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jueves, 16 de enero de 2014

EL PASO DE DÍAZ GIL Y TRILLO OLIVARES DE BAILÉN.


Un día más continúo en esta mi ventana capillita al mundo, tratando sobre diferentes aspectos cofradieros de la que es la Semana Santa de mi pueblo, Bailén. Y lo hago porque la búsqueda de aquellos viejos tesoros en mi baúl o caja de los zapatos de los recuerdos me han traído nuevas inspiraciones y nuevos descubrimientos que he visto a bien compartir con todo el mundo capillita, y más con mi pueblo que sé que disfruta entrando aquí a conocer y aprender un poquito más, y sobre todo a sentir las cosas de sus cofradías. Aunque yo también aprendo, ayer mismo me volví a rascar el bolsillo e incrementé un poquito más mi biblioteca cofradiera, viajando hasta la ciudad renacentista de Úbeda a adquirir una gran obra bibliográfica, “Semana Santa en Úbeda” de Juan Ramón Martínez Elvira, que trata globalmente sobre la religiosidad popular de la embrujadora ciudad de los cerros. Y lo hice porque la muestra de algunas fotografías, sobre todo la desgastada que abre esta entrada, en el referido seminario de la entrada anterior, me hizo recodar que tenía en mente la adquisición de esos dos tomos sobre la Semana Santa ubetense desde hace tiempo donde quizás podría encontrar más respuestas a circunstancias que tienen que ver directamente con la Semana Santa de Bailén, y además como no, para incrementar un poquito más mis conocimientos sobre la Semana Santa de aquella ciudad, de gran fama nacional, porque en esto se aprende cada día, no me considero como me tildan en mi pueblo “el que lo sabe todo”, unos desde la admiración más exagerada y otros de la forma más despectiva, pero como diríamos en el argot bailenero… “ahí está el corte”… pero en fin, la vida misma, desde que el mundo es mundo, hay que morirse para ser bueno.

El paso en la actualidad, Borriquilla de Guarroman (Jaén).
Escaneé y colgué algunas fotografías que calzarán casi los treinta años donde se visualiza la imagen del Santísimo Cristo de la Expiración, esté o no esté, sea hermano o no, mi querido “Mostrenco”, el cual está de actualidad por la reciente repolicromía a la que ha sido sometido por Tirao Carpio, además de la inclusión de una nueva cruz arbórea –por cierto, del mismo modelo que creó una vez más… Sevilla-, con sus casquetes o cantoneras en los extremos y tal como referí ayer mismo, ha sido una más de las imágenes realizadas en pasta-madera por los talleres de imaginería en serie para Bailén, asentados tradicionalmente en tierras catalanas, en cambiar en los últimos años, las planas y sencillas potencias que le conferían estos tallares por unas de más alto valor estético y de ejecución, supongo que del taller de Orovio de la Torre, siguiendo una vez más para que quede claro la evolutiva en estos elementos ,símbolos de la divinidad, fraguada en la orfebrería sevillana entre el siglo XIX y XX. La que hoy les muestro, tan desgasta porque se encontraba guardada en un viejo cajón de mi abuela Isabel si no me falla la memoria, pertenecía a una papeleta de la tradicional lotería de navidad, no sabría fechar la misma instantánea, pero al ir ya la imagen sobre la “rampa” o monte de clavel tendría que tratarse de 1987 o 1988. En el ochenta y siete fue cuando ese artilugio llegó a Bailén en el paso que la hermandad de la Mulica le adquirió a la hermandad de la Expiración de Jaén, la cual como no lo necesitaba y todo esto según testimonio oral de mi padre, se la cedió o la adquirió, lo desconozco, la hermandad de la Santa Vera Cruz para procesionar en la procesión general a su crucificado titular. En 1989 el Cristo de la Expiración ya procesionaría utilizando este monte calvario en las andas de Díaz Roncero.

