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martes, 5 de noviembre de 2013

... Y AQUÍ ME QUEDO SIGUIENDO TU ESTELA.


Es curioso que en los últimos tiempos me encuentre “chocando” con muchos que con más buena o más mala fe quieren desmontar todo el tinglado de la fe o más bien mi fe en Dios, a su Madre bendita y a los santos a través de la madera, de la materia, del arte, el poder más eficaz desde Trento para conseguir enganchar al sencillo y no tan sencillo a la mística y la paz que conlleva la esencia de Dios y su complicado de entender mundo. Es curioso que mientras más se me dice o intentan tirar por tierra todo ese sentimiento, la estética, el folclore, lo mundano me acerca mucho más a través de simples esculturas al que desde pequeño decidí dejar caer todos mis problemas y mis tristezas para que Él pudiese arreglarlas como pudiese, y como puede es tal como yo normalmente lo voy sintiendo, y a veces como el último domingo de octubre lo hace de un plumazo.

















Fin de semana que muchos se esperarían verme por Sevilla, y la verdad que la espinita cuando no voy ahí siempre queda, ya que la Reina de los Gitanos convertiría octubre en el broche de oro de una Madrugá santa. Pero los ánimos nos estaban por la labor, ni se daban motivos para ello, es curioso que en mayo, cuando no fui a Granada a la Magna Mariana, mi amigo Alejandro me dijese que por Sevilla el esfuerzo hubiese sido diferente, y la verdad que aquí tiene una muestra de que a veces el alma no quiere levantar los ánimos con una levantá maciza y comerse la vida en chicotás de zancadas poderosas. Seguramente la Señora de perfumado olor a canela y clavo consintió a Rosario robarme para aquel día. En los últimos tiempos vengo reflexionando y buscando en cualquier motivo, en cualquier detalle, mi pasado, mi presente y a donde caminará mi futuro. La hermandad del Prendimiento de Linares, es decir mi hermandad estaba de fiesta, así debería serlo cuando una hermandad se encuentra en cultos, y el mes de octubre es seguramente para muchos la fecha más señalada junto al Jueves Santo. La Virgen del Rosario se despertó pronto, con sus mejores galas y bien arreglada como las grandes señoras por Álvaro Abril, exornada floralmente por Felipe López Pino –vistiendo además una saya elaborada por el mismo- para volver a las calles de Linares. Se repetía el rito, y el rosario de la aurora de cofradía de penitencia más antiguo de la vieja Cástulo esperaba completar un año más su hoja de servicios para mayor gloria de la Virgen Santísima, aquella que suplicante al cielo conmueve los corazones de toda una ciudad que sabe que Ella es especial. Es especial porque desde que la sevillanas formas se apoderasen de su ser, en Linares parecía que la Virgen María no tenía ninguna esencia, y aún hay mucho que trabajar y caminar para ello, porque las primeras horas del día solo atraían la curiosidad de muy pocos, de aquellos amantes al culto de otras muchas cosas pero no precisamente al del ancestral rezo que da nombre u advocación a la Virgen Santísima, Madre del Prendimiento, Madre de mi Soberano. Vamos que el poco público eran esos fotógrafos aficionados a captar todos los eventos cofradieros de la ciudad, de los que eso si, luego disfrutamos todos de su desinteresado trabajo para recordar los dulces y evocadores momentos…




