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domingo, 7 de noviembre de 2010

EL EMBRUJO DE GRANADA....


Alrededor de una hora en coche me separa de mi pueblo con la eterna ciudad de Granada y nunca había tenido el honor de pisarla y conocerla. Una visita en mis tiempos del colegio a su monumento más universal, la Alhambra y su mayor reclamo deportivo en las altas cumbres de Sierra Nevada se reducían mis únicos acercamientos con esta maravillosa ciudad y que mejor excusa para visitarla que con un paso de palio en la calle.
Pues bien aprovechando que la dolorosa “vaticana” se echaría extraordinariamente a las calles de su tierra ayer puede conocer algunas de las maravillas que esconden la raigambre de siglos de la ciudad mora y cristiana como la plaza de las Pasiegas, la fachada de la Catedral, la iglesia del Sagrario, la carrera del Darro con iglesias como Santa Ana y San Gil o San Pedro y San Pablo –que al estar cerradas no pude contemplarlas desde el interior y más si cabe los titulares de las cofradías allí residentes-, el Paseo de los Tristes con la magnitud del palacio nazarí coronando la ciudad, incluso sin saber andar por allí Félix y yo nos decidimos buscar uno de sus mayores atractivos como es el mirador de San Nicolás, con unas espectaculares vistas que sorprendieran hasta un presidente Yanqui. Los recovecos y callejuelas del Albaicín pasando por San Miguel Bajo que quizás en el próximo mes de mayo me hagan volver para asistir a la coronación de su Reina, la blanca Aurora para bajar de nuevo a la plaza de Isabel la Católica con su impresionante monumento que viene a evidenciar una vez más las genuinas dotes que tenia para estos trabajos Mariano Benlliure.








No podía marcharme de la ciudad de los atardeces eternos sin visitar su Catedral, su luminosidad, su arquitectura única y las obras eternas de los grandes artistas de la historia que han dado esta ciudad. Nada más entrar el crucificado de la sacristía, una portentosa obra atribuida a los hermanos gemelos Jerónimo Francisco y Miguel Jerónimo García en torno a 1600 que muestra un claro apego a una escuela diferente, la sevillana y que algunos apuntan que Martínez Montañés “bebiera” de esta imagen en su etapa granadina para la realización posterior de sus obras en Sevilla, incluso que Juan de Mesa también conociera esta imagen en algún hipotético viaje al antiguo Reino de Granada. El tesoro de la catedral con su archiconocida Custodia procesional del día del Corpus –por cierto me sorprendió las proporciones de su paso procesional, que se encontraba en una capilla- y algunas imágenes de Alonso Cano y Pedro de Mena.

Tras la visita a la sede catedralicia de la que por cierto tengo la espinita de no haber podido visitar con la banda del Rosario en alguna estación de penitencia de las hermandades granadinas como por ejemplo la de La Cena –que ha sido acompañada por la banda linarense estos últimos años- nos marchamos a la Carrera del Genil o de la Virgen–previa visita a la patrona- para presenciar la salida del paso de palio de la hermandad de los Escolapios con la imagen de Ntra. Sra. Del Mayor Dolor en el LXXV aniversario fundacional.

Abría el cortejo la banda de cornetas y tambores de las Tres Caídas de Granada –que evidenció durante el recorrido su para mi excesivo apego a la banda de misma advocación residente en Triana-, la cruz de guía y bastantes representaciones de diferentes hermandades para dar salida en una siempre dificultosa maniobra de rodillas al paso con los acordes del himno por parte de la banda de música del Carmen de Salteras (Sevilla).

