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viernes, 27 de diciembre de 2013

DEL PATROCINIO A ALMERÍA...

Hacía tiempo que no echaba a volar mi memoria, para recordar algunas de mis experiencias dentro del mundo cofradiero, de las experimentadas algunos años atrás ya, de las recientes los estoy hinchando. Visualizando esta mañana los magistrales videos de la colección Momentos Cofrades 2013 de la Semana Santa sevillana, el pellizco en el estómago, el ansia de la gracia como es lógico ha inundado todo mi ser, entristeciéndome al pensar que quizás el año que está a punto de llegar, no viva la Semana Santa como la he vivido estos últimos, siendo la sevillana mi gran Semana Santa, aquella que tal como dirían por allí, al coincidir con todas, a ver quién es el valiente que se va a otro lado. Pero lo cierto es que esto no ha sido así siempre, primero fue mi pueblo, después donde la música me llevaba y ahora donde la vida con permiso de mis ganas me lleven, y es allí el destino que me cuesta borrar.
Pero también he recordado las vivencias que saboreé en mi época de músico en la banda del Rosario de Linares, donde sin duda me acercó a muchos rincones de nuestra geografía que seguramente en la vida hubiese ni imaginado que visitaría. La atracción con Sevilla actual, puede que tenga la culpa o gran parte de ella, de que a día de hoy no volvería a estar en una banda –a no ser que fuesen las grandes sevillanas, yo toco por lo de delante, ya saben… simplemente capillita-, como entonces, donde los compromisos lo mismo te llevaban a Semanas Santas muy interesantes que lo mismo a algunos lugares donde me preguntaba ¿pero en la semana más grande del año para mí que hago aquí? Incluso hoy, el imán que se produce cada noche de Miércoles Santo entre el Soberano y el Jueves y la Madrugá sevillana, la verdad se me hace muy duro de llevar, en esos instantes me gustaría dominar la Bilocación…
Pero el pasado es el que es, y me siento orgulloso de ello, y por ser hoy el día del patrón de los jóvenes cofrades, echaré a volar la memoria, para recodar el privilegio de poder haber conocido una Semana Santa más de nuestra grande Andalucía, donde una imagen de San Juan me enseñó algo muy unido con Sevilla, encima con una de sus devociones más patentes y de las más importantes para mí, de hecho, con mi banda pude tener el placer de tocar en su entonces capilla a los pies de su portentosa figura. Además si no hubiese sido por esta circunstancia jamás podría haber conocido aquello…



