía en la calle… por ese motivo, el Dios de los Toneleros me pellizco el alma bajo el grisáceo cielo que comenzaba a llorar leves lloviznas, que me hacían abrir el paraguas que me regaló el amigo Igor Freijo en aquel lluvioso sábado de pregón en Oviedo, para que revirase a mano derecha y buscase el Arenal y contemplase la sin igual cofradía de la Carretería, en su tal como contó don Antonio pequeñísima capilla, donde cuesta creer pueda salir tal mole de arte y elegancia decimonónica. Seria un preludio, el Señor de la Salud en sus Tres Necesidades sabe que me apasiona su cofradía, y ya sabía que este año no lo iba a ver por las calles de Sevilla, así que seguro que Él me llamó. Cuanto sabor entre la recoleta capilla a los pies de sus singulares pasos, en esa Sevilla de otro tiempo que me hizo sentir ese atronador “Padre Nuestro” que rezaron aquella noche los costaleros de la hermandad que abarrotaban la capilla como nos relató D. Antonio, para que aquel costalero NO creyente le fuese concedida la gracia de creer en el que portaba sobre su séptima vertebra, el que moría entre dos ladrones y retorcidos candelabros de genuina forja por él, por toda la humanidad… casi podría recrear en mi mente el momento, a los pies del paso que calza garras de bronce a aquel costalero roto en lagrimas, comprendiendo que es toda esta pasión que sentía su padre y que quizás no logró transmitirle, la grandísima gracia de creer en Dios a través de las cofradías…






Y como estábamos en el Arenal y la hora de comer se enmarañaba en las manecillas del reloj, que mejor que buscar las hermandades más cercanas. En Dos de Mayo, cerca del Postigo que soñábamos con cruzar – con poca esperanza a esas horas- en las oscuridades de la noche, igualmente llegamos a la capillita del Rosario, la cual nos abría sus puertas para contemplar los pasos de las Aguas. Portentoso barco el del crucificado de Illanes y la jovencísima Virgen de Guadalupe que estrenaba “esplendor”, el que le ha devuelto su autor que junto a la dolorosa del misterio ha restaurado Álvarez Duarte. Seria un día de teléfono móvil sin duda, mandando al amigo Pedro Guerreo fotos vía “whatsapp”, sobre todo de Guadalupe para que se la enseñara al amigo Antonio Pradas, el cual esta enamorado de esta dolorosa. Los cada vez más famosos floristas “Grado” se disponían a poner unos de sus exquisitos exornos florales a la hermandad que dejábamos para buscar otra nueva capillita… curioso que las cofradías del Arenal vivan en reducidas capillitas.





En Molviedro nos esperaba otra de las protagonistas de la jornada. Igualmente reducido espacio para contemplar a Jesús Despojado y a su Madre de los Dolores y Misericordia junto a San Juan, exquisito el resultado de los trabajos en el canasto del misterio y abría que esperar a la tarde a ver si a la Señora se le antojaba enseñarnos el nuevo manto que estrenaría. Buscando nuestro destino donde llenar el estomago para afrontar la enigmática tarde, pasamos por Carlos Cañal y una ligera visita a San Buenaventura y su bella Soledad, nueva iglesia que pisaba por primera vez, algo que se ha repetido bastante en esta ultima Semana Santa donde el crucificado de la Salvación espera algún día la gloria de la calle.


