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viernes, 30 de noviembre de 2012

EL "BUEN REMEDIO" DEL COSTALERO EN ANDÚJAR...


En los albores de los años ochenta, cuando el aire fresco de la juventud comenzó a mirar hacia a las iglesia y las cofradías, en unos tiempos precisamente que se temió por todo esto, surgió la chispa de las cofradías de sevillanas maneras para poco a poco cambiar el estereotipo y dinámica en que estaba sumergida la Semana Santa en la provincia de Jaén. En 1980 el Prendimiento de Linares dio el pistoletazo de salida, cambiando la estética y formas de pensar de una cofradía fundada en los años 20 y la cual quizás nunca llegó a ostentar la “categoría” de hermandad puntera en la ciudad de las minas. Su “sevillanización” cambio muchísimo el guion de la película…
Al año siguiente esa chispa ya comenzó a prender el ímpetu de los cofrades de otras hermandades de Linares. Curiosamente la chispa en la provincia no se hizo esperar mucho cuando en 1983 se constituyo en la ciudad de Andújar una nueva hermandad que tendría similares connotaciones en su tierra como las tuvo el Prendimiento de Linares. Sevilla llegaba a cuenta gotas a esta provincia de aires castellanos donde Úbeda, Baeza, el Abuelo y Víctor de los Ríos era lo único que sonaba a pasión cuando en el mundo se pronunciaba “Jaén” en términos cofradieros. Sevilla llegó rio arriba, como los salmones por el Guadalquivir e impregnó a la antigua Iliturgi. Jóvenes entusiastas con ganas de darle otro valor a su escueta Semana Santa fundaron la hermandad del Buen Remedio –advocación más que acertada en toda esta historia-, no sé si aburridos de intentar transformar alguna hermandad existen o que decididamente apostaron por algo nuevo, en muchas ocasiones creo que debe ser lo mejor…
Aunque décadas antes Sevilla plantó algo de su esencia en la ciudad con la hermandad del Gran Poder, la cual se fundó tomando de modelo en algunos aspectos a la homónima cofradía sevillana, la advocación e iconografía de su nazareno donde la esencia "Mesina" en la imagen de Antonio Illanes es reseñable y la túnica de reglas es casi una copia de la misma, pero solo eso…






Así estos cofrades entusiastas consiguieron llenar el Jueves Santo andujeño de esencia sevillana, resultado de un trabajo de hermandad absorbido en la capital hispalense e introducido en la dinámica y vida iliturgitana. Un palio de malla llenó de compás una ciudad que se quedó extasiada ante esta nueva forma de procesionar que trajeron aquellos jóvenes. Conformaron un estética, siguiendo la proporciones adecuadas, porque al igual que ocurrió en Linares, los setenta y ochenta fueron muy marianos –relanzaron la figura de la Virgen en la Semana Santa sin duda-, donde el ímpetu cofradiero se centró más en la idiosincrasia de los palios sevillanos que en lo Cristos o misterios, a diferencia de cómo quizás ocurra hoy día. Por eso uno de los maestros más afamados de la época y sin duda de los más solicitados, Antonio Joaquín Dubé de Luque sacó de la gubia una dolorosa, no igual pero si impregnada de una esencia a que a mi parecer rodea a toda la cofradía, la estética de la hermandad de la Macarena. Creó una dolorosa afín a su escuela, una imagen con una leve sonrisa como la Señora que vive en San Gil y la entronaron sobre un paso de palio de oro y grana que realizaron en la técnica de aplicación los propios hermanos de la cofradía siguiendo un dibujo del propio Dubé. Con ellos llegó el cuidado por la vestimenta de las imágenes y el perfeccionismo implantado en Sevilla, el cuidado y estudio en la fundición de la cera, la aparición de la cera rizada, el cuidado en el exorno floral y evidentemente la conformación de una cuadrilla de costaleros que cambiarían a Andújar, como pasó en Linares, para siempre...
Fueron la segunda ciudad, gracias a la hermandad del Buen Remedio en apostar por seguir a ese pájaro morado que surca los cielos de Andalucía y que cada vez llega a más rincones de la misma he incluso sobrepasando las fronteras de la tierra de la bandera blanca y verde. Esos costaleros, como diría Barbeito, llenaron ese paso de “gracia” y esa gracia fue transmitiéndose a otras hermandades que comenzaron a cambiar sus pasos e incluso a refundarse, caso de la Vera Cruz siguiendo la estética de las cofradías de Sevilla, pero en este caso de las de negro. Incluso la ciudad ya ha visto tres glorias a costal, a las sevillanas maneras… Porque el Buen Remedio apostó por el barrio y la gracia casi letifica que levantan estas cofradías en el ímpetu cofradiero del pueblo que las contempla. Aquella cuadrilla, no la comandó cualquiera, durante siete años el sevillano Miguel Ángel Yruela Rojas guio los pasos de estos impetuosos cofrades iliturgitanos, este desconocido capataz, hermano eso si de uno de los capataces que quizás levantan menos revuelo en Sevilla pero que a su vez es de los más respetados. El palio del Rocío, Dolores de Santa Cruz y la gloriosa Virgen de los Reyes de la hermandad de los Sastres saben del buen hacer de Carlos Yruela Rojas.