Cada vez que en los programas deportivos analizan la historia del Real Madrid en la competición europea de la Champions League, y apuntan algunas de las eliminaciones del equipo de mis amores en los últimos años, cada vez que citan la catástrofe de Mónaco, siempre, siempre recuerdo aquella calle casi desolada, con algo de frio, en una horas que cada vez que me hacían calcular lo que me faltaba para llegar a casa, descansar e irme a trabajar, más malo me ponía. Era Martes Santo, y Ripoll, “catalán” confeso nos restregaba a todos los madridistas la eliminación del Madrid en la competición de la que sigue siendo el rey… si, cada vez que recuerdo aquel 6 de abril de 2004, pienso que yo estaba tocándole al Cautivo de Huércal-Overa, en la provincia del Almería, casi lindando con Murcia.
La verdad no es que fuera con mucha ilusión a aquel pueblo que no conocía de nada, en el mundo de las bandas, como tu máxima ilusión no sea tocar un instrumento, aunque fuese en una cabalgata de reyes, en este mundo estas perdido y seguramente te das cuenta que no es tu sitio. Pero bueno nada más llegar comencé a sorprenderme de varias cosas, aún recuerdo aquellas conversaciones entre Cris, Rubén y este servidor, donde intentábamos sacarle jugo a las cofradías que nos contrataban, comparándolas con cual se podría parecer a alguna de Sevilla… ésta rápidamente en lo patrimonial nos sorprendió, un paso de cautivo netamente de esencia sevillana. Un Cristo vestido de blanco, aun rezumante a estreno –fue su segunda salida- de Navarro Arteaga, muy en la línea del Cristo de la Sagrada Cena de Almería, al que también tuve la dicha de acompañar con mi música, sobre un paso en el proceso de talla del mismísimo Manuel Guzmán Bejarano y encima portado a costal. Lo cierto que Huércal-Overa me sorprendió por su patrimonio, con túnicas de nazarenos bordadas, además de impresionantes bordados que incluso me encontraba en escaparates de la localidad en el recorrido de la cofradía, amén de un callejero bastante apto para el disfrute natural del arte efímero de las cofradías, aunque como pasa en muchos pueblos, en esencia y leyes no escritas estaban aún pegados, un Cautivo con cambios… pues como que no, seguramente estábamos en un pueblo con dinero suficiente para poder comprar, pero aprendiendo quizás sin grandes asesoramientos, evidentemente menos en lo patrimonial. De hecho pagaban muy bien a las bandas e incluso la cena que nos dieron fue sin lugar a dudas la mejor que yo ingerí en cuatro Semanas Santas además que el trato del capataz fue exquisito, aún recuerdo sus muestras de agradecimiento en aquella cena, que mira si ya ha llovido, que hasta éste que les habla tenía el pelo largo…
Ya no recuerdo bien si fue en la capilla desde donde salía la hermandad o en una casa de hermandad en la que estuvimos, pero allí pude conocer al verdadero protagonista de esta historia, aunque ya les haya contado esta introducción, de cuando viví la experiencia de acompañar a la hermandad del Paso Blanco de Huércal-Overa. Cofradía afín a las maneras procesionistas de aquella zona, casi fronteriza con Murcia, donde se palpaba más aquel estilo que el que manifestaba aquel paso de cautivo. Una cofradía con varios pasos, saliendo varias veces en la Semana Santa, ésta en concreto si no me equivoco dos, el Martes Santo con el Cautivo y el Jueves Santo con cuatro pasos: “La Caída”, “Cristo de la Sangre”, San Juan Evangelista y la Virgen de las Angustias. Esta procesión es la que mezcla las esencias antiguas perfumadas con la sevillana, mientras el Caído caminaba entonces sobre el miso paso del Cautivo –hoy el paso es solo para Él, completamente dorado-, el resto lo hacía con varales exteriores del modo más malagueño, con pasos u tronos de escuela granadina o levantina, siendo toda su imaginería proveniente o de Granada o de la región cercana de Murcia o levantina. De hecho, a los diletantes de todas las escuelas imagineras de todos los tiempos y de todos los puntos geográficos les tiene que sonar patentemente nombres como Francisco Bellver, Juan González Moreno, Nicolás Prados López o el más reciente y en activo José Antonio Hernández Navarro.



