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jueves, 14 de febrero de 2013

VÍA CRUCIS PARA LA HISTORIA...


Vaya día más grande para comenzar la chicotá, esa chicotá eterna que durará cuarenta días para alcanzar, si Dios lo quiere, la gloria de la mejor semana de todo el año para este simple y mero capillita. Ayer fue un año más, un nuevo Miércoles de Ceniza –de secano-  intenso, de esos en los que sí se puede decir, “pero que cuarenta días y cuarenta noches” aunque éste que les habla no viva la cuaresma en una grande o pequeña ciudad pero con intenso sabor al movimiento cofrade que prepara y preludia los días grandes. Así, un año más participé en el vía crucis de la parroquia de San José Obrero de mi pueblo, algunos ya habrán advertido como, pero de eso hablaré después. Y por eso que luego comentaré, tuve que viajar hasta la capital del Santo Reino, bien temprana la tarde, para recoger a mi buen amigo Cristóbal, eso sí, sin marcharnos antes sin pararnos por el Jaén moderno, de avenidas y bloques de pisos donde la esencia barroca de la pasión también se abrió camino, por la providencia del Salvador…
Y hasta el Salvador marchamos para presenciar el traslado de Ntro. Padre Jesús de la Pasión Despojado de sus Vestiduras hasta la Santa Iglesia Catedral, en ese vía crucis que puede parecer como otro, pero que desprende un aroma diferente al ser el de todas las cofradías de la ciudad aunque sea solo un titular de las mismas el que lo presida. Idea nuevamente sevillanizada que se quiera ver como se quiera ver, ha impregnado de magia a toda Andalucía, y que como vemos no se limita solo a la Semana Santa, sino que hasta la cuaresma sigue el pulso de la ciudad del Giraldillo. Y quizás la hermandad ha querido rizar un poquito más el rizo de la celebración, opiniones  de todos los colores habrá al respecto, cuando el traslado desde la Catedral, vía crucis y vuelta se ha realizado en un pasito portado a costal por sus hermanos costaleros. Ciertamente este hecho le puede aportar cosas y también quitarle, pero como se dice, decisiones soberanas son las de las juntas de gobierno. Aun así, encontré un paisaje que seguía desprendiendo la humildad que se le presume a estos actos, cargados de menos boato que la salida de Semana Santa pero sin perder el norte. Buena organización, donde el “Gitano del Salvador” caminó bien arropado por los cofrades y capillitas de la ciudad, al lúgubre trinar de los “pitos del silencio”; la música de capilla y el sobrio caminar de los hombres de Rafael Mondéjar y Jesús Joyanes, escuetos en gestos y “mustios” en su actuación, como mandan los cánones pero a los que pude abrazar antes de partir hasta el pueblo.





Y partí al pueblo para participar en la misa e impartición de la ceniza, cada año más me encanta comenzar la cuenta atrás así, según dicen, como debe de ser, con este de Linares “ y pincho” como lo llamó don José Antonio cariñosamente cuando le informé que se trataba de un paisano suyo. Y es que me resulta significativo, esas absurdas competencias entre ciudades, en este caso de lo poco que quieren los de mi pueblo a los “chulos” de Linares y lo que en alguna ocasión he tenido que aguantar porque cierto día en mi vida decidí disfrutar de mi pasión, pero en otra pasión, la de Linares, aunque en verdad a mí de allí lo único que me puede quitar un poco el sueño es la hermandad del Prendimiento, donde gracias a Dios llegué no por casualidad, sino porque quise y quizás así lo quiso el de allí arriba, lo llamemos Medinaceli o Prendimiento. Obviamente, mi amigo Cristóbal rompe todos los tópicos sobre la personalidad de sus convecinos, tío más humilde, educado y con cabeza habré conocido pocos, y además tan cofrade o capillita y tan compenetrado conmigo, de los pocos cofrades que no ven esto como una liga de futbol. No corren buenos tiempos, él no es una excepción, y con esfuerzo solo le queda nada más que estudiar con la incertidumbre de no saber que será de su futuro, ese futuro próspero que ansía.
Pues bien, me lo traje porque este año, quizás por primera vez en la historia ha salido por la calles de Bailén un cuerpo de acólitos dando luz al caminar de una imagen, en este caso del Señor de la Humildad y Misericordia. Y me resulta impactante lo complicado que ha resultado conseguir gente de Bailén para completar el cuerpo, que tuve que tirar de gente de fuera, siendo mi amigo Cristóbal el que acudió a nuestra ayuda. Gracias amigo, con lo liadísimo que estas viniste a sacarle las castañas del fuego a este “tonto de las cofradías”, que aunque yo no he tenido nada que ver en la organización de esta circunstancia, si me lo tomé como algo personal para poder salir como no hace falta que te diga, como mandan los cánones… espero que el que iluminaste con un cirial te ilumine a ti y te haga conseguir tus objetivos, seguro que siendo como eres, Él jamás se olvidará de ti.



