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lunes, 28 de mayo de 2012

LA REINA DE LAS AUXILIADORAS...

El pasado sábado el arco de medio punto de la iglesia de la Trinidad, una de las cuatro basílicas menores de Sevilla volvió a contemplar la salida de la otra de sus grandezas. El Sábado Santo relució refulgentemente para recibir al tridente divino que decretaba lo que venia después, el Hijo del Hombre traspasado por Cinco Llagas, muerto para la salvación de los hombres y tras Ellos, la belleza desmesurada de la Esperanza de los trinitarios. Preámbulo de la gloria, la que volvió a vivir la iglesia sevillana. Y es que allí, para el que no lo sepa, para el capillita que solo se detiene en las cofradías de revestidos nazarenos, también vive otra gran corporación y otra gran devoción sevillana, quizás más que su vecina penitencial, por Élla es basílica menor, un dato importante porque las otras tres se levantan para albergar a la Macarena, el Gran Poder y recientemente al Cachorro… casi ná… porque lo que es devoción levantan un poco.
El ocaso del mes de mayo está siempre marcado por el culto y la devoción a María Auxiliadora, y es aquella que vive en los trinitarios la señora de todas Éllas en Sevilla. De hecho fue coronada (1910) antes que cualquier dolorosa de Sevilla. Es sin duda la procesión de esta archicofradía una de las grandes muestras de la consideradas cofradías grandes de las glorias, el bullicio que la acompaña, el esplendor de su patrimonio y la gran estela salesiana que la abraza son muestras inequívocas de lo que hablo.


Y es una procesión especial, casi todas las realizadas en honor a María Auxiliadora tienen en común llevar varios pasos, normalmente dos, como si fuera una hermandad de Semana Santa con un primer paso, no de Cristo claro y lo cierra la especial devoción de San Juan Bosco. Y es este santo el que suele abrir este cortejo glorioso en Sevilla y en otros tantos rincones de Andalucía, y como esta archicofradía irradia esplendor a raudales será desde el primer paso cuando comience a sorprender al respetable. Una destacable imagen de don Bosco, obra de un antiguo alumno salesiano José Pérez Conde, embutida en la esencia imaginera hispalense camina por las calles de la collación llenando la plazuela de la Trinidad de los ecos del pasado, de los ecos de Eritaña cuando cada Sábado Santo llenaba el reino salesiano, cuando una agrupación marcaba el compás del Cinco Llagas, después del Sagrado Decreto para desaparecer del imaginario sevillano. La “renacida” Agrupación Musical de Los Gitanos es la encargada de retrotraer a aquellos momentos cuando sale el genial paso del Bosco, ya que si la imagen es admirable no se le queda atrás el paso que la cobija, una reseñable obra de eterno Manuel Guzmán Bejarano –con imaginería del igualmente gran Luis Ortega Bru-, un coqueto paso que tuve la oportunidad de contemplar en marzo de 2009 en una salida extraordinaria del Cautivo de San Pablo desde la Concepción de Nervión hasta su barrio, caminando sobre estas bellas andas. Un paso que por otra parte se llevaría grabado en su retina el actor estadounidense Tom Cruise, el cual se encontraba rodando en Sevilla una de sus películas coincidiendo con la festividad de la Inmaculada. Aquel año, le tocó presidir la vigilia a la imagen que se encuentra en la basílica santuario, por lo que fue hasta la Catedral en este paso, a la vuelta el actor de Hollywood cuentan que se maravilló al presenciar una procesión, más si es en Sevilla.



Pero la que sigue maravillando a Sevilla es la protagonista de todo, aquella que es auxilio de los cristianos. Resulta curioso con la continua presencia del gremio de imagineros en la larga vida de Sevilla, fuese a ser realizada la Auxiliadora Coronada en tierras catalanas, en Sarriá (Barcelona) a finales de la centuria decimonónica, al parecer un tal señor Parellada y su policromador un tal sr. Casanovas, aunque la imagen ha sufrido algunas intervenciones posteriores que han cambiado su apariencia original, incluso puede presumir de haber sido tocada por las manos de un elegido del cielo, el beato Ángel Ramos Velázquez –mártir de la Guerra Civil-, discípulo del autor. Pérez Conde seria el último en intervenir sus carnaciones y vestimentas, para poco a poco adaptar la imagen de escuela catalana a la inmortal sevillana. Y con mucha sevillania se pasea por Sevilla, sobre todo por la calle Sol, la calle del día grande de la Auxiliadora de la Trinidad.





Y se pasea elegante, al compás de marchas de palio por una cuadrilla que este año como novedad, para acrecentar un paco más si cabe su grandeza a llevado a uno de los grandes en el martillo, quizás el que más de todos los activos; a Antonio Santiago en un paso donde curiosamente se llegaron a probar el sistema de ruedas con desfavorable resultado en los años cuarenta. Y la Reina Coronada se pasea en otra de la más portentosas obras en lo referente a pasos de hermandades de gloria, algo más afín a los pasos de Semana Santa, es decir siguiendo lo postulados de las andas del Gran Poder en lugar de las peanas de carrete con el que una vez más se “coronaría” Guzmán Bejarano como el quizás mas grande tallista, “retablista del siglo XX” de todos los tiempos en su faceta creadora de pasos u tronos con permiso de Antonio Martín Fernández claro. Por cierto este fue otro de los pasos en los que se probó la sustitución de la iluminación de cera por la de luz eléctrica (1926) y gas oxhídrico (1953), el cual por poco no estalla… como diría el profesor Martínez Alcalde “de resultado superfluo”…

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Esta es una de las grandes procesiones de gloria sevillanas, de las que abarrotan calles como si fuera Semana Santa, un digno ejemplo a seguir, sobre todo por aquellos alumnos que siguen las enseñanzas del Bosco, un ejemplo de que el amor y el trabajo son sinónimo de grandeza, pero una grandeza siempre entregada para gloria de Dios y como no, de su Madre Bendita, en estos días Auxiliadora de todos los que creen en el crucificado.









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