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lunes, 8 de julio de 2013

MI "BAUTIZO" EN MÁLAGA... DESDE LA NOVIA AL RICO. (III)

Aun no era muy tarde y ya teníamos prácticamente contemplado todo lo que en mi ideario supuse que tan solo nos daría tiempo a visitar en esta mañana cofrade-veraniega en la capital de la Costa de Sol. Dejábamos atrás el embrujador momento casi palpando las rodillas del Cristo de Mena, para nuevamente tener que cruzar el puente, casi como si estuviésemos en Sevilla, nos faltó decir vamos pa´ Málaga… nuestros cicerones capillitas seguían guiándonos magníficamente y nos llevaran hasta muchísimos más lugares que para gozo nuestro nos harían conocer mucho más el callejero malagueño y los lugares donde sus habitantes se dejan sus oraciones y el éxtasis por la imaginería procesional malagueña. Pero antes aun nos quedaba un templo esencial guardado en la cartera, que por cercanía nos llevarían hasta la casa en honor del santo que en las playas ya se esperaba su mágica noche… pero el templo aún no se sabe a ciencia cierta a cuál de los dos más inmortales “Juanitos” está dedicado, si al primo bautista de Jesús o a su más predilecto y joven apóstol… la pena al entrar en el templo es que se encontraba en misa, bastante concurrida, con lo cual el amigo Antonio no pudo hacer ninguna fotografía, respetando los cánones, nosotros tenemos claro que un templo nunca habrá que tratarlo como un simple museo, además que hay cartelitos en las iglesias malacitanas que invitan a ello… pero aun así, pude imaginar qué imagen puede presentar este templo en los días grandes de la pasión, ya que sus cofradías realizan su salida procesional desde su interior, llenándola de tronos, tronos dentro de unas proporciones más comunes para una puerta normal, es decir el tamaño de todos los tronos malagueños, no tienen que ser tan descomunales como puede hacernos entender una fotografía o un video. En la tarde comprobaría que por lo menos uno de ellos responde a esta impresión, mientras allí en el interior contemplaba el sobrecogedor crucificado de la Redención - el cual procesiona sobre el mismo-, la opera prima del sevillano Juan Manuel Miñarro, que insufló lo mejor del barroco sevillano a este crucificado, el cual dicen fue su tesis doctoral… en otra capilla guardaba el silencio de todo un año su Madre bendita de los Dolores, embutida en esa esencia tan especial de aquellas dolorosas malagueñas que nacieron en el siglo XVIII, cuando posiblemente el taller de los Asencio de la Cerda llenaron de la presencia de María muchos oratorios privados, para luego esas devociones salir a las calles de Málaga en la Semana de Dios y convertirse en grandes iconos del movimiento cofradiero local. Sin duda es Dolores de San Juan una de las hermandades para mi esenciales de Málaga, algo que en la tarde llenaría de orgullo a uno de sus archicofrades cuando se lo dije, gracias a que lo conocí por ir acompañando a un sevillano muy especial…
Y en San Juan pareciese que hubiese toda un legión de cofradías, pero lo cierto es que son varias en una, es decir estábamos ante las capillas donde residen “las cofradías” de la cofradía de las Fusionadas de Málaga, nunca en otro lugar del mundo, se le ha dado tanta importancia en la denominación a la fusión de hermandades. La “Niña de San Juan”, la Virgen de Lágrimas y Favores nos recordaba a Banderas, la Exaltación al genio de Buiza y su Madre del Mayor Dolor y ese San Juan que aun parece rezumar a Fernando Ortiz y a Dubé de Luque sin duda. Espectacular, aunque no todos sepan entender esa espectacularidad en el arte que rezuma el Dios de los Ciegos de Málaga, un Cristo, el de Ánimas y Ciegos, para los que de verdad solo pueden ver a Jesús con el corazón, hasta estos extremos tiene su triunfo  Trento y el culto a las imágenes… la imagen más antigua de Málaga, la de la cofradía fusionada más antigua –según otras fuentes-, el Cristo de la Vera Cruz en el altar mayor, si ya algunos les cuesta entender el arte de Ánimas de Ciegos imagínense con un Cristo de principios del XVI, siendo el último en visitar el otro Amarrado a la Columna de la ciudad, circunstancia no muy dada en Andalucía, de repetir iconografías que no sean las del Crucificado –de hecho esta hermandad saca tres-, Nazareno o Jesús Cautivo. El Cristo de Azotes y Columnas nos mostraba su retorcido escorzo llevado al patetismo más extremo en la última repolicromía sanguinolenta y “sindónica” de Juan Manuel Miñarro. Sin duda esta hermandad, que pareciese más bien como una agrupación que rige a varias, es digna de estudio de cómo se puede sacar a la calle cinco pasos procesionales y no de cualquier forma, sino con grandes obas artísticas a sus pies, sus bandas, sus nazarenos y en continuo proceso de crecimiento, siguiendo curiosamente el modelo de mi pueblo, es decir una cofradía saliendo varias veces en la Semana Santa, pero obviamente en otro nivel quizás inalcanzable… o no.