Y así fue, gracias a los hermanos Juanjo y Manuel Jesús García, Pedro Guerrero y José Antonio Delgado –fichaje de última hora- más este humilde servidor, que como servidor ejerció de pertiguero de “eso tan raro pero tan bonito” que ayer sorprendió a todos los que se acercaron a ver o participar en el vía crucis, como algunos me comentaron que se opinó del cuerpo de acólitos. Aunque es de recibo concretar que ya los dos hermanos mencionados, hace pocos años salieron con dalmática y cirial dando luz a la Virgen de Zocueca el 5 de agosto, pero sin el cuerpo completo como se pudo ver ayer.
Por ello el vía crucis subió decibelios de prestancia y categoría, y el que diga que no, que se lo haga mirar, no me he sentido tan fotografiado en mi vida… y eso que este año hubo mucha menos gente… aunque llamó mucho la atención, sin duda o por los menos nunca fue nuestro objetivo, sentimos que se la quitase al único protagonista de la jornada, el Señor de la Humildad y Misericordia, que en apenas un año ya ha calado hondo en su barrio y Bailén, donde cada día va tomando esa “terminación” especial que le confiere el tiempo a una imagen mientras allá por Córdoba, Manuel Luque Bonillo ya se congratula de ver que su obra llama a la devoción y que el pie del Señor tiene un considerable desgaste en su policromía debido al continuo roce y besos que recibe cada día en San José Obrero.
Una vez más, unos valientes anderos de la hermandad de San Juan, comandados por Antonio Martínez y el amigo Ángel Real hicieron realidad el sueño de don Antonio y seguramente de la feligresía de ver su “cofradía” paseándose por sus calles atravesando las nubes de incienso mientras los ecos de la música de capilla volvieron una vez más a sentar catedra, sobre todo para aquellos que se empeñan en pensar que esto es un pueblo pequeño, que por ello no hace falta tanta “parafernalia” y que sobre todo esto no es Sevilla… lo que se vio ayer por Bailén, se diferencia muy poco de un vía crucis de Sevilla… aunque me siento en la responsabilidad de concretar algunas cosas que me dieron la impresión, alguien pudo pensar que pasaron por culpa de este novedoso “invento”. Un cuerpo de acólitos, seguramente muy mejorable -para una hipotética próxima ocasión prometo prepararme más- creo o eso siempre he visto allá donde esto es muy común, debe de iluminar al paso, en realidad a la imagen, es por ello que entre el cuerpo de acólitos y el paso solo deben de estar como es lógico, los capataces. Así que cualquier representación tenía que ir como mínimo delante de los acólitos, incluso el trio de capilla, se ilumina al protagonista, y el protagonista era el Señor. Se intentó solucionar, algo se consiguió pero por lo que vi no del todo. Yo siendo ajeno a toda la organización solo lo mentaré en pos de construir. Se dijo, he  incluso don Antonio lo refirió en algunas de sus locuciones tras el rezo de la estaciones, que era un recorrido muy largo, algo que interfirió en el cansancio de los portadores de las andas, pero que sin duda, para mí eso no fue el problema. Para una vez que sale el Señor, que menos que intentar llevarlo a un número decente de vecinos, vamos, dar una vuelta a la manzana es poco compresible, no descartaría que don Antonio ideara este recorrido con esta intención. El error es que al cortejo se le hacía andar demasiado despacio, lo que frenaba al paso, a los acólitos no, porque este tipo de servicio de las cofradías se adapta al ritmo del paso u andas, así lo intenté toda la noche, como pertiguero, que es el que se supone que manda a los ciriales. La solución era bien sencilla, hacer andar al cortejo o que el paso empujase e incentivara a que se anduviera más rápido, como es el andar sevillano para estos menesteres, no el pasito corto que se destila en Bailén, así el vía crucis no se hubiese hecho pesado –que a mí no me lo resultó-, hubiese durado tanto y los anderos no hubiesen sufrido el por otra parte gran peso de la andas de San Juan, a proporción de tamaño y cantidad de hombres, era como llevar el “grande”.