Esta hermandad por circunstancias de la vida tuvo que asentarse en una antigua capilla casi abandonada y dejar su sede fundacional, que fuera otrora la capilla del antiguo hospital de la ciudad – curiosamente un amigo mio de Bailén, empleado en dicho hospital como conductor de ambulancia me suele comentar que en muchas ocasiones suele entrar a rezarle a los titulares de la hermandad, a Ella le pide buenos remedios para sus problemas…-  donde se asentaron, para crear un verdadero templo regido por una cofradía al cual, no sin problemas le tuvieron que realizar una puerta por donde saldría sus admirados pasos de pura sevillania a las calles de una ciudad que personalmente a mi en su geografía me recuerda mucho a la estética callejera de Sevilla o en todo caso a la de sus pueblos. Eso me pareció hace unos años cuando tuve la dicha de contemplarla en la calle, en una salida extraordinaria, creo que por el aniversario de su fundación donde el palio dibujó una maravillosa tarde de octubre al compás de Salteras… la banda de la Macarena.
Y mira si creo que son macarenos, que después llegó el Hijo del Buen Remedio, que como no podría ser de otra manera era “El Sentencia”. Dubé de Luque, macareno de cuna, nuevamente en 1987, siguiendo esa inspiración de Montes de Oca que impregna su línea artística, creó el Cristo Cautivo, el Señor de la Sentencia de Andújar,  el cual es casi un hermano gemelo con el Cristo de idéntica iconografía y advocación, salido obviamente de su gubia, el Cristo de la Sentencia de la hermandad de la Macarena de Almería. En 1997 por fin salió a las calles andujeñas a brillar bajo el sol que reluce más que nunca en esta jornada, ya que hasta entonces era solo Ella, bajo su palio “cálao” –supongo que el primero en la provincia- la que se paseaba con el garbo de barrio por las calles de Andújar.
Quizás en otra ocasión pueda extenderme más en esta, para mi transcendental hermandad de Andújar. Poco falta para que comience la amena charla-coloquio sobre costalería que les vengo anunciando en los últimos días en el blog en la ciudad de Andújar, organizada por la hermandad del Gran Poder, cuyo paso comanda actualmente el amigo Rafael Mondéjar, un discípulo más de aquella primera cuadrilla de costaleros en Andújar. Un evento que es una muestra más de la herencia actual que vive la ciudad y sin duda surge de la chispa que prendió hace casi treinta años la hermandad del Buen Remedio –el “Rosario de Andújar”-, la cual llenó a su ciudad de lo mejor de todo: la cofradías como cultura, las cofradías como diría un viejo maestro, un capataz del cielo: como una forma de vida…

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