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domingo, 12 de agosto de 2012

ZOCUECA... DE VERDE ESPERANZA.

En el día de hoy no seré yo quien les cuente una nueva historia, una nueva experiencia. En el día de hoy tendré el gusto, sin pedirle permiso, aunque creo que al él le encantará, de que les deje un artículo firmado por otra persona. Obviamente tiene su sentido capillita como para aparecer aquí, ya tenia intención algún día de contarles esta historia, pero él se me ha adelantado publicándolo en el tablón de opinión de la famosa web y portal digital de “Bailén Digital”. Sin duda amigo de esta casa, al cual le debo muchas de las glorias que ustedes en algún momento han derramado sobre mi ser, el amigo Juan José Villar Lijarcio quiso contar a los bailenenses la historia que rodea a la fiesta del 5 de agosto en honor de nuestra patrona, la Virgen de Zocueca, la que se viste de verde esperanza en el mes estival por antonomasia.
Yo con su permiso se la muestro a cualquier bailenense que aun no la haya leído, que más de uno se pasa por aquí y como no a la gran cantidad de visitantes de toda Andalucía, España y del mundo que os dejáis vuestro tiempo, en esa “famosa” web como algunos van indicando por ahí. Aquí os dejo esta interesante historia, escrita con un ameno lenguaje del amigo Juanjo.

HISTORIA DE LA VIRGEN DE ZOCUECA.

