Buscar este blog

martes, 11 de marzo de 2014

EL VÍA CRUCIS DE LA "SUNTUOSA" SOBRIEDAD...

Llevaba un tiempo soñando el amigo Pedro Guerrero con dotar al vía crucis de la parroquia de la que se siente feligrés, la de San José Obrero, con una cera muy especial que viene a representar generalmente a un cierto tipo de hermandades, tipo si hablamos de la sevillanas maneras claro, que es el que más le apasiona, el que más le da el pellizco y con el que más se siente identificado con lo que para él se amolda más a lo que debería ser el espíritu de las cofradías o de aquellos actos que amparados bajo la sombra de la iglesia se pareciesen en su puesta en escena a los que desarrollan las cofradías, reiterándome, las que siguen los cánones hispalenses, ya que mi buen amigo se está ganado a pulso aquello de ser “un sevillano afincado en Bailén” como a bien tiene el honor primigenio de ostentar, entre la guasa y quizás la mala comprensión, este que les habla. Un color naranja que se conoce como el color “tiniebla”, que lo cierto es que desconozco a qué se debe esta denominación a una cera que sin duda es naranja o amarillenta, según el tono a elegir. Cera utilizada por norma más generalizada según la esencia Sevillana por las hermandades tildadas como de centro, de rigor, clásicas, de silencio, de negro o de cola por sus túnicas, o como norma lingüística más vulgar del populacho como las “rancias” o “mustias”. Hermandades que en cierto modo son las que quizás se amoldan más al espíritu respetuoso y piadoso de la conmemoración de la Pasión, Muerte y Resurrección de Nuestro Señor Jesucristo.







Algunos quebraderos de cabeza se ha llevado en sus buenas intenciones de contribuir a enriquecer este vía crucis del Señor de la Humildad y Misericordia, que en su tercer año, sin lugar a dudas sigue sin dejar indiferente a nadie, o según se mire, porque este que les habla echó en falta a mucha gente, entre cofrades activos y capillitas con sueños de revolución y la verdad no creo que no aparecieran, aunque solo fuese a verlo, porque no les guste lo que se desglosa… pero sin duda que en este tercer año no quiere decir este que fuese solo, al revés, nos volvió a sorprender y nos volvió a mostrar estampas nuevas. No quiere mi amigo que destaque su trabajo, pero creo que se lo merece. Por segundo año volvía a enriquecerse el vía crucis con la inclusión del cuerpo de acólitos, el cual tuve nuevamente el honor de “comandar” como su acólito pertiguero. Por esta razón para mi amigo y este que suscribe la jornada comenzó pronto viajando hasta Linares para que la hermandad de la Resurrección nos prestase la pértiga de su cuerpo de acólitos, ya que la del Prendimiento nos estaba disponible por motivos ajenos a la hermandad. A título personal, aunque la parroquia así también lo querría–pero yo soy un servidor de la misma, y no debo hablar en nombre de lo que no represento- darle un año más las gracias al Prendimiento además de la Resurrección por atender a la petición de don José Antonio Balboa y prestar generosamente todos los “avíos” para que se pudiese hacer realidad un año más la conformación del único cuerpo de acólitos que le da luz a una imagen pasionista y con carácter procesional en la ciudad.
Un cuerpo de acólitos que se palpó que siguió llamando poderosamente la atención, algo lógico por otra parte porque quizás esto nunca se haya visto y si lo hubo pocos quedarán que lo recuerden. Un año más volví a sentirme, hablando a título personal, aunque seguro que extensible a los demás acólitos, constantemente fotografiado y observado. Este año quizás antes que nunca, ya que el cartel que ha anunciado este año el rezo del vía crucis fue protagonizado por una bella fotografía donde tal vez destacaba más el cuerpo de acólitos que el único protagonista de la noche, al que solo vamos a servir, el Santísimo Cristo de la Humildad y Misericordia. Lo cierto es que según mi visión me hubiese gustado que el cuerpo de acólitos se hubiese tratado con algo menos de protagonismo, si es que así lo considera la opinión pública, a mí me lo pareció, tan solo somos un complemento más para engrandecer la salida a la calle del Señor, pero también es entendible lo provocativo de la estética y su novedad, quizás si Dios lo quiere algún día pasará como en otros lugares y nos llevaremos los fogonazos menos posibles. Estética por la que también luchó mi referido amigo, en este caso con la flor, para que la misma, fuese la que fuese, no tapara y dejase descubrir a la ciudad la zancada del Señor, que por fin se pudiese contemplar el recurso para el que sirve una túnica corta, la que casi debe de permitir ver algo más de los tobillos de las imágenes cristíferas. El clavel de un cierto tono rosado algo oscuro dibujó un escueto “monte” sobre las andas que un año más ha cedido gentilmente la hermandad de San Juan de la ciudad, lo que unido al movimiento de sus costaleros, consiguió crear ese efecto que lleva años Sevilla enseñándonos que gracias a observase a cierta distancia los pies del Señor, nos hace intuir un efecto como si la imagen ándese, efecto que estaría más acrecentado si la cuadrilla abriese un poquito más el compás, ellos que por fin se están convirtiendo en dignos herederos en la ciudad de las “batallas”, de los legendarios gallegos del puerto de Sevilla que portaban los pasos con un raro gorro de arpillera sobre sus cabezas. Nuevamente es digno de ser bien agradecido, así lo querrá la parroquia con la participación desinteresada de la hermandad de San Juan, donde había que incluir a algunos capillitas bailenenses que quisieron disfrutar del acto aunque no pertenecen a la cuadrilla de la corporación de la antaño llamada Ermita de la Concepción, incluso uno de ellos es hermano de la Esperanza de Triana…












