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lunes, 19 de noviembre de 2012

DOS LADRONES Y UN MESÍAS TRAE LA CARRETERIA...


Otra entrada que llevo tiempo queriendo realizar es la que comienza ahora y sobre otra cofradía de la que poco, creo, he profundizado en estas páginas. No quiero pecar de un acérrimo apego a lo “más popular” porque considero que aquella escuela, a mi me gusta llamarla así; Sevilla hay otro elenco de hermandades de las que se puedo aprender y disfrutar una barbaridad, como pueden ser en la ultima entrada los Javieres y hoy me detendré, en una que en cierta ocasión el amigo Agustín me la refirió como “la carreta”. Un vulgo cariñoso para tanta categoría, tanto arte, tantos kilos, un museo caminante por las calles de hispalenses que exalta las grandezas de la Semana Santa según Sevilla… La Carretería.
También conocida como la hermandad del gremio de los Toneleros se aproxima a su recogía en el sabroso video que les dejo para poder hacerse una idea de lo que esta hermandad derrama cada Viernes Santo por la calles de su ciudad. Y se encuentra pisando nuevamente los dominios de su barrio, el Arenal, a las puertas de una de sus vecinas, la hermandad de las Aguas en la capillita del Rosario. Hoy podría definir esta cofradía como el resultado de un “coctel” de valiosos legados que han llegado a conformar en plena actualidad un estilo que sin duda me tiene enamorado y que es abanderado de unas ideas muy concretas y de una esencia muy especifica sobre una determinada manera de ver la Semana Santa y como debería ser su aura.

Primeramente, llega el imponente paso de misterio, colosal, observarlo pasar por delante de ti, en primera fila sin duda no deja a nadie indiferente, lleva casi un siglo siguiendo sorprendiendo al sevillano y al que lo busca cada año. Es el otro gran paso de las tres cruces de Sevilla y del día, un calvario completísimo que viene  a acrecentar esa percepción de desorbitada pesadez, esa sensación que siempre se viene a la cabeza… ¿pero esto lo levantan hombres? Lo preside un crucificado advocado de la Salud, el Cristo de la calle Real de la Carretería, una obra anónima que a simple vista evoca a los grafismos de principios del XVII. Los expertos apuntan y ahondan con mas ímpetu a la posible autoría del villacarrillense Francisco de Ocampo y Felguera -o a su tío Andrés-, anclada en las formas de estos escultores que trabajaron en la transición del manierismo al barroco, lo cual, sin duda le da la mayor antigüedad de todo el conjunto. Un misterio donde se intuye el comienzo del desclavamiento y su posterior entierro, el calvario más completo sin duda de la ciudad con un total de diez imágenes. Y el valor museístico sigue creciendo decibelios cuando desde 1667 viene procesionando más o menos el conjunto escultórico. Los discípulos de Pedro Roldan; Cristóbal de Guadix y Luis Antonio de los Arcos recibirían el encargo de ejecutar en el siglo de oro las imágenes secundarias y las andas –hoy desaparecidas-, aunque harían nuevamente gala como en la ejecutoria del conjunto de la Exaltación de poca profesionalidad y formalidad o por lo menos eso es lo que nos han aportado los investigadores de la amarillenta historia. No me extraña que el viejo Roldan no le convenciera que de Los Arcos se casase con las más genial heredera de su arte, Luisa Roldan, motivo por el cual los expertos sitúan a un elenco de estas imágenes a la mano de estos más “inferiores” imagineros y otras a las de las más notables manos del taller de Roldan que una vez más tuvo que hacerse cargo de la irresponsabilidad de su yerno, ante todo porque tenia que mantener el prestigio de su nombre y su labor profesional y artística. Cristóbal de Guadix realizaría el paso que albergaría a aquel misterio barroco, De los Arcos realizaría las imágenes de la Virgen de la Luz –aunque entonces procesionaba la actual dolorosa del palio en el misterio, la Virgen de la Luz fue una antigua “María” reconvertida en dolorosa cuando la anterior imagen pasó al paso de palio-, los santos varones y las dos santas mujeres. De la posiblemente mano de Pedro Roldan saldrían San Juan Evangelista y los portentosos ladrones crucificados, todo esto según la acreditada opinión de  F. Cuellar Contreras. Culminaría la obra escultórica del conjunto, quizás en el siglo XVIII con la imagen de la Magdalena, quizás salida de la mano de Pedro Duque Cornejo, nieto de Pedro Roldan. Todas ellas completan la pura esencia fúnebre del romanticismo con las vestiduras bordadas de todas las imágenes. Una apuesta que cada día es más sobrepasada por la de vestiduras lisas, para el culmen de un efecto más realista de lo que tuvo que ser la verdadera vida del señor.




