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domingo, 24 de febrero de 2013

REMEMORANDO EL TIEMPO DE LA FE... (I)


En este segundo domingo de cuaresma que se nos marcha, “sufriendo” el dolorcito en el morrillo, he asistido al certamen que les he venido anunciando en los últimos días, aunque he llegado con él ya comenzando  –por cierto allí me he enterado que hoy había función principal de mi hermandad, para los que ya estén cargando las escopetas…-, en un día de sol, de buena temperatura hasta que el astro rey ha comenzado su ocaso, allá por la lejanía, mientras la Presentación al Pueblo de Dos Hermanas alzaba al aire de Linares “El Refugio de una Madre” dibujando una bonita estampa que podría resumir la cita cofrade… una de las grandes bandas cofrades con la torre de Santa Bárbara, templo cofrade como dosel, Presentación al Pueblo en Linares, por segunda vez, poniendo en pie a la ciudad minera… aunque esta vez a muchísimos más, me alegro por vosotros Miguel Ángel.
“Vaya domingo para que hubiese sido hoy el vía crucis de la fe, eh Cris” le comentaba a mi buen compañero en la lides cofradieras, y lo cierto es que, qué duda cabe que por allí arriba nos están haciendo temer que quizás la cosa no pinta bien para tanta casualidad… por ello, con estas sensaciones echaré la vista atrás, bueno, la vista será la de mi capataz David Parra que poseedor de una cámara de más calidad que mi LG7 fue guardando en la retina de la memoria lo que pudo ser un día inolvidable, hace una semana y que se quedó en la mísera critica de un circo… y como son muchas fotografías, pues iré por partes, ocupando en esta ocasión las hermandades de la plaza de San Lorenzo.  
Fue la primera vez que veía mi capataz al Señor de Sevilla sobre su paso, ya que al mismo se sube la imagen para que amanezca el Miércoles Santo ya, sobre las esenciales andas del maestro Gijón, que servirían como modelo de todos los pasos salidos de la escuela sevillana. Bien temprano, fue lo primero que visitó junto a Ricardo y Félix nada más pisar suelo hispalense, y tal como me repitió durante el día, la estampa del Dios de Sevilla lo dejó marcado. Y eso es debido a esa unción única e irrepetible que le confirió Juan de Mesa unido a la genialidad de Ruiz Gijón, o quizás Bernardo de Pineda de crear el quizás primer retablo parlante de la historia. Hermandad como le gusta a él, perfeccionismo en las formas y señera en cualquier detalle, amante de la justa medida, vamos que comenzó la jornada a lo grande… después rindió visita a la iglesia que le da nombre a todo el entorno, con la Soledad, ya con la descomunal candelería encendida y las para mi soberbias imágenes de la Bofetá, donde Lastrucci, en otro tiempo y pensamiento igualmente se salió del parche para tanta genialidad, aunque al Señor siempre le falte su indispensable conjunto para “entenderlo”, su mirada perdida necesita la mano alzada de Malco en esa Bofetá que Sevilla nunca puede evitar...
CONTINUARÁ...
Fotos: David Parra Luque.































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