Este motivo hizo que el último tramo quizás se anduviese como debiera desde el principio, sobre todo para subir la cuesta empinada del Santo Cristo. Sin duda, para mí, aquí se vivió quizás los momentos más bellos y emotivos del vía crucis cuando ante las puertas de la sede canónica de la hermandad de la Santa Vera Cruz se leyó la estación del Descendimiento… tras ello el paso se dispuso a estacionar a la ermita y plantarse ante los titulares de la hermandad y sobre todo ante el “Señor de Bailén”, el Cristo de Medinaceli. El primer cuerpo de acólitos de la historia de Bailén, entraba por primera vez a la que fue mi escuela en esto de las cofradías y en mi surgieron muchos recuerdos y quizás sueños que sin saberlo quizás estaba vislumbrando, aunque no fuese exactamente como en mi mente de hace más de diez años imaginé… entraba un portentoso Cristo rodeado de unos factores que anhelé hace tiempo en esta cofradía y en todas. Se juntaron arte, estética y sentimiento… el sentimiento puede ser el mismo o no… eso no se puede medir, pero el arte y regusto por la estética se juntaron donde di mis primeros pasos… así soñé que fuera el Medinaceli, pero no era el Medinaceli y el cuerpo de acólitos escoltaba con tal solemnidad al Medinaceli que no dudo que en un futuro se viviesen frutos de este momento mágico y curiosamente allí estaba vestido de pertiguero y un cuerpo de acólitos que se ha hecho realidad gracias a la cesión que hizo la hermandad a la que hoy día pertenezco, el Prendimiento de Linares… curioso cóctel se mezcló, mi Medinaceli, mi “Mostrenco”, esta esencia que está trayendo Balboa a Bailén -que tuve que salir a buscar fuera- y que yo como fiel seguidor viví entre los que allí nos encontrábamos, con los ropones, dalmáticas y ciriales de la hermandad que me hizo pasar de la escuela a la universidad… Por cierto, unos ropones ejecutados con el callado y gran trabajo de una serie de señoras que son muchísimo para el sustento del Prendimiento de Linares, camareras o no que dirigidas por Rita elaboraron con todo su corazón, como siempre, estas prendas y donde participaron  Juana Navarrete, Trini, Mari Sol y Lely.









Me resultó extraño salir del Santo Cristo como entre otras muchas cosas digo que hay que actuar y obrar, pero bueno fue un momento que me resultaría difícil de explicar. Quiero dejar claro que yo no he tenido nada que ver en la conformación de este cuerpo de acólitos, ha surgido del interés de don Antonio donde yo fui invitado a participar. Que todo haya sido prestado por mi hermandad del Prendimiento se debe a las gestiones de la parroquia y seguramente la gran sintonía que existe con el hermano en Cristo, Alejandro Corrales y don José Antonio Balboa, pero obviamente no puedo dejar pasar la oportunidad de dar mi más profundo agradecimiento a la hermandad donde reina ese Dios Soberano, el que me mira cada día desde lo alto de mi cama, simplemente como un bailenense que no consigue desprenderse de unos sueños que cada vez más ve tan complicados pero sintiendo más si cabe el honor y la gloria que me supone pertenecer a esa hermandad de los “y pincho”, y que pase lo que pase en el futuro ha conseguido que lleve por siempre la estampa del Soberano y el Rosario en esta cartera de tejidos musculosos que es el corazón…
Me resultó llamativo, como mi buen amigo linarense captaba similares ideas que yo suelo imaginar que seguramente a nadie se las he contado. Él que nunca ha visitado Bailén hasta el día de ayer, se quedaba prendando del callejero bailenense y se sumergía en sueños cofrades por calles como la Glorieta Virgen de Zocueca, la calle Colón o la del Santo Cristo y me decía que este Cristo con un barcazo comiéndose las calles por esos lugares al compás de una buena o decente banda de cornetas y tambores tenía que ser espectacular…. Lo sueños, sueños son, aquellos que están en mi escuela lo ven con facilidad… hace pocos años no me imaginaba ni de lejos ver este Cristo, con esa túnica, esos exornos florales, la música de capilla y ahora un cuerpo de acólitos; incluso verme procesionando aquí nuevamente por este pueblo que tal como dije el pasado sábado en la exaltación a la vida de mi padre, “siempre sintió las pasiones por otros derroteros”… mientras no se inyecte una pasión colectiva por este mundo, esa será la única barrera que eviten ver a este pueblo con todas esas cosas que poco a poquísimo se está  viendo que no solo se pueden hacer en ciudades grandes o Sevilla…
Fotos: Sebastián Lijarcio.

2 comentarios:

  1. No me tienes que dar las gracias amigo, en todo caso te las tengo que dar yo a ti por haberme dejado iluminar al Señor que seguro que poco a poco, al igual que con el cuerpo de acólitos, hará historia en las Cofradías de Bailen, y algún día lo veremos en el barco que el otro día soñamos mientras ibamos dándole luz.

    Un abrazo.

    Cristóbal.

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  2. Que bien sienta las dalmaticas y los ciriales de la Hermandad del Prendimiento y Rosario de Linares oleeeee

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