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miércoles, 27 de febrero de 2013

REMEMORANDO EL TIEMPO DE LA FE... (III)


Dejamos al Divino Salvador, que en Sevilla se llama Pasión, desmesurado barroquismo y arte, por Cuna, buscando las maletas para partir donde tenía que comenzar esta gloria anticipada… Triana. Pero la panadera Orfila nos llevó a ese muchísimo más humilde y recatado templo donde una hermandad espeluznante, levanta el repeluco de la muerte cada Lunes Santo. Grandiosa una vez más, esta vez en sus cultos, cascada de cera ¿negra? Iluminado el entierro más triste de la humanidad. Puntos de luz abrazando al José de Arimatea y Nicodemo, siempre errantes con el Señor de la Caridad. La dulcísima Señora de las Penas siempre cera, siempre contrastando con la fuerza y patetismo del maestro, que después de muchos años visité en su descanso eterno… que bueno descansar junto al Señor de la Caridad en el cielo y también en la tierra, en ese cielo de San Andrés, mustio, rancio, sobrio, penitencial… donde vive Santa Marta.
Y por esos callejones que en primavera se llenan de devoción, con maleta en mano buscamos Triana, esperando y la verdad tuve la esperanza de que al final saliera todo. En San Vicente, a los pies de ese Cristo “tan blanco”, tan falto de solera como decía nuestro fotógrafo protagonista, cuando se hacen limpiezas a fondo en las restauraciones nos llevamos la única mala noticia del fin de semana. Elegancia romántica por los cuatro costados que se quedarían para si Él lo ve conveniente, para el Miércoles Santo y ojala Él lo quiera puede despedirme de Sevilla contemplando su elevada altura… todo se acababa bien temprano y sin caer una gota, Sevilla ya tomaba vida ya solo quedaba más visitas, más caminatas sin fe en las calles, pero a partir de ese momento empezamos a respirarla en los templos, y es que una cofradía sin levantar un zanco sigue llenando iglesias…

Fotos: Davida Parra Luque.








CONTINUARÁ...

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