Y días antes pensé mucho en Ellos, seguramente necesitaba otra vez apostarme a los barrotes de su nueva verja y tan solo conversar, y sobre todo preguntarles por los caminos a seguir en esta vida. Estaba la Madre de Dios radiante sobre sus andas, rodeada de sus elegantes portadores, muchos amigos costaleros de esta hermandad donde como diría nuestro nuevo hermano mayor –que no cabía de orgullo en el traje durante toda la jornada- o mi segundo capataz, se nutre de la esencia del mundo de abajo para su subsistencia y su caminar, por ello que la presencia de este colectivo se hacía necesaria, y ahí fui a su llamada, pero más que obligación fui porque necesitaba reencontrarme con aquellos que aunque madera son, me parecen la mismísima Familia Sagrada en persona, que aunque no hablen con sus labios si lo hacen con sus miradas policromadas. Y el Soberano me hizo vibrar y me hizo emocionarme, fue la primera vez en que para mi sorpresa los ojos se me humedecían y me costaba contener el sentimiento, sin duda me di cuenta que esta vez los ánimos no llegaban ante su presencia en fácil situación…
Pero había que partir al rezo público, que este año, debido al éxito y lo emocionante que fue el del pasado año, se decidió que el rezo de los misterios del Rosario finalizase en otro templo y en el mismo se celebrase la santa misa en honor de Nuestra Santísima Madre. Hay que recalcar, porque ya llevamos dos años con las dudas, que el rosario de la aurora no se realiza con música, la de su banda del Rosario de Linares, que en el momento que la banda se incorpora tras la andas de la Virgen, ya se acabó mucho antes el rezo, esto se podría denominar traslado o procesión con todas las letras, ¿que la gran mayoría lo hacen si música? pues será por los motivos que quieran, pero nosotros al tener banda ¿porque no volver con los sones de la banda? aunque creo que sí se debería haber realizado con un compás más abierto y no dando a entender que vamos a recrearnos, aunque las ganas y la pasión de sus devotos invitasen a ello y a veces el corazón domine a la razón.



























