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sábado, 20 de noviembre de 2010

ÉL YA ESTA EN MADRID...(IV ESTACIÓN)

Me está sorprendiendo la acogida entre los visitantes de esta serie de entradas que estoy dedicado a intentar conocer –por que yo soy el primero que lo esta haciendo- los diferentes pasos y pasajes evangélicos que participaran en el próximo Vía Crucis de las Jornadas Mundiales de la Juventud en Madrid en el mes de agosto del año próximo. Sin lugar a dudas las entradas dedicadas a los tres primeros pasos que participarán en el referido evento son de las más visitas del blog para conocer la obra de grandes de la imaginería como Salzillo, Lastrucci o Coullaut Valera.
En la cuarta estación prevista no tendrá que viajar ningún paso hasta la capital de España porque ya reside allí. El que es sin dudas “Señor de los madrileños” y el que está alojado en millones de corazones de todo el mundo…. El devotísimo icono de la religiosidad mundial, Ntro. Padre Jesús Nazareno Rescatado, lo que es lo mismo el “Cristo de Medinaceli”, del que por cierto hoy acaba su tradicional novena.

Una imagen a la que le tengo un especial aprecio desde niño con una singular historia envuelta en la leyenda que ya deje patente en mis primeras entradas en este blog en la cual deje claro de que puede ser unos de los “Señores de España”.

La imagen del Cautivo aun no deja claramente su iconografía a representar entre los investigadores, siendo considerado más comúnmente como la del “Ecce Homo” – en el pasaje de la Sentencia es por el que ha sido incluido en el vía crucis- pero habiendo algunos que han apuntado que incluso pudo ser en su génesis una Nazareno de los que portan la cruz “al revés” –como el icono sevillano de la hermandad del Silencio- o incluso un Varón de Dolores, esta imagen de autoría anónima aunque atribuida a la escuela barroca sevillana y más en concreto a Juan de Mesa, Ocampo o Luis de la Peña.

La imagen del Cristo recibe culto en su basílica –sucesora de una capilla más pequeña- que se construyo gracias al mecenazgo de la casa ducal de Medinaceli, la cual siempre ha sentido una profusa devoción hacia el Señor haciendo que el pueblo madrileño lo bautizase como “el Cristo de Medinaceli”. Una basílica situada muy cerca de la plaza “futbolera colchonera” de Neptuno y el Congreso de los Diputados, en la cual recibe la visita diaria de cientos de fieles.

En el vía crucis acudirá en su trono procesional en el que cada Viernes Santo surca las calles madrileñas en un estilo más castellano a cargo de su archicofradía fundada en 1710 por lo cual la corporación se encuentra inmersa en III centenario de su fundación. Lo hace sobre un portentoso trono de traza malagueña y conducido a ruedas obra del malagueño Francisco Palma Burgos en 1944 por el cual el artista tuvo algún que otro pleito durante su ejecución con la archicofradía. El trono recuerda en su concepción a las andas que se realizaron en la Semana Santa malagueña después de la contienda civil y este en su estilo recuerda los que su autor hiciese para la Semana Santa de Úbeda.


Por su altura cuenta con la particularidad de poseer un sistema en el cual la imagen del Señor se puede introducir y elevar en el canasto del trono para poder salvar el dintel de la puerta por la cual no podría salir en su estado normal, algo muy común en las imágenes de crucificados y menos extendido en otras iconografías.

La imagen a su vuelta de Ginebra.

Resulta curiosa la historia que tuvo que pasar la imagen durante los sucesos de la guerra civil, el cual tuvo que ser ocultado en un cajón y enterrado en los sótanos la noche anterior al estallido del golpe de estado de los sublevados ya que pocos meses antes intentaron prenderle fuego a la basílica. En 1937 y en plena contienda su basílica fue tomada por un batallón republicano llamado de “Margarita Nelken” que buscando tablones para quemar y calentarse encontraron el referido cajón descubriendo la imagen. Lejos de ocurrir lo que paso con otras tantísimas imágenes en el país, la imagen fue respetada y entregada a la junta del tesoro artístico que la envió primeramente a Valencia, después a Cataluña para pasar por Ginebra y acabar en Suiza. Tras la guerra civil la imagen volvió a la capital de España como uno de los iconos del nacionalcatolicismo en la ciudad y en si para toda España.



La imagen de talla completa es revestida a la usanza “dieciochesca” con túnicas bordadas por las adoratrices de Madrid en su mayoría, con pelucas de pelo natural aunque la imagen posee cabellera tallada, coronas de espinas de oro y piedras preciosas y como no por su gran variada colección de escapularios trinitarios, emblema de esta extendidísima iconografía existente en prácticamente todas las poblaciones de España.

Así que todos los que asistan el famoso vía crucis y como no su Santidad el Papa podrán conocer a una de las imágenes más importantes del patrimonio artístico y devocional español, siendo sin lugar a dudas una de las que arrastrara a más gente a la capital de España.




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