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lunes, 29 de agosto de 2011

Y SIGUIÓ COMIENDO CALLE POR GRANADA...

No podía dejar pasar la oportunidad de contemplar el paso de misterio de Jesús Despojado de Granada en su salida extraordinaria del pasado sábado. La diócesis granadina y la hermandad ponían el broche de oro a su participación en Jornadas Mundiales de la Juventud de Madrid con una solemne función en la catedral donde el Señor que tallase Ramos Corona se subiría de nuevo a su magnífico paso de inspiración cartujana para volver de nuevo a su barrio tras tantos días fuera de él.
Por este motivo realicé un viaje relámpago a la ciudad de los bellos amaneceres junto con mi inseparable capillita Félix y saborear el buen hacer de esta cofradía, que por motivos de trabajo no pude disfrutar en Madrid. Así tras llegar a Granada sobrepasando las nueve de la tarde, buscar una vez más el Santo Ángel Custodio para contemplar y rezarle a “Sagrado protector de la ciudad”, el Cristo de San Agustín y quedarme un vez más sin poder verlo al estar el templo cerrado. Buscamos la archiconocida plaza de las Pasiegas para traspasar las puertas de acceso a la Santa Iglesia Catedral de Granada. La misa se encontraba en plena eucaristía, por lo que estuvimos hasta el final junto al paso de misterio protagonista de la jornada, el cual llevaba muchos años con ganas de contemplar.
Tras la misa nos apostamos a los pies de la puerta de la Encarnación, la misma por la que entran las hermandades en sus respectivas estaciones de penitencia en Semana Santa y por la que se dibuja la famosa estampa con la salida cada Jueves de Corpus de Jesús Sacramentado. Hasta allí llego el amigo Juan José Galey que aprovechó su estancia en la ciudad con su novia Mariana para acercarse y contemplar la salida con nosotros. Le llamó poderosamente la atención cuando comencé a explicare que era esa campanita que abría el cortejo que arrancaba en esos momentos. El muñidor, elemento más común en hermandades de silencio –la Mortaja de Sevilla ha tenido mucha culpa en su extensión en el mundo cofradiero- sonaba pidiendo silencio precedido de la cruz de guía pero esta vez claro está, sin ser seguido de nazarenos blancos que retrotraen a los de la sevillana hermandad de la Amargura. Y es que como le dije a mi paisano, la capital hispalense tiene mucho peso en lo que estábamos contemplando y el estilo seguido por esta corporación granadina se asemeja bastante a la hermandad residente en San Juan de la Palma. Hizo su aparición el misterio portado por sus costaleros cuando su banda lanzo sus acordes con la marcha real. Antes de la salida se produjo por parte de un grupo de sudamericanos –participantes de la JMJ- unos canticos y bailes autóctonos de su país en honor a Jesús Despojado en la misma plaza de las Pasiegas… cuantas nuevas formas culturales se mezclaron con la omnipotente obra de Alonso Cano.




















Volviendo a la salida, el misterio comenzó su camino revirando con la marcha “Eucaristía” supongo que en honor a la especial relevancia de Jesús Sacramentado con la catedral y la ciudad, por lo menos el Domingo de Ramos suele entrar con la versión cigarrera del “Cantemos al Amor de los Amores”. Revirá medida para romper y comerse la calles, fiel al estilo de andar serio, de frente que sigue esta cuadrilla de costaleros. Y el estilo musical no vario mucho durante el tiempo que la contemple –una dos horas más o menos-, la música de la banda del barrio de los Remedios de Sevilla se hizo patente en esta salida extraordinaria con marchas como la ya mencionada, “Amor de Madre”, “Ego Sum” o “Y tu Estrella”, mezcladas con alguna propia y clásicos como el “Cristo del Amor” de Escámez. Con la marcha “Cachorro mío” se presentó el misterio en la iglesia de San Antón, al principio de la calle donde vive el crucificado del Indaco, mezclándose las aflamencadas notas de la marcha de Jorge águila con la talla cartujana de Ibáñez, donde me resultó curioso detalles como el color rojo utilizado en el moldurón, mezclado con el pan de oro y las dos tallas de las sibilas en las esquinas delanteras de la mesa del paso. La cuadrilla, bastante interesante y a mi parecer baja de estatura –vi a costaleros de tamaño “palio” en los relevos- encaró el paso a la bella iglesia que abría sus puertas para marcharse con la genial marcha de bienvenido Puelles “Y tu Estrella” y adentrase por San Antón en busca de su barrio que seguro que lo esperaba con entusiasmo tras estos días intensos e históricos que quedaran grabados para los anales de la religiosidad popular española. Ahí nos despedimos de Jesús Despojado tras vivir unas bellas horas, unidas al estupendo clima que nos hizo revivir la semana más grande del año, siendo sin lugar a dudas la primera vez en mi vida que saboreo un paso de Semana Santa en pleno mes de agosto. Que mejor broche de oro para cerrar los meses más duros de espera, llega septiembre y para mí ya empieza a oler a pasión… por cierto me encanto el incienso de la cofradía.













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