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lunes, 19 de septiembre de 2011

DE SANTA MARINA AL RESTO DEL MUNDO...

En la iglesia de Santa Marina se asentó durante más de tres siglos la cofradía de gloria que recorrió ayer las calles de Sevilla, hecho por lo cual aún se sigue identificándola con esta iglesia. Tal como define el título de la entrada, es la hermandad e imagen primitiva que creara la iconografía en la que la Virgen María revestida de pastora apacienta el rebaño divino. Eso fue lo que soñó el santo sevillano fray Isidoro en la noche de San Juan de 1703, en el convento capuchino de Sevilla cuando tras predicar por la capital hispalense tuvo en el coro bajo del citado convento la aparición de la Virgen vestida como una pastora. A la mañana siguiente el fraile fue a casa de un pintor local Alonso Miguel de Tovar -discípulo de Murillo- a quien contó detalladamente la aparición para que la plasmara en un lienzo. Aquél lienzo sería el primer icono sobre esta extendida devoción por todo el mundo, siendo luego plasmada en la madera seguramente por el mejor imaginero del momento de la ciudad, el utrerano Francisco Antonio Ruíz Gijón que al parecer tenía el taller en los aledaños de la actual sede canónica de la Resurrección, incluso parece ser que el eterno “padre” del Cachorro –quizás ayudado por una hipotética hija llamada Bernarda, en un nuevo episodio que nos recuerda a la roldana, hija y aprendiz igualmente de un imaginero- está enterrado en la sede indisoluble de esta corporación de gloria que actualmente reside en una capillita cercana a la iglesia de San Juan de la Palma.

Precisamente en el día de ayer, guiada por los Santiago hicieron estación en la sede de la “elegancia blanca”, la hermandad de la Amargura sobre su personalísimo y acertado paso de madera tallada y acabado en pan de oro que realizase para Ella el tallista Miguel Alonso en el año 1960 para sustituir al anterior que lucía los famosos candelabros que han ocupado algunas páginas en esta casa por haber servido de luminosa ascua de luz del caminar del Soberano de Linares en los años ochenta de la pasada centuria.
Es esta una de las hermandades de gloria más señeras y conocidas de la ciudad, con una de las páginas más brillantes y avatares históricos de la cual partirían tantas y tantas reinterpretaciones de la misma por toda España y parte del mundo, siendo sin duda destacable el “milagroso” suceso que ocurrió en los trágicos primeros días del estallido de la guerra civil. Su iglesia se encontraba en el epicentro de la zona de resistencia al alzamiento militar, en el denominado “Moscú sevillano” por la convivencia de un gran sector de clase obrera por lo que su sede fue una de las que sucumbió a las llamas de aquellos tristes días. A los días y sin haber pasado aun el peligro, dos feligreses y hermanos comprobaron entre las ruinas que la imagen de Nuestra Señora, Madre del Buen Pastor o del Pastor Divino -Título oficial en su liturgia propia, reconocida por Roma- y la pintura originaria estaban intactas entre tanto escombro. La sacaron de aquel lugar de desolación para salvaguardarla para no volver desde entonces a su sede histórica.
Septiembre se viste de mes pastoreño, de la alegría en el centro histórico con la madre de todas las pastoras, la cual también serviría de modelo para esa otra madre que recibió hace unos años a la Pastora del otro lado del rio, la Piedad del Baratillo.


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