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miércoles, 20 de noviembre de 2013

...Y ENCONTRAMOS EL AMPARO. (II)

Tengo algo muy claro, soy Simplemente Capillita, lo que conlleva que me gusta el arte, la música, la costalería, pero también disfruto como un “cochino” con toda la esencia de las cofradías. En la mañana quise quitarme el otro plato del día para disfrutar de toda la tarde junto al Amparo de la Virgen y todas estas grandes personas que Ella me ha querido dar a conocer. Pero no pudo ser y la verdad me costaba dejar toda la magia que estaba sintiendo, pero quien se dejaba en el tintero la agenda cofradiera, sobre todo de besar la bendita mano de la Virgen. Además el amigo Olmedo, ayudó a que cogiéramos un atajo, al final también voy a saber andar por Córdoba y buscase nuevamente los besamanos de las cofradías del Remedio de Ánimas, Buen Suceso y Expiración, que al fin y al cabo son nuevas oportunidades de aprender, que como capillita de todo me gusta empaparme. Pero además contábamos con un plato fuerte, más por la cercanía, en el antiguo hospital o capilla de la añeja cofradía de Jesús Nazareno se encontraba la bella y coronada Virgen del Carmen de San Cayetano en rosario vespertino. Aunque yo la conocí precisamente el día de su coronación, mis amigos querían también conocerla, además de conocer los titulares de están antigua cofradia. Hubo suerte, cuando al llegar a su también recoleta plazuela pudimos entrar, mientras el amigo Pradas se extasiaba de la belleza de la gloriosa Virgen, a él que tanto le atrapa esta característica del arte y veneración mariana, aunque a mí me atrapara más mi pasión por la belleza artística de una Madre rota de dolor como es la que llaman en Córdoba la “Nazarena”, auténtica joya del arte y la unción sagrada, sin duda que contemplarla sobre su especial paso de palio tiene que ser un éxtasis para los amantes de otras formas… Ella que también está guardada en la apretada agenda de este capillita con todos ustedes… sin olvidarnos de la imagen de su hijo, envuelto en las esencias artísticas de los primeros tiempos de la pasión cordobesa.











En andas, vistiendo su más común atuendo carmelita de manto u capa blanca, se marchó para San Cayetano la Virgen del Monte Carmelo, mientras Fray Juan Dobado alzaba a la noche los rezos, en este día tan especial para su advocación como rescatadora de almas en el purgatorio que es, mientras nosotros buscábamos algo tan tétrico, que casi nos parecía eso mismo, un purgatorio. Y es que por San Lorenzo se alzaba los altares de lo luctuoso según Córdoba. El Remedio de Ánimas estaba de cultos y para ello su espíritu sobrio emergía pero de otra manera quizás a lo que puede ser su cofradía en la calle… la suntuosidad barroca, teñida de negro alzaba a su crucificado en el altar mayor y en la capilla el montaje aun le ganaba la partida al del año anterior, donde la belleza de rasgos granadinos de la dolorosa de las Tristezas te cortaba la respiración con su dolor enmarcado entre el rostrillo de metales nobles que casi se podía sentir su tensión contenida al besar sus entrelazadas manos. Sinceramente me quito el sombrero con esta hermandad para sus cultos, solo faltó estar solos, con la iglesia vacía, casi apagada a la luz de la cera y tener ese cara a cara mientras sonase los tenebrosos canticos gregorianos. Visita cortes al Señor de los Reyes y su cofradía, explicación a mis acompañantes de quien era la Virgen de gloria de la Victoria. En la otra nave la también ancestral hermandad de “La Vía Sacra” nos invitaba a buscar en la red la gran marcha que le han dedicado a esta hoy más conocida como hermandad del Calvario, aunque su Cristo sea un Nazareno, y que Federico –capataz de su paso palio- en la mañana nos aconsejó que escuchásemos, en el concierto que Tejera había dado días antes en San Lorenzo y donde nuevamente volvió a sentar la bases de cómo se ha de interpretar las marchas… marcha que luego en Sevilla me traería una anécdota con el mismísimo director de la banda del Maestreo Tejera.


























Al final fuimos a San Andrés, que estaba cerrando, pero el hombre fue tan amable que nos dejó unos momentos entrar, aunque a mis acompañantes se les olvídese que había que ser más breves, no sabían que la Virgen de la Caridad ya le había hecho pensar a aquel hermano, que como no nos iba a dejar besarle un año más la mano. Pradas me preguntaba de qué hermandad era, la de curioso misterio del Buen Suceso que nos miraba en la capilla y en frente la populosa hermandad de la Esperanza sorprendía a Guerrero por el tamaño del “Manué” de Córdoba. Como se me cabrea el Pedro de ver que sencillamente también se puede hacer cosas preciosas, pero solo hay que tener el gusto y las ganas… refunfuñando me lo iba comentando dirección a San Pablo donde nos esperaba la belleza desmesurada de la Virgen del Rosario, y también una imagen que mi amigo con apellido de soldado de todos los tiempos y las culturas quería conocer, la soberbia imagen o imágenes de las Angustias de Juan de Mesa. Busqué donde el año pasado pero allí no había besamanos, me desconcertó, mientras el cura que estaba en los confesionarios nos regañaba porque en misa nos acercábamos a la capilla, con todo el respeto del mundo pero este por las arrugas de la cara se veía de otros tiempos y modos. Al final encontramos a la Virgen del Rosario, en un sencillo pero elegante montaje, junto a su Hijo expirante en la cruz y la dolorosa que lo acompaña en su calvario errante del Viernes Santo… Pradas como no podría ser de otra manera, apasionado de los “Duartes” salió embelesado y diciéndonos que todo estaba siendo maravilloso, pero que la Virgen del Rosario Coronada había sido lo mejor de la jornada, la cual  siguió en busca del final del Amparo de María por las calles de Córdoba…


CONTINUARÁ…

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