La verdad es que el cansancio comenzaba hacer mella, contando que la noche anterior venia de ensayar con la Virgen del Carmen  de Andújar –curioso, en la ciudad de los tronos, en junio, me dolía la séptima vertebra…-, me acosté tarde, me levanté tempranísimo, y sin duda no pude conciliar el sueño. Pero aun nos quedaba mucho por andar y vivir, apenas habíamos empezado. Fran y Alberto, nos seguían guiando, ya sin saber ni pedir donde ir, llegamos a la famosa plaza de la Constitución que ya se preparaba para el acontecimiento de la tarde, y como no al fondo la legendaria calle Larios, la verdad sentí algo similar a cuando un 15 de septiembre de 2002 pisé por primera vez la Campana de Sevilla. Calle Larios que pisaría en multitud de ocasiones durante el día, que me impresionó el cuidado de la ciudad con la misma, como se nota que es la calle de Málaga por excelencia, Pedro y Antonio me invitaban a conocerla en la feria de día de la Feria de Málaga, la calle brillaba, nunca mejor dicho con luz propia, un suelo que te hacía pensar que podrías patinar sobre él con unas farolas que contaban con unos detalles que en cierto modo, no es que no me gustaran, pero esas flores rojas, muy parecidas a las plantas de pascua, en esa especia de maceteros de las farolas me invitaba a una estampa navideña…
Nos adentramos por calle Granada, el templo de San Agustín cerrado a cal y canto y Santiago donde vive el Dios Rico de la ciudad, que no es lo mismo que el Dios de los ricos, que conste, también cerrada donde casi empezamos a sentir el fin “turístico” de la mañana, pero no, seguimos caminando, bastante, para llegar a la siguiente parada, abierta gracias a Dios y donde me quede sorprendidísimo ante el tamaño del templo de una enorme cofradía, la del Rescate. Como todos éramos bailenenses, pensamos que la Limpia y Pura de Bailén era más grande que la capillita donde reciben culto las imágenes de Jesús del Rescate y la Virgen de Gracia y cómo sería la idea de la cofradía a la hora de rendir sus cultos a sus imágenes titulares que rezumaban por todos los costados al taller de Castillo Lastrucci, “sin duda, es el Señor de la Redención de Sevilla” me decía Pedro mientras Antonio nos volvía a expresar su admiración por la figura de la Virgen y su belleza. Pero fue una experiencia magnifica, donde pudimos besarle el pie al Señor del Rescate, qué me gusta llevarme de mis viajes el suave roce del Señor o su Madre Bendita, era tan escueta la capilla que el Señor está prácticamente en besapiés permanente aunque luego para Semana Santa se suba a unos de lo más increíbles tronos de la ciudad y una casa hermandad le dé… otra magnitud. Pero allí había sencillez por todos los costados, hasta el Señor vestía túnica lisa, mientras un capiller o sacristán, muy amable nos hablaba de su vida cofradiera, un auténtico capillita malacitano, cofrade de varias hermandades, incluso de la hermandad de barrio periférico de la ciudad, que obviamente no conocimos en el día, la hermandad del Perdón de Nueva Esperanza. Gracias a su amabilidad, pudimos entrar en la exposición de la tarde por un precio más bajo, al vendernos las entradas a 2€ cuando allí en San Julián nos hubiesen costado 5€, hasta en esto estábamos teniendo un día casi perfecto…

Seguimos el camino, por la Málaga de amplias calles y avenidas, ciudad moderna sin duda, el paisaje encantador de una Sevilla, una Córdoba o una Granada no era lo que encontrábamos sin duda, aunque nos alejábamos del centro histórico. Y una nueva sorpresa me llevé, porque en mi quinielas no entraba, que en este día conociera a otras de las más simbólicas y especiales imágenes de Málaga, la que sin duda le da un matiz especial y diferente a la religiosidad popular malagueña… en San Lázaro nos encontraríamos a la que en cualquier lugar llamarían la “Virgen blanca”, pero no, en Málaga la llaman la “Novia de Málaga”, la novia que quisieran todos los varones enamorados de las grandezas de María, la cual, en su recoleta iglesia nos evocaba a los ecos almonteños, y su Rocío más inmaculado. La Virgen de Pio Mollar, símbolo del arte valenciano de aquella época en Málaga nos recibía con su especial atuendo e iconografía, “la viste nuestro amigo Curro Claros” nos contaban nuestros nuevos amigos, esta imagen más próxima a las letíficas que a las dolorosas. Junto a Ella en una capillita, muy común de Málaga, es decir un hueco en la pared, un Cristo con una advocación también especial y poco dada en otros lugares, el Nazareno de los Pasos en el Monte Calvario, un Cristo que vino a completar Antonio Eslava Rubio con un cuerpo casi calcado al del Santísimo Cristo de las Tres Caídas de Triana. Para más