Y precisamente la parada de estas hermandades a rendir pleitesía en la capillita de la calle Adriano, donde viven las madres Baratilleras y su hijo de la Misericordia se han convertido en puntos esenciales para entender la Semana Santa sevillana y la de Triana que para otros muchos se ha llegado a convertir en un trocito de Triana desde que salen de la catedral, atraviesan el Postigo para plantar sus pasos ante el Baratillo y volver triunfales a Triana en este Arenal donde por cierto vive un antigua hermandad trianera, las Aguas.
Pero en Triana hay más hermandades además de las penitenciales, las gloriosas que al no tener la “obligación” de tener que encaminar sus salidas procesionales en busca de la catedral para realizar su penitencial estación con carrera oficial incluida, salen cada año en sus salidas anuales recorriendo las calles de sus barrios y feligresías, además que difícilmente podría estar todo el año las hermandades letificas “invadiendo” el centro para realizar estación gloriosa al primer templo hispalense. Pero existe la particularidad del pregón de las Glorias que a diferencia del de Semana Santa se celebra en la catedral siempre presidido por la imagen de una hermandad de gloria sobre su paso, el cual es trasladado previamente en procesión y como no, vuelve de igual forma a su sede en ese momento y oportunidad histórica para estas hermandades de llevar a sus titular al templo metropolitano.
Por esta razón el pasado mes de mayo del año 2008, tuvo su turno de pisar suelo catedralicio la bellísima Virgen, quizás de inspiración “Astorgiana” que vive en la casa de la Señá Santana, la Pastora de Triana. Mañana un año más volverá a recorrer las calles de Triana, esta solemnísima gloria que pude disfrutar el pasado año en persona sobre su singular paso de orfebrería sobre un monte multicolor de flor para una de las Señoras de Triana, eso sí de las menos conocidas por aquello de ser de gloria. Aquel año dejó las bellas estampas de cruzar el rio como lo hacen los Cristos y dolorosas trianeras y volver bajo el Arco del Postigo para como no parase a rendir pleitesía a las Reinas Baratilleras donde su cuadrilla dibujó chicotas eternas para revirar el glorioso paso. Sonaron ecos de “Pastora de Capuchinos”, “Caridad del Guadalquivir” y “La Estrella Sublime” y se marchó con “Salve”, “Pastora de Triana” y “Pasan los Campanilleros” para que el sabor cofradiero fuera más patente… seguramente la piedad se preguntó que era esas campanitas, que no sanaba el bendito son de unas bambalinas y se alegró de ver que su pena se volvería alegría para convertirse en Pastora de los trianeros que aquel día pastorearon almas en el Baratillo.
Gran entrada amigo, con una impresionante descripción y preciosas imágenes. Gracias por introducirnos en el ambiente a través de tu blog. Un fuerte abrazo desde el blog de la Tertulia Cofrade cruz Arbórea.
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