En torno a las nueve de la tarde, cuando el calor del verano siga apretando, volveremos a sentir la brisa marina más de secano que se pueda sentir sobre la faz de la tierra. Hoy toca de nuevo volver a la gloria bajo la gloria, bajo mi gloria, bajo mi ya querida Virgencita del Carmen de barrio de la Lagunilla de esa ciudad que envidio, por su apuesta y amor a la costalería, la vieja Iliturgi, Andújar nos concederá por segundo año, a mí, a mi amigo Félix y al resto de elegidos la satisfacción de volver a saborear las mieles de las galeras divinas, esas bodegas de marineros del costal que me abrió, seguramente con más cariño y admiración de la que me merezco, su capataz, al que ya estoy deseando ver de negro, que es sin duda su estética que más grande lo hace, la que este año se ha “inchao” de vestir y es que este que les habla no es un vuerca-pasos, aunque no niegue que no me atrajo una veneración especial, a mí me atrajo el amor a la Virgen, y a su Soberano hijo.
Ella me llamó sin esperarlo el pasado año, porque sabía que bajo sus plantas me sentiría realizado y podría disfrutar de su suave roce como mi alma solo sabe alcanzar y ha querido seguir contando conmigo, una nueva satisfacción el llegar a los ensayos y encontrarte siempre con la sonrisa de Mondéjar, de Rafa y las ocurrencias de Jesús Joyanes, que me gusta escuchar a alguien con tan sencillo lenguaje, con tan llanas palabras, el idioma del pueblo, porque esto está para el pueblo, más allá de aquellos que entran hasta a las iglesias mirando por encima del hombro y dándose golpes de pecho o incluso flagelándose si hiciera falta… perdónalos Madre mía, perdónanos, que hoy es día grande en España, nunca en el mundo se le dio tanto significado al Monte Carmelo, y a la que es Estrella de los mares.
Día sin duda de playa viendo su bello semblante perdiéndose entre las olas de ese mar antiguo que nos levanta la nostalgia, pero hoy, en Andújar las olas las levantaremos con el caminar costalero, mejor o peor, eso lo dejo para los que solo queremos ver en esto una ciencia perfecta, pero yo solo sé que voy donde estoy a gusto, no me siento vuerca pasos, como pueden ver solo saco al Cristo que me llamó, por unas circunstancias, por unas personas que se me hacen indisolubles, como me llamó esta pequeñita Carmencita de Andújar, la que con el enorme esfuerzo de sus hermanos, crece poquito a poco… hoy a las nueve, volvemos a tocar la gloria, y tengo la impresión de que será una tarde grande, de volver a percibir la gloria de nuestro tiempo mejor, cuando el incienso se cuele por nuestras fosas nasales y llegue hasta el mismo espíritu y el andar se hará el más deseado, el que solo se marca debajo de la para mi sagrada trabajadera, cuando un selecto ramillete de marchas, muy macarenas por cierto, nos empujará a nadar bajo la arpillera en busca de la ya para nosotros nuestra segunda época mejor del año… ¡ai! Estrella de los mares como me has cambiado el julio de mi vida…
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