Comenzaría el caminar del palio al compas de una marcha con claras referencias a la hermandad por la que la banda sin lugar a dudas es famosa, la Macarena con la marcha “Aniversario Macareno” en una chicotá bastante ligera para presentarse prácticamente en el umbral del puente romano con la marcha “Coronación” de Marvizón. Supongo que la zona en la que se encuentra radicada esta hermandad, con grandes avenidas motivarían estas ligeras chicotás para no entorpecer en demasía el trafico para adentrarse en el puente a los sones de una magnifica marcha, “Guadalupe” de Pantión. Bellísima la estampa del paso de palio por el antiguo puente en busca de la Carrera de la Virgen con marchas como “Macarena” de Cebrián para llegar ante el templo de la Virgen de las Angustias, la imagen de la Piedad que es Reina y Madre de los granadinos con una espectacular interpretación de la banda de Salteras que rozo un nivel de calidad, templanza y fuerza admirable durante todo el recorrido. El palio reviró con “Virgen de Montserrat” de Pedro Morales para marcharse con “Madre de los Gitanos Coronada” de Abel Moreno. No la veríamos más hasta su llegada al entorno de las plazas del Campillo y Mariana Pineda con marchas que nos trasladarían al sentimiento y los aromas del barrio de Triana con su morena en la marcha “Triana de Esperanza”.
















De ahí el cortejo siguió su camino, su búsqueda esencial en la tarde noche otoñal de la iglesia de Santa Escolástica más conocida como Santo Domingo en pleno Realejo en la cual reside la hermandad de la Cena para rendirle pleitesía por ser en esta hermandad donde la cofradía del Paseo de los Basilios salió integrada en su cortejo por primera vez.

Antes de que llegara el cortejo pudimos visitar su interior asombrándonos de sus maravillosas obras de arte como el espectacular retablo camarín de la Virgen de gloria del Rosario –la cual es co-patrona de la ciudad y se encontraba presidiendo el templo- salido de las manos del retablista Blas Antonio Moreno en la primera mitad del XVIII.






Pero sobre todo a sus cofradías como el portentoso misterio de la Cena de Espinosa Cuadros –el cual me sorprendió- o la Virgen de la Victoria, la Virgen del Rosario en sus Misterios Dolorosos de la hermandad de las Tres Caídas –el cual no recibe culto en esta iglesia- o las obras de arte de la hermandad de la “Cañilla” con el Señor de la Humildad del circulo -por no decir que es de el- de Mora y la original representación de la Virgen de la Soledad del imaginero que cerró el barroco granadino, Manuel González que nos muestra a una Virgen María sentada sobre el monte calvario, de talla completa a modo de “Piedad” pero sin Cristo acompañada de un magnifico querubín que porta unas tenazas alegóricas de los preparativos de la crucifixión.






Tras esto y en la plaza, bajo el monumento a Fray Luis de Granada tuvimos la sorpresa de encontrarnos a los hermanos en Cristo Manolo Olmedo y a Juan Raya que acompañado de sus hijos no quisieron perderse esta histórica salida extraordinaria. Con la charla amena “capillita” como no, esperamos la llegada de la única obra de Luis Álvarez Duarte con la que cuenta la Semana Santa Granadina. Con una plaza abarrotada se adentro el bello paso de palio bajo la singular belleza que da la luz de la candelería con la marcha “Rosario de Montesión” y “El Corpus” de Braulio Uralde para plantarse ante la puerta del templo y tras un rato un poco prolongado de tiempo parado se despidió con una marcha que me sorprendió, ya llevaba muchos años sin escucharla, ni en video como fue “Virgen de la Victoria” de Francisco Barril, seguramente en honor de la dolorosa de la hermandad que los estaba recibiendo. Con un bis de la marcha se marcho mientras el amigo Olmedo no paró de realizar instantáneas del momento histórico que se estaba sucediendo y por eso que mejor que la bella fotografía que abre esta entrada que viene a resumirlo todo. Tras esto y a los incomparables sones de “Pasan los Campanilleros” de Farfán continuo la procesión ya encaminando el camino de vuelta, algo que igualmente hicimos nosotros despidiéndonos de una gran jornada cultural, turística y simplemente capillita….









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