Estos que siguen preguntándose esto serán de los que aparecen para el regreso, que curioso, se señala algo que se puede considerar fuera de lugar, pero luego solo acudimos a la llamada de la estética y en este caso de la música… pero bienvenidos sean, porque la vuelta llegó a rozar un lleno considerable y esto al fin y al cabo es movimiento humano a las faldas de la Virgen, mientras más muevan las cofradías más grandes, importantes y poderosos seremos en una sociedad que vuelve una y otra vez a la carga contra nosotros. Pero hubo tiempo para los momentos íntimos y de recogimiento, bajo el mudo peso de la Virgen, escuchando los rezos y los canticos de estas señoras que cuando no estén, nos preguntaremos que quien quedará para darle sentido al acto, algo que no se resume en nuestro rosario por supuesto, sino en cualquier acto de fe de estas características en esta España cada vez menos religiosa. Es destacable la etiqueta, poco aceptada por otra parte, que tenemos de innovadores desde hace más de treinta años. Después, pues otros también han aportado sus cosas que nosotros no llegamos a tiempo de presentar o que así lo considerásemos, pero lo cierto es que cuando el Prendimiento “inventa” algo, la Linares cofradiera espera expectante, y sin duda que estos dos últimos rosarios de la aurora se ha palpado en el bello amanecer del último domingo del mes del Rosario.
La iglesia elegida ha sido para este año una que sin duda es especial, la iglesia de Santa Bárbara, y digo especial porque es una de las iglesias cofradieras de la ciudad, donde residen tres cofradías, el Descendimiento, el Resucitado y la letífica filial de la Virgen de la Cabeza. Al llegar hasta el inmaculado templo en honor de la patrona de los mineros se podía sentir el cariño y la ilusión de la parroquia y sus cofradías porque hasta su casa llegaba la Virgen, pero no una cualquiera, la que yo denomino como “la Virgen de Linares”, por todo lo que su figura a aportado y dado a su tierra, porque después de tres décadas ya se comienza a ver su legado casi como de leyenda. A mi parecer la Resurrección se mostraba entusiasmada por la llegada de la Virgen del Rosario, seguramente todo lo que Ella desprende se cuela con facilidad por los poros de estos hermanos que rinden culto al misterio más importante de nuestras creencias y la más dulce flor, al más Hermoso Amor de María. Fue esta cofradía la primera, casi al siguiente año en seguir y en creer en esas nuevas formas cofradieras que trajo la cofradía visitante con la Virgen del Rosario a la cabeza, que hasta ellos sintieron la necesidad de revalorizar el culto a la nacida sin mancha, y es que no cabe duda, que la Virgen del Amor Hermoso es otra de las grandes vírgenes de la Semana Santa linarense, seguramente por estar contagiados por esta bendita gracia que un tal Garduño trajo a Linares hace ya unos cuantos años. De hecho fue el primer cara a cara de dos imágenes que se remodelaron bajo las directrices marcadas por Antonio Garduño Navas para cambiar sus cofradías para siempre, partiendo desde la figura de la Madre de Dios invariablemente. Sin duda se encontraron dos cofradías marianas por excelencia de la ciudad de Linares.
Era los hermanos del Domingo de Resurrección quienes cogían el testigo bajo las andas, este año las nuestras propias ya que gracias a Dios en Santa Bárbara tiene puerta de sobra. Una alegría callada se sentía bajo las modernistas naves del templo, dejando a un lado a la Virgen de las Penas y por ende la capilla de la hermandad del Descendimiento que a muchos nos dejó descolocados, no sabíamos si había que girar a la imagen o no, pero lo cierto es que se siguió el camino de frente y al llegar hasta las capillas que custodian el altar mayor se encaró a Nuestra Madre Bendita ante el Amor Hermoso y ante la Morenita de Linares, ante unos emocionadísimos hermanos que derramaban sus lágrimas de alegría al tener tan cortes y excelsa visita, por ello, desde el respeto a todas las advocaciones y sus devotos, no me queda que pensar que la Virgen del Rosario es “la Virgen de Linares”… al final, tras la misa, porque yo no puedo afirmarles si se trató de un fallo de organización pero un desplante les aseguro que no, las mujeres del Descendimiento cogieron a la Madre del Rosario, y al compás de la marcha “Encarnación Coronada” a través de la megafonía de la iglesia llevaron a nuestra Virgen ante la dolorosa de sus devociones, porque sin duda el Rosario no quería marchase sin charlar un ratico con Ella, con las Penas compartidas, mientras el Ave María de la marcha lo llenaba todo y el sentimiento se desbordaba un poco más que hasta Santa Bárbara lloró en la despedida…
Así acabó tan cortes, emocionante e inolvidable visita a la iglesia de Santa Bárbara, porque sin duda disfrutamos todos los cofrades y capillitas presentes, porque estas cosas son de lo más necesarias en nuestro mundo para unirnos un poquito más y remar todos en la misma dirección, cada uno en su casa pero Dios en la de todos, que impere la armonía y el disfrute de Dios al unísono, solo así se podrá crear un mundo y una Semana Santa de altos quilates. Los grandullones cogían a la Virgen y la devolvían a Linares, había que emprender el camino de vuelta y la banda del Rosario ya esperaba a su titular, más de diez años para poder tocarle sus rezos musicales, y ya llevan dos ocasiones seguidas. Ella quería verlos y escucharlos en primera fila, por lo que los horquilleros, eso sí al son del costalero les reviraron a la Virgen al compás de “Cristo del Amor”, como mandan nuestros cánones, para que gozaran del bello rostro de María iluminado por las estupenda y bella luz de octubre que nos acompañó en toda la mañana. Y siguió la vuelta y “Una Vida de Esperanza” emocionó a mi amigo Sergio, que debido a su altura poco palo pudo coger, aunque que nada más le dolieran los pies ya es buen síntoma para esos muchos que decidieron no aparecer, porque por lo menos estuvo ahí con la Virgen que poco a poco le esta atrapando el corazón, para que encima tenga que aguantar las bromas de algunos que todavía no se enteran de que va la película… -luego la gente se va y nos quejamos-  se venían arriba los hombres de abajo y culminaban la vuelta comiéndose la calle en busca de la cuesta del costalero como la llaman los hermanos del Resucitado donde se sucedieron las chicotás, como dije algo cortas para la distancia a recorrer, me gustó muchísimo más el compás abierto del año pasado y si luego en los últimos tramos hay que recrearse un poquito pues uno se recrea, aunque al parecer la misa en San Agustín era el motivo para tan corto caminar. Por la Fuente del Pisar el jinete legendario volvía de la gloria para rendir pleitesía a la que intercede para los milagros del mundo y las mujeres volvían a disfrutar de los sones rosarieros y del dulce roce de la Virgen, mientras las aceras se llenaban un poquito más hasta llegar a la calle Calderón donde el año pasado se hizo la gracia del arte efímero y la conjunción banda y cuadrilla dibujaron las chicotás que más se clavan en el alma. Volvía a sonar “Sentir” pero no la puede sentir sobre mis hombros aunque le debo las gracias al buen compañero, veterano y amigo costalero Ricardo que vio que tenía ganas de vaciarme con la Virgen. Y la música del que es para mí y para muchos el símbolo del Rosario, mi amigo Raúl “Vokas” emergió el sentimiento y su buen hacer para regalarle otra nueva composición a la hermandad de las cornetas y tambores por antonomasia en la ciudad, y si esto es así es gracias a su gran aportación durante toda su vida. “Tu Estela”, seguían eso mismo aunque musicalmente; la estela del Rosario, y aunque iba un poco “colgao” puede volver a aquellas reflexiones del principio, a esas preguntas durante tantos meses y dejar a la Virgen que le hablase a mi corazón…  no puedo olvidarme de la escena que viví en un callado segundo plano, que sin duda trabajó y lucho por hacer brotar el líquido del sentimiento por antonomasia de mis lagrimales. David Parra, que comandó el paso junto a Juan Raya se acercaba al llamador con un bebe y lo enseñaba a llamar al paso. Sin duda mi capataz me volvió a demostrar que es un señor y que sabe darle al césar lo que es del césar y a Dios lo que es de Dios aunque algunos se empeñen en querer vender otra moto… Cuando se aproximó la madre del niño me di cuenta que estaba siendo un testigo de excepción de una estampa surgida del mismo cielo, si su madre era “Kekes” estaba contemplando al nieto de otra leyenda cayada que se nos marchó a la gloria, llamando al paso de la Virgen que tanto amó y por la que tanto trabajó. Seguramente, allí en balcón de los cielos, Andrés Caparros le estaba quitando la baba con la guasa que da la amistad al Loren, al “Maikel”, de ver a su nieto tan pequeño llamar al paso de la cofradía de su vida, aunque al final el pobre se asustó y fue su padre, mi buen amigo Javi, componente veterano del Rosario el que lo hizo y además portó a la Virgen en esta chicotá, otro lujo compartir hueco divino con él, porque ojala hubiese en el mundo de las bandas muchas personas como es Javi “Pisto” como lo son todos sus hermanos, componentes de la banda desde su nacimiento.
