sorpresas, porque sin duda le he de dar gracias a Dios por haberme regalado este día, pude conocer la casa donde vive la Madre oficial de todos los malagueños, con permiso de la Esperanza y las devociones más particulares… pisábamos el Santuario de la patrona, la Virgen de la Victoria, la cual desde su especial y reconocido templete nos abría las puertas de su casa, donde precisamente también viven cofradías de penitencia. Primeramente me llamó poderosamente un calvario que no conseguía a reconocer entre las cofradías malagueñas, pero que sin duda si me recordaba poderosamente a otro crucificado que no era de la ciudad… increíble pero cierto, en el Santuario de la Victoria volaba sin movernos del sitio, hasta el barrio de la Calzada de Sevilla y me plantaba ante las plantas del Santísimo Cristo de la Sangre. En aquel momento recordé que en este santuario tenia, sino me equivoco, Francisco Buiza su primera imagen para Málaga y se trataba de prácticamente una copia de su celebradísimo crucificado del Martes Santo sevillano, aunque el malagueño adopte la advocación de su Madre gloriosa en el templo, el Cristo de la Victoria, realizado en 1966, que por cierto necesitaba pasarle al pobre una plumerito. A sus pies ya pude intuir que la dolorosa era la Virgen de la Merced y San Juan evangelista –Antonio disfrutando de su querido Duarte nuevamente- de la hermandad de la Humildad, el cual se encontraba en una capilla cercana, este impresionante Ecce Homo, que dejó sin finalizar, por su muerte, Francisco Buiza y que tuvo que finalizar su discípulo, Francisco Berlanga Ávila.



En otra capilla, teníamos a otra de las cofradías de la vieja Málaka, con una de las obras de arte que conformaron el pasado de la celebración en esta ciudad de sabor a mar, grafismos granadinos y malagueños para unas imágenes algo más pequeñas de lo normal, sobre todo la dolorosa de este “Stábat Mater” del Viernes Santo malacitano. A mi sin duda lo que me encantó comunicarle a mis acompañantes era que estábamos ante el legendario Cristo que le inspiró a Alberto Escámez su más portentosa y genial obra, la que cambió la música para paso de Cristo para siempre, aunque muchos piensen que está dedicada al crucificado de Mesa, el Amor de Sevilla, en verdad, la marcha “Cristo del Amor” estaba dedicada a este desconocido para el universo cofradiero, crucificado del Santuario de la Victoria de Málaga…
Se acercaba las horas del mediodía, el calor apretaba y nuestros amigos quería darnos más y más, cansados ya, pero bendito cansancio. Así nos llevaron hasta otro epicentro cofradiero malagueño, Capuchinos donde incluso nos destacaban entre las cofradías radicadas en la zona, a la bella Divina Pastora que el año pasado tuve la dicha de contarles cositas sobre la misma. Pero ya estaba todo cerrado, la casa hermandad del Prendimiento, la iglesia, en fin acababa la intensa mañana tomándonos unas ricas cervezas y tapitas nuevamente en el entorno de la plaza de la Constitución, había que reponer fuerzas, ya que la tarde nos llevaría hasta cerca de las dos de la mañana, que fue la hora en que entramos en el apartamento del Algarrobo…
Tras la beneficiosa parada en el “templo de la rica, rubia, cuerpo curvado y fresquito” –que grandes estos egipcios-, buscamos una exposición que apenas llevaba un día abierta pero que en esta entrada me la saltaré para terminar con las visitas a los templos malagueños donde se encontraban más cofradías sin contar la visita a la Santa Iglesia Catedral. Antes de buscar la salida de la Esperanza, ya sin la compañía de los hermanos Abolafia, volvimos a buscar la iglesia de San Agustín, estaba abierta, esperando la hora de la misa donde se encuentran establecidas las hermandades de la Pollinica y los Estudiantes. No me convenció esa idea de altar, de doble pared donde estaba el Señor que pronto volverá a la ciudad que lo vio nacer, Córdoba. En la ciudad de Martínez Cerrillo, uno de sus baluartes actuales en la imaginería, Romero Zafra, restaurará al Señor de la Entrada en Jerusalén de Málaga… a ambos lados la Virgen del Amparo y San Juan evangelista, uno de los integrantes del misterio, que en realidad es el primer trabajo en la carrera del trianero José Antonio Navarro Arteaga y no el Amor de Jaén. En otra capilla más humilde, los titulares de la hermandad de los Estudiantes, ciertamente nos sorprendía la humildad de la capilla ante una cofradía que tengo entendido es baluarte de la elegancia y del gusto por el rico patrimonio en la ciudad. Contemplar al Señor Coronado de Espinas sin su singular trono, no sé, no nos conmovía tanto en capillas tan sencillas, igualmente con la Virgen de Gracia y Esperanza.