Para conseguir  seguir enamorándose de este portentoso conjunto, habría que detenerse en la colosal obra del canasto, respiraderos y candelabros de las andas. Enorme en tamaño y enorme en su aportación artística y estilística. Recientemente restaurado –el cual se creó con la intención de ser sobredorado- fue tallado por el tallista Guillermo Muñiz, estrenado en 1922 apartándose de los modelos más conocidos y comunes, creando una obra llena de encanto y de una traza única y genial que no se ha vuelto repetir. Hasta donde yo entiendo de este mundo, me parece complicada su catalogación, sería un barroco extraño y diferente a todo lo realizado hasta hoy. “De actitud barroca y presencia gótica” lo definen los eruditos, aunque yo creo que esta obra creó un nuevo estilo –Manuel Caballero, restaurador del mismo califica que Muñiz se inventó el dibujo”-, eso si bebiendo de los postulados antiguos como hicieron muchos artistas del siglo XX y que se les encasilló en estilos que totalmente no eran los suyos. Consiste en una maraña “desordenada"de hojarasca de hojas de cardo, sostenidas por una gruesa soga anudada que fue barnizado por las premuras del estreno y que gustó tanto que así se quedó y sin querer aportó una de las esencias actuales, con esa madera oscura que llena de sobriedad y patetismo a la cofradía, muy catalogada de estilo decimonónico. Los cuatro ángeles de De los Arcos completan la genialidad en las cuatro esquinas, más los singulares candelabros realizados en forja de hierro plateado que sin duda coronan y cierran esta perfecta obra. Un modelo de paso genial, que no se basó en ningún otro –eso si siguiendo las directrices sevillanas- y que le aporta a la Semana Santa una de sus inmortales estampas a las que habría que añadir esas genuinas garras de águila en bronce que incluso rematan genialmente los zancos del pesado paso.
Y a la vista está que tiene que pesar, un paso que seguramente habrá sido muy complicado de torear. Como antaño, evidentemente más por necesidad, el caminar de este barco es largo que aunque antaño procesionó en la Madrugá, hoy le confiere a la hora nona del Viernes Santo un encanto evangélico único y especial. Su andar es poderoso, sobrio, bajo las directrices de esas “leyes no escritas” que nos hablan sobre como debe ir los pasos de Cristo crucificado, más si es con la sobriedad que imprime su hermandad, aunque llevan bandas tras sus pasos. Por eso quizás este video no muestre la rotunda presencia e idiosincrasia de la hermandad. Pero hoy día, el mundo de abajo ha cambiado tanto que incluso esta mole de arte se permite bajar el ritmo y dibujar un momento bajo la anochecida completamente de otra época, aunque haya cosas que solo son de ésta. Una de ellas es la banda de cornetas y tambores, las Cigarreras siguen a la “carreta”, la sobriedad de los postulados de Escámez son la esencia por la que sigue apostando en esta  hermandad, dándole sin duda “frescura” al duro trabajo costalero y es el sonido “cornetero” el que más  se adaptada, según mi visión a la idiosincrasia rebuscada de esta cofradía, a toda esta conjunción de ingredientes específicos que le dan ese matiz mustio y sobrio… aunque siempre habrá alguno que le pondría una agrupación detrás…
Pero una cosa que solo puede darle las Cigarreras –la cual le dedicó la marcha “A los pies de tu Santa Cruz, una de sus grandes creaciones “fúnebres”- a este paso es su magnifica armonía y esas geniales partituras propias que en la gran mayoría de los casos, lo mismo levanta el asombro allá por el barrio León que te introduce en una mística sobria y de dolor, aquí poca “conversión” musical tiene que experimentar la banda o así es como lo perciben mis sentidos al visualizar estos videos. Por ello suena, en una chicotá templada, girándole el paso a las Aguas la marcha “Por, Sevilla Coronada” la cual consigue crear con sonidos nuevos una esencia fúnebre para esta cofradía, que incluso consiguen retrotraerte a otros tiempos. El momento continua pausado, sigue poderoso pero armonioso, la cercanía de la recogía quizás, una abarrotada calle Dos de Mayo sigue embobándose del calvario caminante de los Toneleros. Y digo que la música es sobria, con halo de tristeza y duelo, pero la siguiente marcha está dedicada a una Gloria, al Sagrado Corazón de Nervión pero por el contrario su línea y estructura  musical es evocadora de la tristeza que por lógica debe rodear a la Pasión y Muerte del Hijo de Dios. Así el Señor se despide repartiendo Salud desde el madero con “Corazón de Jesús” y buscar el entramado de calles de su barrio con eso mismo que mi percepción de las cosas llega a sentir, que una misma macha puede levantar algarabía  o introduce en la frialdad de la muerte… ¿o es que ello no lo puede “Refúgiame”?
Insisto, vean el video, intenten además sentirlo y seguramente se enamoraran de cómo Sevilla sigue reinventándose y aportando estampas llenas de sabor, elegancia y categoría. Esto es un poco de lo que se podría hablar de ella, podríamos estar toda una vida, pero así es como mi alma hoy día puede expresárselo. Mañana si Dios quiere seguiremos la estación de penitencia cuando su paso palio también dibuje estelas imborrables de categoría tras los pasos del galeón de su Hijo de la Salud….El que parafraseando al maestro Carlos Herrera en su pregón de la Semana Santa, “dos ladrones y un Mesías trae mi Carretería”…

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