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lunes, 12 de septiembre de 2011

MEMORIA ETERNA EN EL POSTIGO...

La pasada semana se celebró la festividad de la Virgen de Guadalupe, advocación de tintes mexicanos, extremeños o ubetenses que se hacen patentes en cofradías filiales en la ciudad de Sevilla. Pero en este caso no hablaré de ellas, si no de esa otra Guadalupe que guarda en un pañuelo de encajes su gloria y sus lágrimas por el Dios de las Aguas cada Lunes Santo desde esa recoleta capillita del barrio del Arenal entre los muros de las Ataranzas y el cofradiero Arco del Postigo.
Este fabuloso video, nos muestra el paso palio de giraldas bordadas camino de su recogía cubriendo a la “emperatriz” del Lunes Santo que un día sacara de la madera un niño llamado Luis Álvarez Duarte que aprendía el oficio junto al maestro Paco Buiza… se hizo grande Luis con la hechura de esta jovencísima Madre de Dios que vino a ocupar el hueco que le faltaba a la hermandad de la Aguas con un paso de palio. Observo el video y me lamento de no haberme acordado en mi pasada crónica del Domingo de Ramos de ese rinconcito con tantísimo sabor que duerme los tiempos a la sombra del Postigo del Aceite, la capillita de la Pura y Limpia. Me lamento por que el pasado Domingo de Ramos, al llegar apresurado al encuentro de Señor de las Penas de Triana, la capillita se encontraba abierta para el Dios de la calle San Jacinto y pude detenerme unos segundos a saborear aquella estampa de la Virgencita Inmaculada en su recoleta casa ante la magnificencia de la talla de Antonio Martin Fernández echándole el cerrojo la clámide azul del centurión que contempla la plegaria del zapatero más flamenco de toda Triana. Así volviendo al video, podemos encontrar el paso de palio girado hacia la capillita de una de las vírgenes coronadas de Sevilla antes de traspasar la que es sin duda para los hermanos de esta corporación, sobre todo para sus costaleros, las puertas del cielo. Año 2009, décimo aniversario de un suceso triste cuando diez lunes santos antes un costalero tuvo la dicha más grande que puede sentir un hombre de abajo, irse al cielo bajo las divinas plantas de su Cristo. Juan Carlos Montes Ruiz perdió la vida aquel Lunes Santo de 1999 y en la hermandad jamás se olvidará, por eso la alegría de los compases macarenos del maestro Braña se vuelven melancolía, dolor, llanto, lamento, belleza, nostalgia, dulzura… y sobre todo “Memoria Eterna” salida de la genialidad del jerezano Germán Álvarez Beigbeder, un auténtico virtuoso de la música que escribiría geniales composiciones para las cofradías de su tierra y que acertadamente y con un regusto exquisito interpretó la banda de la Puebla del Rio para el palio de la calle Dos de Mayo. Por todo esto cada año, la recogía de la hermandad de las Aguas es especial porque cada año traspasan las puertas de cielo, y en las Aguas son encaladas de blanco y amarillo mientras aquel eterno costalero se pierde entre la multitud a los pies de la capillita o el azulejo de la Piedad baratillera.

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