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miércoles, 8 de enero de 2014

AÑORANDO A LA ESTRELLA DEL NUEVO MILENIO...

En esa lucha continua de cada año por conseguir saborear cada paso de la “Magna Hispalensis”, cuando los generales aun no sabían dirigir bien la batalla, siempre solían salir victoriosos más los pasos de Cristo que los de palio, casi siempre para ver otra hermandad había que abandonar al palio, éramos por así decirlo, más Cristíferos. Por esta razón muchos son los Domingos de Ramos donde poco pude saborear a la reina de la calle San Jacinto volviendo a iluminar a toda una humanidad, como ha hecho hasta el pasado día de la Epifanía, como Estrella radiante del firmamento, la que es la más Valiente de los trianeros y la que se viste de cuaresma cuando su Hijo de las Penas va a venir al mundo. Y mira que tenía tan buena crítica por parte de mis grandes amistades y grandes cicerones de lo cofradiero que ello me hacia más montar en rabia cuando al final se pasaba el gran día de la semana más grande y su luz no me iluminaba, esa Estrella de luz anaranjada revestida de la primavera más romántica...
Hace tiempo se la tildaba entre todas sus magnificencias, desde la desbordad calidad de su figura, pasando por los bordados, con sus dos palios hasta la genial orfebrería de sus portentosos respiraderos y los dibujos de Garduño, como la que atesoraba una cuadrilla digna de las más selectas entre los paladares más exquisitos de trabajo efímero del mundo de abajo, en Triana y en toda Sevilla. En mi memoria, aquellos videos del Correo me la dibujaban jubilosa, con el palio de Juan Manuel desbordado de movimiento dibujando una estampa casi de las grandezas gloriosas según Andalucía mientras los ecos de “Estrella Sublime” llenaba el pecho de emoción de los trianeros de los ochenta o noventa. Pero en el nuevo milenio me la encontré tras una ya agotadora espera, parando el tiempo ante las puertas del Baratillo, donde pude comprobar en persona todos aquellos buenos consejos mientras el palio de Garduño casi consigue dormir a esta guapa y señorona trianera, por aquello no se movía, reviraba pero parecía quieto, ni el cansancio evitó el éxtasis contenido de estos momentos de arte efímero que te dejan sin palabras, en ese silencio que se puede casi mascar.
Los tiempos cambian, con las nuevas personas, se la tildaba de “seria”, de mustia, que ya no era la Estrella de Triana, pero a mi aquella Estrella me enamoró de tal manera que hasta aquella interpretación de “Caridad del Guadalquivir” me pareció una obra colosal digna de dioses… pueden comprobarlo en este video como llegó este pasado Domingo de Ramos al mismo lugar del prodigio, el Baratillo, y se lo digo al amigo Miguelillo, su orgulloso y reciente costalero que me cuenta que esos son temas de priostía, que ese movimiento no es cosa de abajo e incluso que me fije en las revirás para comprobar como vuelve aquella rancia y para mi exquisita cuadrilla a dibujar la magia y la clase de la Estrella de Triana.
Y con la revirá, qué me gustaría mostrarles la de los videos Momentos Cofrades 2013 que es donde se dispara la locura de la gracia, todo no puede ser,  renace aquel sentimiento rancio, porque a veces sin que nos demos cuenta, las hermandades atesoran pasos que quizás no van a acordes con el modelo e idiosincrasia de cofradía. Sería una locura o más bien seria de locos pedir que la Estrella se reconvirtiera en palio fúnebre, aunque uno observe el palio de Ojeda y el mantazo de Consolación Sánchez y observe tenebrismo decimonónico, del mismo valor que el palio que vive cerca las horas de su salida en la capilla de los Toneleros. Es curioso cuando los eruditos del arte cofradiero exigen la “única verdad” de que los nuevos diseños siempre deben conjugar, bien conjuntados como dirían las chicas más “chip” y no vean  las incongruencias de estilos y épocas que magistralmente conjugan en la Sevilla de la gracia, como unos respiraderos de hermandad más “bullanguera” con un palio rancio calcen a la perfección, incluso con cera enrrizá y un magistral tocado “garduñense” que quita el hipo de la gracia femenina, pero de la gracia divina.
Entre tanta “incongruencia”, si nos venía con una marcha de melodía pastelona y de fácil entrada por los oídos de Paco Lola, rápidamente cambia todo el guion y las notas sublimes de la “Saeta Sevillana” del maestro Gámez Laserna enmudece la calle Adriano, donde se obra el milagro y el palio parece nuevamente suspenderse en el aire y en el tiempo, pareciese que los varales hubiesen desaparecido y el palio de Juan Manuel levitase cubriendo la majestad de la Estrella, que no fue la más sublime en la mente de Farfán , pero que Ella ha conseguido llevarse a su terreno que todo pareciese hecho para consolar su barroquizante llanto. Como me decía Miguelillo, los hombres de Pepe Luna, sus compañeros,  paran el tiempo y la larga y genial marcha dibuja la estampa perfecta, se hace nuevamente la magia, y la Semana Santa de Sevilla fluye por los sentidos, al mismo gota a gota del patero, con una chicotá perfecta donde cada elemento pareciese calzar a la perfección, como si el día de antes, un pintor de la vida, ansioso por estallar a la pasión desbordada de la primavera por los jardines del parque de Maria Luisa, hubiese abocetado el portento, de esas que seguro tiene que dejar marcado para siempre, como me dejó a mi hace unos años, y eso que no sonaba la genialidad que pueden escuchar en el video. Dirán que son gustos, modas, pero para mí este solemne andar de María es la forma más magistral de pasear a la Madre de Dios por las calles de Andalucía, seguramente muchos de esos con paladares exquisitos sigan echando de menos a la Estrella que renació el pasado Domingo de Ramos ante las puertas del Baratillo, yo la sigo añorando, los ochenta no pueden poder con la Estrella del nuevo milenio…

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