Con ello, siguió la gracia, ahora mismo me parece percibir incluso el olor del incienso… la verdad no se me olvidará la chicotá con Julio Burell al compás de la rescatada marcha de mis tiempos rosarieros; “A la Triana Costalera”, con las nuevas instrumentaciones, muy despacito, saboreándola, con su potentísimo y apoteósico final calándose por mis sentidos, esencia de Dos Hermanas –por cierto con la presencia nuevamente del componente y genial solista de dicha formación, el conocido como “Dani de Baza”- la de nuestros amigos del Rosario mientras alzaba la vista y sus manos desgastadas de besos parecían querer acariciar a los privilegiados que eligió para su última travesía en la jornada…y fijando mi vista en esa estrella casi dorada que enmarca el templo salesiano donde deberían poner una placa donde se leyera… “aquí vive la Madre de Dios” sentí que en su interior retumbaba su corazón, ya nos estaba esperando, ya me estaba esperando, porque estaba que no vivía por no tener a su Madre otra vez junto a Él. Ahí comenzó a contestarme el de los bucles divinos, el de la mirada baja y sosegada, el de las manos tensas y poderosas, el del izquierdo por delante, el jefe de los grandes costaleros y sobre todo caballeros que tiene bajo sus plantas, el que sabía que con gente como nosotros, la ciudad y más allá se enamoraba más y más de su mirada gitana… llegamos a las puertas del templo y sonó “Por la Calle del Rosario” –sin duda con esta marcha encerraba yo al Cristo sin más alarde que caminar sobre los pies en la oscuridad del Jueves Santo- para la despedida con aquellos que casi abarrotaron su caminar, los que a buen seguro le alegraron con su presencia un poquito más su infinita pena. Los ecos de la Marcha Real inundaron la nave de San Agustín tal cual Jueves Santo dándole el aldabonazo a la gloria bendita del jueves más deseado y se produjo el éxtasis final, lo inesperado y que a los que íbamos bajo las plantas de Maria más nos tocó la fibra sensible…  además con mi amigo Félix detrás y Don Pedro Muñoz delante mía, lujo del grande... Ella lo miraba y nosotros también alzábamos la mirada para perdernos en su mansedumbre, las preguntas y las dudas, las respuestas y las aclaraciones llegaban si censar al motor del sentimiento, al alma… mientras al compás le movíamos a su Madre jubilosa por el reencuentro…  como al principio, los ojos se humedecían y no rompían a llorar por que uno es muy macho o eso cree, pero es que aquel momento no se narrárselo con palabras, solo sé que Él me dijo: “quédate conmigo”… a lo que le respondí: “Soberano, la papeleta de sitio, si lo ves conveniente, ya está sacada…”

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