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martes, 27 de noviembre de 2012

DUELO BAJO PALIO DE RESPETO...


Me comenta el buen capillita y amigo Pedro Guerrero que le están encantado todas las últimas entradas, todas envueltas en ese aura “rancia” y tenebrista que solo pueden dar un elenco especial de cofradías, amantes de lo serio, y de una estética que busca la sobriedad, lo triste, lo luctuoso y lo fúnebre, hermandades de culto al trágico momento más importante de la humanidad, aunque hoy día con tanto “ateísmo” esto pueda resultar impactante, de risa para aquellos que nos ven como unos sectarios y retrotraídos en la historia y nuestros “complejos”… que batacazo se van a dar…
Este mes de noviembre me ha inspirado a eso, recordando la vieja costumbre de anteponer la figura de los difuntos ante nuestros recuerdos y por ende vivir en un aura fúnebre. Por eso veo propicio este mes para que aquellas hermandades que rinden culto a la figura más unida con la muerte según la idiosincrasia humana, apostasen por celebrar sus cultos internos en estas fechas. Algunas lo harán otras pues no sé pero bueno, con este motivo, les dejaré hoy con un paso de palio muy especial, envuelto en un gran rancio abolengo y en unas características que lo hacen especial en Andalucía, dentro de un canon cofradiero especial, el cual no podía ser de otra manera; el sevillano, pero con unas particularidades muy especiales.
La hermandad de Santo Entierro de Jerez de la Frontera, como no podría ser de otra manera, es una de las hermandades más antiguas de la ciudad de los ricos caldos de la vid en Andalucía, fiel heredera histórica de los inicios del mundo cofradiero penitencial en el sur de España. Como hablamos de luctuosidad, dentro de la idiosincrasia humana en esos tristes trances por los que todos tenemos que pasar, el acto de duelo o pésame también serian introducidos en el mundo procesional, con el lógico paso donde los más allegados a Jesús, los que los acompañaron hasta el final, muestran sus máximas condolencias a la Madre de Dios por la muerte del más bendito fruto que pudo dar el vientre de una mujer.
En Sevilla, lo tenemos como el paso que cierra el cortejo del Santo Entierro, que al figurar tantas imágenes, la capital hispalense le imprimió su estética para estos menesteres; paso de misterio. Pero en Jerez, la hermandad del Santo Entierro también procesiona el duelo, pero uno muy significativo donde se mezcla, si no me equivoco, el único paso de misterio del mundo bajo palio, una conjunción de misterio y paso de palio. La hermandad también es conocida con el sobrenombre de su titular mariana, Ntra. Sra. de la Piedad, una obra anónima atribuida a algunos de los descendientes de Pedro Roldan o alguno de sus aprendices que dio su fecundo obrador y que dejarían bastantes muestras de su arte en la que otrora fuese ciudad perteneciente a la Archidiócesis de Sevilla.

