En la noticia sobre la fiesta de la Virgen de Zocueca celebrada este domingo 5 de agosto leo que ésta "hunde sus raíces en el siglo XVII, cuando los vecinos de Bailén rogaron a su Patrona que los librara de una epidemia de cólera. Desde el año 1681, cada 5 de agosto, la venerada imagen se traslada desde su Ermita hasta la Parroquia de la Encarnación donde permanece hasta el mes de septiembre que vuelve de nuevo a su santuario del Rumblar".
Como no es la primera vez que leo esta invención o incorrección histórica (como otros errores que anualmente se repiten en prensa cuando llega la romería de septiembre), quiero aportar un brevísimo resumen sobre la HISTORIA DE NUESTRA PATRONA, la Santísima Virgen de Zocueca, con el deseo de que al menos los bailenenses que leen esta web, como todos los bailenenses, que tanto queremos y celebramos a nuestra Patrona, vayamos aprendiendo poco a poco el porqué de tan singular y antiquísima advocación y sus principales fiestas religiosas.
A pesar de que el Santuario de Zocueca nunca estuvo situado en el término de Bailén, sino en el de la ciudad de Andújar y su arciprestazgo, ya desde finales del siglo XV (según bulas de 1479 y 1480) la ermita estaba a cargo de la iglesia y cofradía de Bailén, que se ocupaban en exclusiva de su administración y mantenimiento, por su cercanía y por la especial devoción que los bailenenses siempre tuvieron a la Virgen de Zocueca, a la que consideraban su principal patrona, imagen devotísima de antigüedad remota y casi desconocida.
Las más importantes fiestas religiosas en su honor eran las romerías del tercer día de Pascua de Resurrección y de Nuestra Señora de las Nieves (5 de agosto), con vísperas, función solemne y procesión. Tan importante llegó a ser esta última romería en el Santuario de Zocueca que durante la segunda mitad del siglo XVI se agregaron a la primera cofradía de Bailén otras hermandades de Cazalilla (1574), Mengíbar (1576), Jabalquinto (1576) y Villanueva de la Reina (1577), siendo tan considerable la afluencia de romeros que la ciudad de Andújar acostumbró a mandar un alcalde mayor y un alguacil para mantenimiento del orden público. Así, cada cinco de agosto, los cofrades de la Virgen de Zocueca, con sus banderas y sus roquetes blancos, celebraban a orillas del Rumblar la segunda gran romería de Sierra Morena, como una hermana pequeña de la célebre y multitudinaria de la Virgen de la Cabeza.
Entre los años 1634 y 1648 se edificó el actual Santuario de Zocueca, a costa de la villa y cofradía de Bailén, sobre el mismo lugar que la primitiva ermita de origen medieval. En el siglo XVIII la obra se completó con uno de los camarines más suntuosos del barroco andaluz.
Cada cierto tiempo, a petición expresa del Ayuntamiento de la villa y bajo licencia previa del Obispado, la Virgen de Zocueca era traslada hasta la parroquia de Bailén para las plegarias, rogativas y procesiones de turno, a las que estaban obligadas a asistir todas las cofradías de la villa. En uno de estos traslados extraordinarios, coincidiendo con la terrible peste que por aquellos años asolaba Andalucía, toda la villa de Bailén hizo juramento solemne “para celebrarse para siempre jamás por día de fiesta el día cinco de Agosto de cada año de los venideros y ayunar su víspera, que es el día que la Cofradía hace fiesta [...] a la Santísima Imagen de Nuestra Señora de Zocueca”, según el voto realizado en la iglesia de la Encarnación el día 15 de mayo de 1681. (*)
La primera aprobación conocida de ordenanzas de la Cofradía de Nuestra Señora de Zocueca está datada en 14 de septiembre de 1613, siendo obispo de Jaén don Sancho Dávila y Toledo; estatutos que siguieron vigentes hasta su reforma con las reales ordenanzas de 1790 (real cédula de 20 de diciembre de 1790). La Real Cofradía fue luego confirmada, con todos sus bienes, por real cédula de 23 de marzo de 1805.
En el año 1743 el obispo de Jaén don Andrés Cabrejas Molina prohibió la tradicional romería de Zocueca del 5 de agosto por los “actos no devotos” y las “ofensas a Dios” que se cometían, debido a la gran “concurrencia de gentes de distintos sexos y sin abrigo alguno en el Santuario” desde la tarde del día anterior. Desde entonces la villa de Bailén siguió celebrando cada 5 de agosto en la parroquia de la Encarnación, día de la Virgen de Zocueca, como fiesta votiva de su patronazgo.
En el año 1768 la Casa y Santuario de Zocueca pasó a convertirse en iglesia parroquial de la recién fundada Nueva Población del Rumblar, una pérdida que a largo plazo se tradujo en numerosos inconvenientes para los derechos de la cofradía de Bailén. Los bailenenses solventaron estos problemas definitivamente en el año 1834 trasladando la imagen de la Virgen de Zocueca a Bailén, sin licencia alguna, y hasta hoy.
Desde entonces, custodiada siempre en la iglesia de la Encarnación, en estos últimos dos siglos a los bailenenses nos ha dado tiempo a glorificar a la Virgen de Zocueca como patrona indiscutible de la ciudad, a dedicarle himnos, coplas y novenas; a costearle mantos, tronos, camarines y retablos; a condecorarla y rendirle honores de capitana general; a destruirla, desagraviarla, duplicarla y volverla a consagrar; a nombrarla alcaldesa perpetua de la ciudad y a solicitar su coronación canónica. Incluso hemos reinventado una nueva romería, cada último domingo de septiembre, que viene a ser como una eterna devolución de la Virgen de Zocueca a su casa del Rumblar, cosa que nunca se cumple porque la Virgen siempre sigue entronizada en La Encarnación, para alivio y consuelo de Bailén.

* Nota: En resumen, el famoso voto que celebramos y renovamos cada fiesta patronal del 5 agosto fue realizado por primera vez el día 15 de mayo de 1681, en la Iglesia de la Encarnación, durante un traslado extraordinario de la Virgen a la villa de Bailén con motivo de la peste que por aquellos años asoló casi toda Andalucía.
La fiesta del 5 de agosto fue siempre Romería en el Santuario de Zocueca, desde la Edad Media hasta el año 1743, en el que se prohibió totalmente; celebrándose desde entonces en La Encarnación de Bailén, una veces con la Virgen y otras sin ella, pues su casa siempre fue la Ermita del Rumblar, hasta el traslado definitivo de la Imagen a Bailén en el año 1834.
Por otra parte, la romería de cada último de septiembre, aunque con antecedentes en una fiesta dedicada por los aldeanos en la segunda mitad del siglo XIX, es un invento contemporáneo que impulsó el párroco Marín Acuña por primera vez durante la década de 1920. Dejó de celebrarse durante la II República para volver a reinventarse, con mucho éxito popular, ya bien avanzada la posguerra, a partir de los años 1945-1950, ya como la conocemos hasta hoy, siendo asumida desde entonces como fiesta propia de la Cofradía, que no la incluyó en su estatutos hasta los años finales del siglo XX.

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