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jueves, 21 de agosto de 2014

TRIUNFO, LA "JARDINERA" DE GRANADA...

En pocos menos de un mes los amantes de la sevillanas maneras podrán disfrutar (D.M) de la presencia blanca, goticista, del compás elegante y la belleza de la Virgen de la Paz del barrio del Porvenir en salida extraordinaria. Un paso palio único en lo estético y en su movimiento en la ciudad de Sevilla, ganando muchos adeptos en los últimos tiempos por esto último. Orfebrería neogótica cubre junto a un palio de malla bordado completamente en plata la que su legendario capataz llamó, con todo el pellizco del mundo, “La Jardinera del Porvenir”, seguramente por ese paisaje tan vegetal del barrio, acrecentado obviamente por el Parque de María Luisa por donde atraviesa la cofradía cada Domingo de Ramos.
Pero en esta ocasión me gustaría detenerme en la que yo tildaría como titula esta entrada, “la Jardinera de Granada”, porque la ciudad de la Alhambra vuelve a estas páginas para mostrar sus más significativos encantos según mis pareceres. Los años ochenta del aun fresco siglo XX  deberían ser considerados como los de la definitiva reconquista para la cristiandad de Granada, y sobre todo de su popular barrio del Zaidín, porque en esa época la Semana Santa de la ciudad, y por ende la religiosidad popular, sin discusión, por la influencia de las maneras sevillanas, del ímpetu de los que quisieron trabajar su ciudad como en la capital de Andalucía, tomó un rumbo hacia un esplendor del que gozan hoy y que seguramente, en pocos años estará aun a mucha más altura. Los Carvajal y compañía trajeron las bases, de una estética y como había que completar esa estética con el movimiento perfecto.






Contemplando hoy día el paso palio de María Santísima del Triunfo, otra bella zaidinera, a mi particularmente, ese primer impacto me retrotrae a la dolorosa de Illanes, donde por cierto sale de costalero el hijo de Pepe Carvajal. Y es que el espíritu de la Paz sevillana creo que está muy presente en el palio, de esta Virgen que se encuadra entre esas imágenes marianas que pareciesen dolorosas, pero en realidad están dentro ya del periodo letífico, porque la blancura de su ser en Granada esta motivada por ser la Madre del Resucitado de la ciudad o más bien del primero, porque esta ciudad cuenta con la particularidad de procesionar dos misterios de la Sagrada Resurrección.
La Paz de Sevilla lleva un sello tatuado en su alma con el apellido “Santiago”. Manolo Santiago fue el maestro de Pepe Carvajal, el que llevó el bendito veneno de los costaleros a la ciudad que baña el rio Darro. Y del maestro ha salido una pléyade de alumnos aventajados que se están haciendo con los martillos granadinos y consiguiendo implantar esa esencia de Sevilla del capataz que saca varias cofradías y sirven a su vez de imán de muchos costaleros, por sus formas y modelo de trabajar. Uno de ellos es Alberto Ortega, del que poco a poco he escuchado hablar y siempre positivamente de su trabajo.





Y una gran cuadrilla, a mi entender, viendo videos, es la que pasea a esta Señora que gubiase Zúñiga Navarro –que bien le vino el boom ochentero para su trabajo- por el Domingo de Resurrección, antes en la tarde noche y desde hace poco pasando a la mañana del día más importante de la cristiandad y el más triste de los capillitas. A simple vista, en el primer “fogonazo” se palpa el alma del palio del Porvenir de Sevilla. Aunque la orfebrería no sea neogótica, el dibujo de las bambalinas, bordadas en plata junto a la blancura del terno de la Virgen hacen que estéticamente nos recuerde a la Paz, a lo que hay que añadir indiscutiblemente el arte efímero, con ese compás tan medido, elegante, con el palio moviéndose lo justo, calando los rayos de sol granadinos en el domingo del adiós a la gracia y la llegada de la gloria. El Zaidín pone uno de los broches, en este caso de plata, de la Semana Santa con una imagen que desde el principio se tuvo presente su carácter glorioso aunque como pasa en tantos rincones de Andalucía, sus hermanos sigan vistiendo la túnica de la penitencia, siendo Granada la primera ciudad donde se levantó un monumento a la Inmaculada, fue esta dulce Señora, la que viste Álvaro Abril, la que tomó esa esencia inmaculista y advocación granadinísima como María Santísima del Triunfo, la que emergió con un nuevo paso tras perder el anterior en un triste incendio, para que los buenos costaleros que está forjando la ciudad la pasee con tanto mimo y buen hacer, un video en la Magna mariana, además en silencio me llamó la atención poderosamente sobre Ella, entre la estética y el arte efímero, me hizo pensar que era una digna y elegante “hermana” de la Jardinea del Porvenir, Triunfo en Granada y desde el Zaidín, la joya catedralicia ve acabarse la semana de la gracia entre hilos de plata, entre blancura plateada; Triunfo de la vida, Triunfo de las cosas bien hechas…

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