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miércoles, 5 de marzo de 2014

NO DEJES DE SOÑAR...

Ahora sí que sí que comienza la verdadera y esencial cuenta atrás, la que hará que emerjan de las sombras. Muchos periodos durante el año nos marcan los tiempos en que el pellizco nos preludia en nuestra alma la llegada de los días grandes, pero ahora sí que sí que tal como dice esa canción tan de actualidad, debes de hacer lo siguiente… no dejes de soñar… porque hay una estrella en tu interior que ya sé que aún no la puedes ver, por eso no dejes de soñar porque los próximos cuarenta días con sus cuarenta noches serán los oficiales, los de verdad, de ese cronometro que  se consumirá y nos abrirá a la gracia, a la Effetá como nos la abrió el pasado año un pregón que a muchos les abre el portón de las verdaderas vísperas… ya sé que hay tanta luz que se apagó, ya sé que en tu dolor se fue, que la realidad puede pesar dentro de ti amigo, pero es que para el capillita siempre son vísperas, desde que vemos alejarse el último paso, normalmente la mano traspasada, limpia de sangre y viva del que tiene que resucitar un año más por nosotros hasta el final de los días…
Ábrete a la gracia capillita y cofrade y disfruta cada segundo, que este año este que les habla tiene muchas ganas de su semana más grande, aunque no sepa como será la que viva, si volverá a reencontrarse con los mismos Cristos, con las mismas Vírgenes, por las mismas esquinas o si conocerá a otros, o si será placida, porque quizás estos días de intensas lluvias quizás nos preludien que por lo menos desde el cielo será placida. Un año largo, intenso, donde sacar una gloria inevitablemente te lleva a sentir el son de unas bambalinas, donde el olor a incienso parece que te sobre avisa sobre la sombra fantasmagórica de un Cristo doblado por el peso de la cruz al doblar la esquina, donde los costales buscan gracia, y la encuentran pero no es como al andaluz barroco gusta, disfrutando de ver a Dios en la cruz, prendido o a lomos de un borriquillo, que paradoja mundana la nuestra que la Resurrección es la tristeza agotada del adiós, de una vuelta a la realidad, de un nuevo año sin campanadas, ni confeti ni uvas. Son cuarenta días donde la gracia de la Semana de Dios se hace intima ante los altares efímeros donde nuestros queridos Cristos y dolorosas reinan por unos días en su casa, que aunque sea la suya comparte con otras tantas siendo un único Dios y una única Madre, en muchos casos coronando pirámides suntuosas de luz y cera. Y las primeras salidas serán más íntimas, más sobrias, vía crucis gracias a Dios cada vez con más bulla, como la que definitivamente no podemos quitarnos de la mente, viendo abrazar a los pasos benditos por las calles de nuestra Andalucía y mucho más allá, la que cada uno ame y sienta, porque llega el tiempo de olvidarse de otros asuntos, solo trabajar y conseguir lo que uno buenamente pueda, le permita y quiera su conciencia, porque amigo capillita no consientas que nadie te quite las ganas de soñar con la llegada de todo lo que llevas esperando durante un año, desde que viste desaparecer en la lejanía al último nazareno, figura inalterable que disloca nuestras pulsaciones, sobre todo cuando vemos al primero elevando su picudo caperuz al cielo, ese que no quieres ver gris y llorando lágrimas de aquellos que aunque estén en la gloria con Dios, saben que aquí un día se dejaron la gracia más celestial en la tierra que es la Semana Santa.









No dejes de soñar, porque el sueño se hace realidad en la igualá de costaleros, en la primera vez que te pones el costal, en la primera levantá, en la primera chicotá, o en el primer varal o candelero que limpias en la casa de hermandad, o en esas costureras que cosen o bordan soñando con ver al Hijo de Dios y María vistiendo sus mejores galas, cuando abres el armario y ves esa ansiada túnica y sabes que poco queda ya para que vuelva a cobrar vida, en ese intenso ensayo de la banda porque hay que preparar el labio para más intensidad que un simple concierto y la percusión retumbe e invite a los repelucos por los rincones donde se hace la pasión y en el frio de la noche ese sueño de un candelabro ardiente de luz de fe será más que un sueño, porque donde ve una nave, una gasolinera o un descampado, vera reposando al Hijo del Hombre porque ese sueño es más cercano en el discurrir de las manecillas del reloj. Y sueña con montar el altar de cultos, y con subir a Dios su trono efímero del periodo en que un pájaro morado revolotea sobre las ciudades, donde el alma cofradiera tiene mando en plaza. Sueña en la intimidad de los cultos o ante su presencia mientras te echa el aliento en los besapiés y besamanos más especiales, los que se rodean de la morada penitencia, donde la Madre se hace más palestina u hebrea.  Es allí seguramente el mejor lugar donde podrá escuchar tus peticiones o tus agradecimientos. Olvídate de rencillas si las hay, olvídate de preocuparte más allá de tus competencias y para los que las tengáis bien gordas soñar que con buena fe, todo saldrá bien. Olvídate del ingrediente político que quizás es necesario, pero que tan poco te hace feliz de las cofradías. Sueña con ellas apoderándose de la ciudad a muy pesar de nuestros enemigos, que ignorantes ellos se dejan manejar por el infiel ángel caído, aunque las mismas te inviten a ser un simple capillita, porque no hay mejor lugar en este mundo, que el de simplemente estar vivo y poder ver, oír, oler y sentir a Dios y su Madre bendita caminando por su calles, de esos palios que son completos jardines del flor y plata, encendidos y errantes por las calles. Si eres cofrade, pero sobre todo si eres capillita, nos ha llegado el turno, ahora nos toca a nosotros, los que tal como vaticinó hace más de un siglo un tal Bermejo no debemos de ser los enemigos de las cofradías los que estamos justamente dentro de ellas, porque si has estado todo un año soñando, ¿vas a dejar de hacerlo ahora?… un impulso más, quizás el más fatigoso pero el que mejor se paladea, como las buenas mieles, esperando que el árbol de la naranja se vista de esa flor que hace perfecta la fecha, porque su olor y hasta su nombre son el mejor anuncio de la Semana Santa, vivan la cuaresma, la Semana Santa intima, extasíense de incienso y caliéntense la cara con la llama de un cirio mientras Dios camina tumbado en la cruz o sobre unas andas impregnándose de la devoción de un pueblo, en su desnudo torso o en el bamboleo de una morada túnica, escuchen con más pasión las bandas sonoras de la pasión, ahora que no es agosto y no le llamarán friki, aproveche la ocasión, pero ábrete a soñar, no dejes de soñar con ese domingo donde entra a la Jerusalén de occidente a lomos de una Borriquita, Pollinica o Mulica… es Miércoles de Ceniza, la salida de meta a la carrera más esperada por los cofrades y capillitas, vuelvan a recordar la voz que se hace pregonera a los cuatro vientos, quedémonos en las vísperas, abrámonos a la gracia, y vayámonos un año más, porque Dios lo quiere … ¡a la gloria!... que solo nos quedan cuarenta días y cuarenta noches…

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