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domingo, 2 de marzo de 2014

BAILÉN 1992. DOMINGO DE RAMOS

La Semana Santa de Bailén del año del Señor de 1992, el del año de la conmemoración de quinto centenario de la evangelización de nuevo mundo se abrió como entonces era más normal con un luminoso Domingo de Ramos, jornada cofradiera aun de procesionismo mañanero en que lo cierto, es que Bailén llenaba las calles del centro de una luz especial, la que requiere la siempre grande celebración de la Semana Santa, y más en su primer gran día donde en la tarde aun huérfana de Sentencia al Hijo de Dios se convertía en jornada de ocio tras la celebración de comidas en comunidad, de buenas “ligas” en los bares –lo que le dan las cofradías a la economía de cada ciudad, y aun parece que seguimos que estar dando gracias a las instituciones competentes-  y en algunos casos de escapadas a la cercana Linares a contemplar la monumental Santa Cena de Víctor de los Ríos y su “tanque” de trono…
Jornada que empezaba con una abarrotada iglesia de la Encarnación en la misa de palmas que antecedía a la popular procesión del Señor en su Entrada en Jerusalén a lomo de una “Mulica” como solemos llamar en Bailén al jumento de esta representación iconografía para gloria de Nuestro Señor Jesucristo. Palmas al cielo, cortejo colorido de blanco y rojo, hermandad pequeña pero con alta participación de sus hermanos antecedía al paso de la imagen del Señor, del que destacaría de aquel año el incremento notable de flor en su paso, donde se creó a mi parecer el monte más correcto en sus formas de los pasos de cristo de Bailén, en lo que se refiere a su forma, cubriendo todo el paso aunque evidentemente le sobraba toda esa profusión de largos gladiolos y rosas y centros de modas ochenteras. Un monte rojo que destacaba entre el apagado y viejo pan de oro –párense a pensar que colores dibujaba todo el conjunto, entre monte, paso y faldones, origen posible de esta decoración tan peculiar- del paso al que me refería ayer en la entrada del paso del Señor de la Amargura de Granada, he aquí el paso con el que contó Bailén salido de las gubias del granadino Nicolás Prados López como ya le he referido en muchas ocasiones durante esta serie de videos , el cual se adquirió a la hermandad de la Expiración de Jaén, tristemente sin los suntuosos candelabros que hubiesen dibujado una estampa bellísima con ese profuso monte de claval rojo, aunque por suerte el paso, aunque desmontado aún se conserva y los candelabros aun los tiene su hermandad originaria, ojala que aún no sea tarde… pero sobre este asunto, espero ilustrarles próximamente. Aunque es de destacar que aquel año se eliminó las imprescindibles cornisas del canasto para la configuración estética de este paso.
Ejemplo de los usos de la Bacalá.

Sobresale entre el cortejo la primera y única bacalá de las cofradías bailenenses, quizás estamos ante el año del estreno, de esta insignia netamente salida de los cánones sevillanos, que si seguimos la significancia que la misma tiene en Sevilla, estaríamos hablando de la mayor insignia representativa de la hermandad, la que se debería portar en todo acto oficial como en los acompañamientos a las procesiones del Corpus o de las hermandades de gloria, incluso en los cultos externos donde una junta participe acompañado como puede ser también los vía crucis. Pero en este caso en concreto, porque es la única hermandad la que cuenta con esta insignia se sigue la línea instaurada en Bailén de acudir con los más asentados para estos menesteres, estandartes tipo Simpecado, pero con motivos alusivos a las representaciones pasionistas o de gloria de cada cofradía, bien con pinturas o bordados como antaño era más común en la zona giennense, insignia que en el contexto giennense su misión era la de abrir los cortejos o anunciar el paso que venía tras él, como por ejemplo sigue manteniendo la hermandad del Prendimiento de Linares en el tramo de su paso cristo. De la procesión poco más que aportar que el andar de la cuadrilla, más próximo al estilo del Abuelo de Jaén o incluso al andar de los cargadores de Cádiz, aun el “sobre los pies” le costaba asentarse, seguidos de la banda de música del pueblo, con las marchas más de moda de entonces, aunque es digno de mención el escuchar por la calle Colón “Aguas” de Santiago Ramos y como curiosidad arquitectónica si se le pudiese definir así del Bailén de 1992 podemos contemplar el atrio de la Encarnación aun sin su entramado de verjas que acabó cerrando el libre paso al mismo mientras no estuviese abierta la iglesia, eliminándose con ello que se aprovechara como plazas de aparcamiento de vehículos y lo que era peor, la búsqueda entre las sombras de la noche de los recovecos, entre contrafuertes y viejos muros legendarios por los toxicómanos buscando el anonimato para intentar calmar su sed por vena…

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