Estética, que algunos podrían considerar suntuosa e incluso excesiva, fuera de la línea temporal, más afín a tiempos pasados pero que paradójicamente consiguió su cometido –como siempre ganándole el pulso a cualquier otro recurso-, que no es otro que atraer, porque el ser humano somos así, nos atrae lo bello, y por eso rodaemos a Dios y su Bendita Madre de belleza y abundancia porque el andaluz como buen heredero del espíritu barroco, disfruta de lo sobrecargado y padece de “horror vacui”. Pero lo cierto es que desde que el cortejo, gran cortejo por cierto, se puso en la calle se comenzó a respirar algo que es difícil de planificar, algo que es complicado de prevenir por mucha estética que se trabaje, y eso fue el respeto, el silencio, y como muchas veces me repitió don Antonio, la piedad… porque en el campo litúrgico de la eucaristía que decir de don Antonio, en eso se sobra, pocos son en Bailén con un mínimo de interés eclesiástico que no destacan su poder de oratoria. Nos impuso la ceniza, y nos preparó quizás sin que nadie nos diésemos cuenta para que dibujásemos por Bailén un vía crucis tan digno, que no tendría que envidiarle en lo que se refiere a comportamiento, y porque no decirlo, en estética a los que han llenado en Sevilla este fin de semana mis pupilas y mis sentidos. En Sevilla he podido comprobar que quizás el consejo parroquial ha acertado en la elección del recorrido, mucho más corto este año, abarcando tan solo lo que en definitiva tiene que ser el ámbito de la parroquia, el barrio del Santo Patriarca que en Bailén seguimos llamando después de cincuenta años, el “barrio nuevo”. Quizás no debería destacar esto, pero si don Antonio lo hizo público… sentí en su mirada algo de melancolía, sabía que puede ser su ultimo vía crucis como párroco de San José Obrero, su última cuaresma… el obispo entiende que llega el momento de su jubilación, aunque tal como dijo él en su homilía, ¿existe jubilación para el trabajo de expandir la palabra de Dios?
Entre lectura y lectura por este viejo Bailén del Arroyo, como bien nos ha enseñado uno de los lectores de la noche, nos transmitía sus sensaciones, sus sentimientos, su agradecimiento al barrio y a toda la ciudad, ante la presencia de Dios, y la presencia material de un legado que a partir de ahora tendremos el pueblo la responsabilidad de cuidar… el Cristo que todo el mundo llama “de San José”. Incluso mostró su anhelo de que estas imágenes que ha legado a la iglesia como director de orquesta de todo el barrio llegasen a convertirse en los iconos de una nueva hermandad en la triple vertiente del culto penitencial como cofradía de nazarenos, el carácter letífico originario que cimentó la parroquia y el culto sacramental a la eucaristía, porque estas imágenes eran como la fotografía que lleva en su cartera de sus padres, un vínculo afectivo que te une a lo que ya no es mundano ni material, como seguimos defendiendo los católicos ante todo el orbe cristiano.















Cuanto de menos lo echaremos – o por lo menos que el que venga se lo trabaje para que este sentimiento no florezca-, por desgracia pocos son los ministros de Dios en este país que entiende la necesidad de estos recursos para llevar al pueblo a Dios, solo hay que detenerse en los artículos de cualquier boletín, programa o revista donde nos siguen llamando “aduladores del espectáculo procesional”. Sin duda que gracias a él, sentí la necesidad de tal como dije hace cuatro años, de comenzar la cuaresma como Dios manda, y muchas más cosas para ver a la iglesia desde otra visión más comprensiva, porque este que les habla es de esos que sabe hablar con las imágenes, porque tal como nos refirió… las imágenes hablan aunque no tercien palabra, sin olvidar que el me abrió el camino para entender el sentido de la eucaristía y no sentirme indigno ante Dios y así poder volver a comulgar con Él, gracias al pan y al vino como nos instauró en aquella última cena de hace casi dos mil años. Un escalofrío atravesó el barrio de San José, no hubo bulla pero si mucho acompañamiento. Por la plaza del legendario “cantarico” que representa la piedad del pueblo ante los que se jugaban la vida, atravesó un cortejo, casi dibujando estampas de la noche de los tiempos de la suntuosidad litúrgica. Elegantes hombres llevaban elegantemente a un carpintero galileo sobrado de porte y madurez, porque la pátina ya comienza a dar sus frutos para el culmen de la solera, revestido de morado terciopelo, con la sensación de que se deslizaba entre las nubes de incienso, cortando la respiración con un cuchillo mientras en el aire se mascaba una densa percepción de si estaríamos ante la última vez o ante algo que no podremos saber si acabará por romper, en el barrio de San José Obrero, con el que tal como dirían en Sevilla es “su Cristo de su arma”… será lo que Dios quiera nos llevaba a pensar, mientras el trio de capilla completaba la perfecta burbuja que por San José se ha conseguido crear… quizás el origen de todo lo vivido en este día, de suntuosa sobriedad, silencio y piedad fue cuando a un joven guerrero se le metió en la cabeza de que a Dios lo iluminase la mismísima tiniebla, la que ya en menos de cuarenta días nos llevará a la gloria… por cierto, no podria olvidarme de la participación de mi amigo Felix, el cual nos dio una lección a todos de un respetuoso y casi militar comportamiento portando uno de los ciriales, parecía que llevase toda la vida...
















Fotos: Sebastian Lijarcio y Marta Fernández (www.bailendiario.com) y Facebook de la parroquia.


Crónica y galerías en Bailén Diario y Canal Bailén. San José Obrero.

No hay comentarios:

Publicar un comentario