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martes, 30 de septiembre de 2014

UNA "MENTIRA" PIADOSA ACERTADA...

Hay una peculiar historia que versa sobre imaginería que me gustaría mostrar en esta siempre mi desinteresada labor por mostrar al mundo los diversos procesos por cómo actúan algunas cofradías con su patrimonio, en este caso, con el más preciado; sus titulares. Cuando las cofradías tienen y sobre todo entienden que las imágenes de sus devociones lo que necesitan es un cambio, es un motivo que difícilmente todo el conjunto de los hermanos pueden llegar a entender. Ya sea por deterioro, por una mejora artística o por buscar nuevos caminos y opciones para que las imágenes enganchen más al pueblo.
Cuando allá por 1994 conocí o comencé a estudiar la Semana Santa de la capital del Santo Reino una dolorosa que llamó mi atención fue la Virgen de la Soledad, imagen titular de homónima cofradía establecida canónicamente en San Ildefonso, surgida en la noches de los tiempos, en la cuna de la Semana Santa en tierras del Santo Rostro que tras perderlo todo en la Guerra Civil resurgió de las cenizas con una singular independización y llegando a procesionar hasta cuatro pasos diferentes como fue costumbre en las viejas cofradías jaeneras.
Unos dicen que sevillano, otros que de Linares, lo cierto es que el imaginero Alfredo Muñoz Arcos resucitó a la Virgen de la Soledad en el año 1943, creando una dolorosa afín a su nivel artístico, bellas pero con carencias artísticas que podrían ser mejorables. Cuando la conocí me llamaba poderosamente la desproporción de su cuello, siendo Ella en realidad una imagen que en cierto modo tenía un cierto pellizco con las imágenes "olotinas" o en serie, o de escuela valenciana. Hay quien afirma que para su realización se tuvo que basar en la otra imagen mariana de la hermandad, un conjunto de la Piedad que tras muchos años sin procesionar, se encuentran ahora enfrascados en su devuelta al protagonismo cultual en la hermandad. Un ejemplo más de donde tomaron muchos modelos los talleres de imaginería de Olot, ya que esta Piedad si está tallada en madera pero siguiendo los cánones tan esquemáticos y casi aniñados de la escuela valenciana, en muchos de sus casos, y que siguieron los talleres en sus moldes de escayola.





En 1999 la hermandad acomete la restauración de la Virgen de la Soledad y se la encargan a dos imagineros entonces desconocidos, de Córdoba, llamados Antonio Bernal Redondo y Francisco Romero Zafra, que apenas nadie conocían, basta observar el precio de sus trabajos, 850.000 ptas. para un trabajo que sería algo más que una restauración… hoy, aun con ciertos expertos, de universidad y del capillismo en contra, son para otros muchos, expertos de universidad y capillismo los quizás mejores imagineros el panorama actual, consagrados y quizás ya desorbitados en sus presupuestos sin tener que haber hecho ninguna imagen de importancia para el escaparate de los escaparates… Sevilla.
Cuando la dolorosa volvió y la vi a través de fotografías comencé a completar una página más dentro de lo que considero mi aprendizaje, aun sin internet, a base de Diario Jaén y ciertos coleccionables. Sin duda que las carencias que le encontré a la imagen, los imagineros, entonces formando un solo dúo en el taller, también se las encontraron y se palpó que la imagen de Muñoz Arcos había sido tocada por las gubias de estos artistas para mejorar esas carencias. El cuello y las facciones se perfeccionaron magistralmente, las manos fueron sustituidas por unas nuevas de mayor calidad artística y se repolicromó alzando a mayor categoría los matices de la imagen, pero eso sí, sin borrar la esencia de la imagen que creara Muñoz Arcos.
Todo fueron aplausos, algunos estarán en contra de mis ideas, dirán que el que no le guste una imagen que la respete y que se haga una nueva, pero porque no mejorar algo que seguramente todos coinciden que no era nada del otro mundo. Sus hermanos y devotos salieron satisfechos, que en cierto modo es lo importante, su imagen venia sana he incluso más bella, más humana y sin duda más expuesta a sobrecoger al pueblo de Jaén, más divina...


Pero pasado un tiempo la hermandad hizo público todo el verdadero proceso… los artistas al trabajar sobre la mascarilla de la Virgen se dieron cuentan de un detalle que ponía en una situación complicada la restauración y con ella la remodelación de facciones; el rostro no era de madera, sino de escayola… este hecho hizo sonsacar que el gran parecido de la Soledad con la Piedad podría ser debido a que Muñoz Arcos sacó directamente un molde del rostro de la Piedad y elaboró la nueva mascarilla en escayola para que ambas dolorosas fuese casi idénticas, quizás a petición de los refundadores de la cofradía o los donantes de la misma, la familia Barajas Moreno. Esta mascarilla de escayola estaba adosada a la cabeza que sí era de madera, como todo el cuerpo a lo que los imagineros cordobeses instaron de que era un paso atrás el restaurar este material tan inestable.
Los mismo aconsejaron que se siguiese similar proceso al que quizás tuvo que obrase en el momento de su primigenia hechura, es decir sacar una copia de la mascarilla pero esta vez en madera, según la hermandad con pantógrafo, pasando a ser la mascarilla de la Soledad el modelo de la nueva talla aunque yo creo que se tuvo que realizar con los más modernos sistemas de máquinas de sacados de punto que realizan una copia exacta (simplificando la técnica aplicada sería semejante a la empleada en un duplicado de llaves) de la mascarilla, en este caso de la realizada por Muñoz Arcos, a la que ellos esta vez sí pudieron dotar de más calidad con la genialidad de sus manos. Es decir, la Virgen no se restauró, sino que se hizo una completamente nueva, aunque lo que se había realizado era casi un 90% de copia, en madera, material desde siempre más resistente para este tipo de esculturas procesionales. Así la Virgen pasó a catalogarse en vez de obra de Alfredo Muñoz Arcos a una obra de Bernal Redondo y Romero Zafra -éste último años después repolicromó magistralmente el Cristo titular de la hermandad, el Cristo Yacente de Constantino Unghetti-, sin que nadie alzase la voz, en verdad se trataba de la misma cara que venía durante décadas despertando sus devociones, alguno habrá que aun ni sepa esta historia y siga pensando que es la dolorosa de los años cuarenta.












Esto para mi entender fue un procedimiento acertado, no se estaba cambiando ni salvaguardando ninguna inmortal obra de la imaginería española y ni siquiera era por un estado lamentable de conservación para salvaguardar el icono primigenio. Este fue un hecho excepcional, seguramente si la mascarilla hubiese sido de madera –la cual junto a las manos están en el interior de la nueva imagen a modo de reliquias- simplemente se hubiese retallado lo necesario y repolicromado, valga este especial ejemplo para aquellos que creen que no se podría realizar nuevas imágenes en madera, sobre todo para sustituir las de escayola siguiendo los rostros que durante años han cautivado a sus cofrades y al pueblo devoto, a mi entender, ello no borraría la devoción, chocarían otras cosas, pero la esencia seguiría siendo la misma aunque lo cierto es que quizás habría que obrar como lo hizo la Soledad: callando, casi engañando y tras la respuesta satisfactoria, tras un tiempo prudencial decir la verdad… o quizás no, hay quien dice que qué más da quien y cuando se hizo una imagen del Hijo de Dios y su Santísima Madre…


Esto trajo consigo también una mejora en la presentación de la imagen y un lavado de cara de la cofradía, indudablemente con las influencias sevillanas para el aparato cofradiero, con un nuevo paso, el costal, estilo rancio… las maneras de Híspalis, como siempre, mejorándolo todo…

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