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miércoles, 16 de mayo de 2012

DONDE EL AMOR DEJÓ HUELLA...


A veces no se porque me “castigo” visualizando el para mi legendario Pregón de la Semana Santa de Sevilla que pronunció en el año del Señor de 2001 el periodista Carlos Herrera Crusset. Y digo que me castigo porque si lo veo por ejemplo hoy mismo a casi un año de la próxima Semana Santa, surge dentro de mi el ansia y la locura de la fragancia de la pasión por Andalucía. Nadie ha podido nunca pregonar y exaltar lo que es la Semana Santa, el sentimiento no hay palabra que lo defina, pero este almeriense de Cuevas de Almanzora y sevillano de alma si llegó a rozar esa proeza, pocas veces he escuchado hablar a alguien sobre el fenómeno que engloba el mundo de la Semana Santa tan genialmente y sin nunca aburrirte como hizo Herrera. Dicen sus detractores que seguramente se lo escribieron, pero seguro que no, llegar a sacar del corazón el pregón que dio en el Maestranza solo puede hacerse desde el más personal sentimiento y vivencias cofradieras.
Uno trocito del mismo, el que les invito a visualizar en el video es de esos que me toca la fibra más sensible, se de buena tinta lo que es pedirle a Dios y a su Madre Bendita por la salud de un ser querido y en más de una ocasión he podido comprobar que la madera es sin lugar a dudas “vinculo” – no saben lo que se pierden los protestantes-, cuando miramos sus ojos policromados o tocamos sus túnicas o mantos, como si tocásemos al de verdad y pedimos porque ya no nos queda otra, casi dudando de si todo esto será verdad y si podrá obrarse el milagro. Hace unos meses un amigo tuvo un accidente de moto en el cual perdió algunas extremidades y su estado indicaba el final. No se por qué pero aquellos días me encontraba en Linares y entré a San Agustín a visitar a mi Soberano y le pedí que tuviese piedad, que si pensaba llevárselo lo hiciese rápido. Todos esperaban su adiós, y a mi se me ocurrió decir que “veras como lo vemos corriendo otra vez, ante el Soberano nada es imposible…” cuentan que ya se puede comunicar con un ordenador con sus hijas, y el peligro hace tiempo que se esfumo… pues otra historia, con otros personajes y otras circunstancias son las que cuenta Carlos Herrera en su pregón, en el cual pasó de la risa al llanto y es que cualquiera no coge a la Macarena por el talle…

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