LA QUE LE CAE A UNA COFRADIA... (II)

Ya en ocasiones pasadas he hablado u he opinado de las consecuencias que puede acarrear la desenfrenada “valentía” de aquellos que se rasgan las vestiduras cuando una hermandad, con pronósticos meteorológicos poco favorables en mano, decide suspender lo que no debería ser lo más importante para un cofrade, aunque lo cierto es que es el único día en que todos casi coincidimos, es el día más, por no decir lo único, importante para un cofrade o capillita, la salida procesional u estación de penitencia si la hermandad fuese lo que muchos llaman de pasión…

Seguramente muchos leerán estas opiniones y dirán, “que razón tienes” pero cuando luego se está en el ajo, se piensa muy diferente. Y para ello tomé por ejemplo a hermandades que considero modelos a seguir, sobre todo por ser de donde son, Sevilla y a las que yo a muchos se las quiero mostrar como un camino a seguir. Una vez fue el Polígono de San Pablo, otra la Bofetá, y hasta contando con la opinión de los creadores de estas artes, hasta de los que viven de su restauración coincidieron en aconsejar que las hermandades se dejen de valentías y que los cofrades debemos concienciarnos… aunque seguro que después de dos Semanas Santas malas o peores, alguno me mandará al caraj…

Hoy la actualidad sevillana nos muestra que la hermandad de San Gonzalo se ha encontrado con el imprevisto de que la imagen secundaria de su paso de misterio, el conocido esclavo etíope que soporta el Libro de las Profecías – imagen que por cierto en nada tuvo que aparecer en aquella escena, incluso los libros como tal no existían en la cultura judía, era pergaminos o papiros- gubiado por Castillo Lastrucci presenta ciertas deficiencias. Los priostes han detectado unas manchas en la policromía, principalmente en la espalda, hombros y codos de la figura.  El restaurador Juan Alberto Filter Peinado confirma según su informe, que “Algunas zonas reintegradas cromáticamente en una intervención reciente han virado en su tonalidad, volviéndose opacas y más clara”.

Una vez más Dios me libre de querer hacer leña del árbol caído, más de la para mi admirada corporación de barrio León, esto si se le puede llamar critica, lo es constructiva para todo el mundo. No pondré en tela de juicio lo que se informa, pero he de recordar la manta de agua que le cayó al paso el pasado Lunes Santo, siendo curiosamente esta la única imagen que no se resguardó o tapó como si se hizo con el resto de imágenes hasta el camino a la Magdalena, incluso por este hecho, supongo que anecdótico, la “sorna” Sevillana apuntó el “racismo” de la hermandad con el pobre esclavo. Mas cuando la imagen estaba recién restaurada y ahora por motivos de los preparativos para la salida extraordinaria en el Vía Crucis de año de la Fe, han aparecido principalmente en la espalda, hombros y codos esas manchas, sobra la zona más directa donde recibía la fuerte lluvia.

Una vez más esta entrada va dedicada  a aquellos que dicen que los destrozos de la lluvia son cuentos de chinos que nos creemos los ilusos, y digo yo ¿Qué interés tendrá un cofrade en no querer salir con su cofradía? Cuando motivos adversos lo incitan…