Siguiendo la senda de esta zona llena de sabor - por donde es recomendable ver de vuelta a la hermandad de la Penas- llegamos a Santiago, muchas bodas durante el día, gracias a ellas pudimos entrar en muchos templos, quizás a horas poco comunes, con peleas entre indigentes incluidas por las limosnas de los feligreses. En una capilla la hermandad de la Sentencia, con su Cristo de esencia neobarroca granadina y a sus pies, la Virgen del Rosario, en la cual no es complicado adivinar su pasado letífico. Imagen sobre imagen, en muchas ocasiones contemplábamos que en Málaga, parece, cuesta sobreponer una imagen sobre otra o más bien que parece no gustar poner una en el centro y el resto de inferior “rango divino” a los lados, ya lo del Rocío con la Virgen en el altar mayor y el Señor en un lado, más que complicado, incluso en la basílica de la Esperanza, hermandad de fuertes lazos marianos parece ser, cuesta trabajo contemplar a una de las dos imágenes “por alto” de la otra, basta contemplar como irán dispuestas en el nuevo retablo... El mismo recurso en la capilla de enfrente donde vive otro de los emblemas de la Semana Santa malagueña –el que me faltaba por conocer-, quien no conoce su singular nombre y la popular gracia que concede cada Miércoles Santo. Capilla fastuosa donde nos recibía Jesús el Rico, el que libera a un preso, con su peculiar idiosincrasia dieciochesca, los grafismos inconfundibles de Navas Parejo bajo la peluca de tirabuzones y esa peculiar forma de agarrar la cruz con el brazo izquierdo el cual parecía estar observándonos desde su especie de camarín, cruzándose la mirada con su Madre la Virgen del Amor, la cual nos evocaba las más geniales creaciones de Dubé de Luque para Málaga, sin duda una de las herencias de la década de los setenta y ochenta entre Sevilla y Málaga. Allí sentados en un banco, descansando y charlando con Ellos, cerró esta mi primera vez con las hermandades de Málaga, o casi, ya que nos tocaba ya buscar a una hermandad echa cofradía por las calles de la ciudad a los pies de la Esperanza. Al llegar a Santo Domingo, ya se presentía el día grande que se avecinaba. En el templo se celebraba la función principal preparatoria para la salida extraordinaria, por ser el templo donde residió la hermandad antes de mudarse a su actual basílica. Allí, con el templo abarrotado visitamos las últimas capillas, Mena nuevamente y la de la hermandad de Cristo de la Humillación, ese hermano gemelo del Señor de la Columna de Úbeda, nuevamente estaba ante el éxtasis de Palma Burgos y la compañía de su bella Madre de la Estrella. Una señora nos regañaba, la beata de turno, ante la según ella, falta de educación de estar en silencio contemplando las imágenes en lugar de prestar atención a la misa, pero bueno, ella no sabía que sepa solo Dios cuando se nos presentará otra alternativa, por ello no pude buscar el Cristo del Perdón de la hermandad de los Dolores del Puente, para salir del recinto dominico, y esperar sentando, bajo una gran cartela de azulejos donde se podía leer MENA, la salida de la Señora de Málaga anunciada por estruendos de cohetes, lanzados desde la azotea de la casa hermandad esperancista, que dieron más de un susto a los asistentes por la potencia de explosión…



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