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sábado, 2 de noviembre de 2013

¡GRACIAS CURRO Y FEDE!

Gracias y mil gracias porque lo que viví en el día de ayer y sobre todo lo que sentí creo que jamás se me olvidará ni se desprenderá de mi corazón. Creo que pocas veces he sentido y se me ha transmitido tanto cariño y verdad como en el día de ayer, mas por personas que en el fondo no me conocían de nada. La experiencia de conocer a los capataces cordobeses Luís Miguel Carrión Huertas, “Curro” desde que era un niño pa´ to su barrio de San Francisco y para toda Córdoba y Federico Jiménez Reloba “Fede” fue para mí algo que se me escapaba de las manos y que ni en mi más remotos sueños entraba. Pero la cosas de esta vida, la gente buena que me he cruzado en esta vida como es Rafael Mondéjar me ha llevado sin ni siquiera pedirlo ante estos cofrades de tal entidad en Córdoba, que como nunca me canso de repetir es como estar ante el Antonio Santiago de la ciudad de los califas, o por lo menos para mí él es el califa de los martillos cordobeses, y como sabrán no suelo hablar por hablar, lo suelo documentar… tal como me diría Federico, algún día, habrá unos estudiosos –unos cuantos como yo ya no vamos adelantando- y dirán que la gracia costalera en la ciudad de San Rafael la comenzó un capataz chiquitito que tuvo por suerte conocer y aprender de un capataz que se arrodillaba y lloraba ante el arte de sus costaleros, ya fuesen los primeros hermanos costaleros de los Estudiantes de Sevilla que la cuadrilla de una entonces hermandad de vísperas donde Dios recibía un Bofetá y a su vez perdonaba a esa humanidad que lo golpea, porque Él es el Perdón de los pecados del mundo…






Y todo gracias a esta casa, que me consta es muy admirada pero quizás también muy odiada, porque tal como comentábamos ayer, cada persona tiene su filosofía de vida y no todos son capaces de comprender a la de los demás… gracias a mis palabras, mejor o peor escritas, llenas de sinceridad en estas páginas, siempre trazadas para aportar y jamás para destruir y sin ningún ánimo de hacerle daño a nadie, porque si no nunca seria digno ni capaz de mirar a cualquier imagen de Nuestro Señor de frente, recibí este regalo seguramente caído del cielo. Por ello muchas gracias a todos los que creísteis en mi muchísimo antes de que ni siquiera abriera este blog pero que ya visteis en mi algo especial, como Alfonso Piñero y Vicente de Vera, que fuiste el que me reeducaste y me marcaste la senda y la línea, de humildad y de cómo decir las cosas. No quisiera olvidarme del amigo almeriense Agustín García Navarro, que fue quien más me aportó para comprender una filosofía muy especial del mundo de abajo y quien me puso como ejemplo a Curro en el ámbito cordobés. A toda la gente que no con ánimo de peloteo disfrutáis y compartís mi forma de ver la vida y por ende las cofradías y los que cada vez que veis que caigo al abismo, siempre intentáis sacarme y dedicarme las palabras más emotivas que ni siquiera me merezco, porque ayer en Córdoba me sentí grande cuando en el fondo solo soy un simple punto en esos universos de almas que se forman ante el paso de las cofradías… y como no, hoy por ser día de los difuntos, me he acercado donde reposan nuestros recuerdos y te he dado gracias porque sé que desde el cielo no paras de trabajar para que nunca pare, para que alcance la felicidad más cuando mi labor va tan unida a tu Jefe, a mi Jefe… porque no me podía olvidar de ti, gracias Jesús, gracias mi Dios y como no gracias Madre mía, que ayer no paré de sentir tu Amparo por las calles de Córdoba…

Y después vendrá la crónica…

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