Despertó tal interés la fotografía, sobre todo por el paso en que procesionaba que decidí intentar incrementar el estudio que ya comenzó en septiembre de 2011 en esta misma casa con una entrada que titulé: “El Trono de Madera de la Virgen de los Dolores”. Volviendo a releer aquella entrada podrán conocer una historia, no documentada lo suficiente, tal como dije no he indagado en los archivos de las hermandades, pero que nace una vez más del “boca a boca”, de mí siempre incipiente curiosidad por saber unas cosas que la verdad en este pueblo de siempre a pocos les ha interesado y le han dado poco valor, por ello me congratulo de esta desinteresada labor, porque sé que en muchos de ellos, los que me admiran y los que se les remueve el estómago con mi presencia, les he despertado una curiosidad que tal como me trasmiten nunca habían sentido que existiese esta cultura que intento insuflarles, ya que la Semana Santa parecía algo como la Navidad, sujeta a una fecha en el año y que cuando pasa ya no pinta escuchar villancicos ni comer mantecados.
Resultado de los trabajos de Diaz Gil.
Pues bien, la procedencia de aquel paso, que en Bailén se dividió en dos, el cual la parte inferior sigue prestando servicios a la “hermandad de la Virgen”, como suponemos que llegó desde Úbeda, por las claras muestras idénticas entre el paso en Úbeda y los pasos en Bailén me hizo seguir indagando en los datos aportados en Úbeda, donde evidentemente si hay una más amplia bibliografía y estudio de las cofradías, y que en estos dos libros podría abrir algunas puertas más a todas las hipótesis que reflejé en aquella entrada o cerrarlas completamente. Pero lo cierto es que en el estudio, aunque no lo he leído evidentemente al completo, en lo que se refiere al apartado de la hermandad que suponemos que enajenó a Bailén aquel paso, la de Jesús Nazareno, no indica que fue de aquel paso, aunque haya muchas pistas y coincidencias que nos indiquen que se trata del mismo.
Indagando ya en la publicación pues indicar que la hermandad del Nazareno de Úbeda, tras su reconstrucción tras la Guerra Civil, tras adquirir la actual imagen obra del afamado artista contemporáneo y comprovinciano Jacinto Higueras Fuentes, procesionó sobre un improvisado paso, muy sencillo, sin apenas ningún adorno, una obra totalmente de ebanistería obra del ubetense Antonio Díaz Gil en la labor de carpintería y un chasis para ser portado a ruedas del ubetense Antonio Hidalgo en el año 1941. Una obra completamente plana, de dos cuerpos donde en la delantera figuraba el trigrama JHS como único elemento decorativo, ascendiendo los trabajos a un coste de 628 ptas. Aquí tenemos la base del paso que llegaría a Bailén y se separaría para crear dos. En la referida publicación también se hacen eco de que en 1943, este mismo autor, Díaz Gil volvió a realizar una casi idéntica obra para procesionar esa extraña sacra-conversación donde procesionaba la dolorosa titular de la hermandad junto a San Juan y la Santa Mujer Verónica, el que apenas realizó en menos de un mes  y con un coste de 2000 pesetas. En marzo de 1950 es enajenado y esto si figura, a la hermandad del Nazareno de Torreperogil, que si es el que actualmente sigue utilizando la imagen torreña-perogilense, es evidente que sería después enriquecido en tallas, pero si coincide en el modelo que se creó para Úbeda en sus formas y proporciones.
Primer paso de Diaz Gil para la Virgen de los Dolores.