Un paso palio que durante años tan solo fue eso, la Virgen bajo su palio hasta que en 2003 la hermandad decidiese recuperar esta singular estampa, aunque no se si anteriormente este conjunto procesionó bajo palio, pero lo cierto es que conformó una de las estampas más curiosas de la Semana Santa andaluza, dentro de esa corriente que sigue los postulados sevillanos al pie de la letra. Es un ejemplo de reinvención, quizás a algunos les resulte poco estético aunque a mi me parece bastante trabajado y conseguido en sus proporciones, con un equilibro estético muy destacable. Las imágenes de San Juan y la Magdalena conforman la “sacra-tertulia o conversación”, aunque la arrepentida de Magdala lo hace de rodillas, algo menos frecuente. Más adelantadas en el paso y jugando con la disposición de la candelería se encuentran de rodillas igualmente las marías; Salomé y Cleofás, todas estas imágenes igualmente anónimas atribuidas al imaginero Ignacio López en el siglo XVIII las cuales se encuentran cosiendo la mortaja del Señor –algo que le quitaría, pienso el sentido de duelo o pésame al simpar conjunto-. Esta mezcla de estilos más que asentados pues evidentemente restan el uno al otro, por ejemplo la suntuosidad y ponderación que da una completa candelería, elemento de un paso palio de los más importantes y cuidaos en la actualidad, es mucho menos a mi parecer, la cual tiene que adaptarse a esta singular disposición iconográfica, porque ciertamente hoy día un paso palio sin candelería es como quitarle el manto a la Virgen. Cera más corta, alguna incluso con guardabrisas y unas formas únicas, “amarradas” a esta iconografía son las que cierran prácticamente la Semana Santa jerezana, dentro lógicamente de un repertorio fúnebre en la música.
Así el palio camina al compás de la esencia sevillana, uno de los más pesados de Jerez que creo que procesionó un periodo a costal y ahora a “molía” como se ha venido  utilizando más en las ultimas décadas en Jerez, aunque este tipo de pasos, cuando comenzaron a aparecer en Jerez fuesen portados por costaleros, muchas cuadrillas de entonces, contratadas a la ciudad que creó e inventó como se debían llevar esos pasos… Sevilla.
Palio de La O de Triana.


Y es que hubo un época que para la incomprensión actual sevillana, muchas hermandades de Sevilla comenzaron a enajenar diversos elementos o pasos enteros, yendo a parar muchos de ellos a la ciudad de Jerez, lo que contribuyó  a cambiar su morfología de entonces y a cambiar por completo la idiosincrasia cofradiera jerezana, por esta razón para mi opinión en arte y poderío humano quizás sea esta Semana Santa la que camina un escalón por bajo de la de Sevilla en hipotéticos rankings de categoría procesional y cofradiera en Andalucía. Cientos de ejemplos podría enumerar, pero centrándome en la protagonista de esta entrada, hay que mirar sin duda al cielo de su palio y la grandeza de su manto. Desde la calle Castilla de Triana hasta la capilla del Calvario de Jerez, desde La O hasta la Piedad…







En el fecundo tiempo romántico o decimonónico (1882) cofradieramente hablando, uno de los talleres esenciales de este periodo en las artes suntuarias sevillanas, el de la hermanas Ana y Josefa Antúnez bordan en su obrador de la Huerta del Zapote, bajo diseño de Manuel Beltrán Jiménez una magnifico palio, seguidor de las formas de la época con techo y bambalinas interiores en “Arts and Crafts” para la Virgen de la O de la hermandad homónima trianaera. Casi diez años después, 1891 completaron el increíble conjunto de bordados con el manto, una de las grandezas que gracias a Dios se siguen conservando del genio de las hermanas Antúnez porque si quizás, la hermandad no hubiese vendido estas piezas hubiesen sucumbido a los destrozos de la Guerra Civil en su sede canónica, de la que no volvería a procesionar aquella Virgen de la O que estrenó estas apoteósicas piezas. Porque para suerte de la hermandad jerezana, en 1930 comenzaron a dar cobijo, excelso cobijo a su Virgen de la Piedad, la cual con duelo o sin el sigue repartiendo baberos a los amantes del arte y haciendo que muchos en Sevilla se sigan tirando de los pelos… el motivo de la venta, quizás las corrientes estéticas que trajo Rodríguez Ojeda, el cual se tuvo que basar en elementos de este palio para configurar lo que luego fueron muchas de sus innovadoras ideas, de hecho poco a poco la O de Triana fue borrando en todos los sentidos ese aire decimonónico de aquellos tiempos, más afines a la ideas posteriores de Ojeda en la actualidad, hasta en el paso del Señor...¿si imaginan hoy día la hermandad de La O como la Carretería?
Un cúmulo de arte y elegancia rancia es la que se pasea por Jerez de la Frontera cada Viernes Santo, con este conjunto singular del duelo bajo uno de los palios más importantes y bellos de la historia de la Semana Santa andaluza.

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