El discurrir por la Magdalena, un Domingo de Ramos más en una abarrotada iglesia a los pies del Descendimiento o los pasos del Calvario. Y los de Bailén y el de Linares atravesamos por primera vez en la Semana Santa la calle Bailén, orgulloso aunque muchos piensen lo contrario para llegar a la plaza de Museo y volver a acordarme del padre Balboa, ante su querida Virgen de la Aguas y la serpenteante y espectacular imagen del Cristo de la Expiración… ya estábamos en nuestro ya tradicional bar para comer, pero como había algo mas de tiempo subimos por San Vicente, allí un guardia de seguridad nos indicó que estaban en misa y que para ver pasos, mañana tendríamos tiempo… así que mejor que buscar al Dios de Sevilla… plaza de San Lorenzo, mas abarrotada que ninguna de las otras que habíamos visitado. En San Lorenzo la Bofetá y la Soledad “escuchaban” igualmente la misa de palmas y en la plaza la enorme hilera de personas que quieren besar la mano del Señor… sin mas. Así que definitivamente volvimos a comer, porque esta primera parte de crónica es las mas cofradiera que vivimos tras degustar los guisos del bodegón. Este año tocaba una nueva salida, y esa seria la Borriquita… plaza del Salvador, grandísimo ambiente deseoso de contemplar al Dios de los niños – que fieles a la tradición jugueteaban en la “rampla”- abriendo la Semana Santa… pero la Semana de Dios se acababa de comenzar a romper… la Paz no salía. El Dios de la Victoria no recibiría la cruz de nuestros pecados por el parque revestido también de estreno, de primavera bordada en oro… este año ese ¡Osuna! No abriría la Semana Santa.







Tocaba esperar y fundir las baterías del móvil escuchando el grandísimo trabajo del “Llamador de Canal Sur Radio”. Este año el Domingo de Ramos seria diferente, y solo soñábamos que fuera diferente, pero que hubiese Domingo de Ramos. La hermandad del Amor decidía por fin romper el esquema planificado por este que escribe, la Borriquita no saldría como lo lleva haciendo estas ultimas décadas, solo quedaba la esperanza de esperar a la “segunda” salida de la cofradía para rememorar épocas pasadas de ver al luminoso paso de la Borriquita bajo el oscuro manto de la noche. Anclados a los pinganillos, aunque no llovía había que buscar la próxima hipotética cofradía. Volvíamos al Arenal, a la calle Zaragoza a ver si al Señor Despojado le apetecía que su Madre Bendita nos mostrara la grandeza de su nuevo manto. Y por la radio comenzamos a escuchar la palabra que nos acompañaría durante muchas jornadas… cabildo. El de Jesús Despojado anuncia como casi todas que esperarían, pronósticos, circunstancias y sobre todo milagros. De ahí nos marchamos a sentarnos a la plaza Nueva donde nos llevamos la primera de las alegrías y las primeras grandes decepciones… mientras por San Julián el hermano mayor levanta la algarabía de la ciudad al decir que este año la Virgen de la Hiniesta “derramaría sus lagrimas por Sevilla”, entonces comenzó a caer la lluvia mas intensa de toda la tarde, minutos después esa lluvia comenzaría a mojar a los tramos del crucificado de Castillo Lastrucci como escuchábamos por la radio… esa lluvia rompería el sueño de media jornada… Hiniesta vuelve sus nazarenos mojados a San Julián y el Señor lamiendo la ojiva al son de “Hiniesta” del maestro Peralto rompe el sueño de Sevilla. Todo vino seguido; Jesús Despojado y la Sagrada Cena decían hasta el año que viene. Cuanto eché de menos a la hermandad de la Cena, es esencial en mis Domingo de Ramos, como las demás, pero es una cofradía muy especial para mi… no abría Sebastian Santos ni Ortega Bru, ni el trabajo de los hombres de “Palacios”, ni la caoba humilde y paciente, ni Tejera al compas del palio decimonónico, por eso, bajo la lluvia dije de ir hasta los Terceros para intentar contemplar sus genuinos pasos. Llegamos a Santa Catalina, penosa y triste, una iglesia con tanta solera que no pudo recibir como mandan los cánones el especial nomenclátor que la contemplará a partir de ahora… calle “Capataz Manuel Santiago”, merecidísima para el capataz que hacia llorar a los Cristos para encarar la calle Sol y contemplar que las puertas estaban cerradas aun. La radio informaba de mejorías a partir de esas horas, solo tocaba esperar a ver si se salvaba el Domingo de Ramos y la próxima esperanza la teníamos cerca, la llamada Gracia y Esperanza de la hermandad de San Roque, y esa corazonada positiva que le decía a Félix que Triana se echaría a la calle…

CONTINUARÁ…





Fotos: Óscar Ortega y un servidor.

No hay comentarios:

Publicar un comentario