Este mismo paso actualmente en Torreperogil.
Volviendo al paso del Nazareno ubetense, la hermandad nada más comenzar el año siguiente se propuso darle un paso más digo o más artístico pidiendo bocetos al autor de la imagen del Señor, Jacinto Higueras, aunque al final es el mismo Díaz Gil junto a los carpinteros Juan y José Cano González, Juan y Antonio Dueñas González y José Montero Consuegra  los que modifican el mismo trono añadiéndole unos tableros contrachapados con adornos y molduras, cobrando por los trabajos  1448 ptas. Tras unos años donde se barajaron nuevos talleres para enriquecer más el paso, sería el 8 de enero de 1946 cuando se presenta y aprueba el proyecto realizado por el ubetense y hermano de la corporación de Santa María de los Reales Alcázares, José María Trillo Olivares, el cual sería el que ejecutaría toda la imaginería y demás tallas que contemplamos en las fotografías de Úbeda y que conoceríamos en Bailén, donde aún puedo recodar el busto de una dolorosa, medio relieves de bustos de centuriones romanos y sobre todo dos grandes cartelas donde se plasmaba la Entrada en Jerusalén y el encuentro de Jesús camino del calvario con la Verónica, amén de los candelabros y unas molduras con forma de “S” sobre la cual se disponían tres guardabrisas.
La satisfacción de la hermandad con el nuevo conjunto fue alta aunque esta remodelación más artística solo sustentaría a la imagen del llamado “Señor de las Aguas” dos años, ya que en 1949 sería reemplazado por el actual trono de inspiración malagueña salido del artista que configuró sin ninguna duda gran parte del procesionismo ubetense; Francisco Palma Burgos. Pero el paso siguió prestando servicios a la hermandad, la cual vende el escueto paso de la Virgen a Torreperogil, y utiliza el hasta entonces de Jesús Nazareno para procesionar a la Virgen de los Dolores junto a San Juan y la Verónica, algo que hizo desde 1949 hasta 1958 que es sustituido por un nuevo paso realizado nuevamente por Palma Burgos. Fue sin duda el intervalo de tiempo en que el malacitano realizó en Úbeda el nuevo busto de San Juan para Bailén y el retablo en la iglesia de la Encarnación del Cristo de la Expiración, lo que me hace suponer y tristemente aun no lo puedo documentar, sino atribuir, que hiciera entrar en contacto a la hermandad del Nazareno ubedí  con Bailén para su enajenación, posiblemente promovida la compra por el párroco don Francisco Caballé o algún cargo de la hermandad de la Virgen de los Dolores, la cual quizás no necesitaría la parte superior, tal vez por temas de alturas de las puertas por donde tendría que salir el paso con la Virgen y al desecharla, acabase convirtiéndose en un nuevo trono para la Santa Vera Cruz, una gestión que quién sabe se pudo realizar por la pertenencia de un veterano cofrade a ambas cofradías, Pedro Torres.  Curiosamente como ya mostré en estas páginas, aquel paso de Paco Palma que sustituyó al de Díaz Gil-Trillo Olivares también acabaría en Bailén, en concreto, en la hermandad de los Siervos de Jesús en su Entrada en Jerusalén “La Mulica”.


Aspecto que le confirió Trillo Olivares.

De Antonio Díaz Gil no se aporta mucho, seguramente sería un carpintero nada más. De José María Trillo Olivares si se apunta algunas dotes artísticas superiores, de hecho fue el que enriqueció aquella base plana y sencilla de Díaz Gil. Fue un tallista, del cual no conozco su formación pero del que la publicación nos indica que fue maestro de talla en la escuela de Artes Aplicadas y Oficios  Artísticos. Se documentan a su mano varias obras de imaginería en La Solana, Solera, Jódar, Martos y como no, Úbeda. Desde 1960 se afinca en la capital hispalense, como maestro de la Escuela de Maestría Industrial, donde labra en 1975 una peana para la Virgen de Guadalupe, patrona de Úbeda de la cofradía filial sevillana. Murió en la ciudad de Sevilla el 5 de julio de 1988 a los 74 años de edad donde descansa el sueño eterno en el cementerio de San Fernando. Está documentado un trono a su gubia en la ciudad de Torredonjimeno, el que procesiona a la imagen de Jesús Preso, obra también del genial Palma Burgos. Estas andas fueron adquiridas por la hermandad toxiriana a la del Santo Entierro de Torreperogil que las estrenó en 1960, las cuales siguen prácticamente el mismo dibujo del trono ubetense, incluso siguió la base y formas que creara Díaz Gil, con idénticos candelabros, algo que podría también abrir una puerta a la hipótesis de que este fuese el trono ubetense, aunque aquel paso llegó a Torredonjimeno en 1977 con un precio de 50.000 ptas. mientras en Bailén si no me equivoco ya se encontraba el paso protagonista de esta entrada, pero lo cierto es que el bailenense es sin duda obra, si es el que proviene de Úbeda de Antonio Díaz Gil y José María Trillo Olivares.

Trono de Trillo Olivares en Torredonjimeno.

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