Este último fue el autor de nuestro protagonista en 1997, al cual le ha tocado este año figurar en mí ya casi tradicional homenaje u historia en honor del discípulo más joven y querido de Nuestro Señor, San Juan evangelista. Porque esta hermandad, como se ha extendido por Almería, como por Jaén u Córdoba, procesiona un paso completamente dedicado a la figura del pescador de Cafarnaúm. Con tres imágenes ha contado esta hermandad del autor del Apocalipsis, siendo esta de vestir, afín al arte de su autor, que la verdad a mí no me disloca mucho la esencia artística que destila aunque sin lugar a dudas siga mucho de los cánones de la escuela imaginera actual en Andalucía y referencias del que allí en Murcia es su particular Montañés o Mesa, es decir, siguiendo la inspiración salcillesca, lo que podríamos catalogar como neobarroco murciano.
Pero parece que la hermandad apunta ahora más a Sevilla, el paso del Cautivo, hoy portado por costaleras, el de la Caída, los estilos musicales demandados, la estética, etc… nos dan muestras de ello. Aunque curiosamente esta hermandad sea conocida en Andalucía por su paso de San Juan, y en este caso es mejor que sea claro y me refiera a la andas en las que procesiona, porque uno viajó a Huércal-Overa con poca ilusión y se vino bastante satisfecho, más aun cuando pudo conocer el antiguo canasto del Cachorro de Triana – el de los Videos del Correo-,antes de contemplar siquiera a Él por las calles de Sevilla en el Viernes Santo, aunque quedaría aun para eso cuatro años. Así esta hermandad del otro extremo de Andalucía fue la que se llevó el canasto diseñado y tallado por Manuel Guzmán Bejarano en 1974 para el que para mí es el Rey de Triana, el que vive en el Patrocinio.
Paso que creo tuvo que levantar polémica, porque vino a sustituir al anterior que hoy procesiona al misterio de la Cena de Jerez de la Frontera. Lo cierto es que aún siguen los lamentos por aquella enajenación por parte de la hermandad trianera a la de San Marcos de Jerez, incluso algunos, no sé, según sus conocimientos o gustos estéticos, siguen pensando que aquel proyecto no estaba a la altura ni del paso sustituido ni de la imagen y categoría de la hermandad trianera. Y háganme caso, porque una vez por defender aquel proyecto recibí el insulto y menosprecio más culto y refinado que he podido escuchar en mi vida, como con tan buen vocabulario se le puede llamar a una persona perro judío… las maravillas de nuestro castellano. Al parecer Guzmán Bejarano nunca llegó a plasmar al 100% la idea plasmada en el papel sobre la madera de un paso de claras líneas arquitectónicas, que a mi humilde entender y parecer, le marcó la creación de un nuevo y genial giro de tuerca a la neo-retablística de los pasos procesionales en el siglo XX.




La verdad que el canasto del paso presentó en lo que se refiere a tallas una sensación algo plana y los elementos de orfebrería parecían que no destacaban mucho. Lo cierto es que el canasto se decidió sustituir por uno nuevo, que al parecer si era más fiel al diseño primigenio, donde sin duda la calidad del canasto, a mi parecer creció en calidad y brillantez artística, con trabajos más elaborados y eliminando bastante más esa sensación plana, aunque al ser un paso arquitectónico, no se le podría recargar mucho más, aunque aquel que me insultó tan magistralmente, seguía insistiendo que este tampoco estaba acabado al 100% mientras no hacía nada más que recordarme cabildos y más cabildos donde no se votó aquella sustitución. Aquello fue en 1997 cuando se estrenó el paso, incluso en esta mi casa le dediqué una entrada aquel estreno mientras el canasto desechado en el Patrocinio se fue a cobijar a su discípulo amado en Huércal-Overa, donde se le realizaron nuevos candelabros y nueva imaginería para ocupar los huecos que llenaban todos los elementos que se siguieron aprovechando en el nuevo canasto para el “Gitano de la Cava”… curioso, tocamos aquel Martes Santo esta misma marcha en la recogía, ahora ha llegado hasta mi memoria, mientras creo recordar, contemplábamos el canasto con San Juan en el interior de la capilla esperando al Jueves Santo.











El canasto volvió a prestar servicios para la fe - ya que Bejarano se quedó con el mismo como rebaja del precio del nuevo canasto, siendo el maestro trianero el que lo vendió al Paso Blanco del Huércal-Overa-, en este caso al modo que quizás aún estaba allí implantado, el de varales exteriores aunque no dudo que esta compra sevillana fuera la detonante para que Sevilla plantara su cruz en Huércal-Overa. Y de qué manera que en los últimos años, desde 2010, el paso ha sido reconvertido para volver a ser portado desde el interior, a costal por lo que la cofradía le ha realizado su correspondientes juego de respiraderos tallados y dorados siguiendo la misma línea y calidades de todo el conjunto, un trabajo que han realizado en Sevilla, un tallista al parecer, antiguo oficial del maestro Guzmán Bejarano, totalmente desconocido para mi llamado Juan Manuel Pérez Pérez –sin duda el asesoramiento artístico es bueno, buscando nuevos valores-, con un dibujo que creo no sigue las líneas de sus respiraderos originales, aun utilizados en Sevilla, pero que sin lugar a dudas ha vuelto a resucitar al viejo paso del Cachorro, aunque viendo los videos tenga que darle la razón a aquellos que piensan que un paso con cambios es “ir haciendo la carioca con el paso”, pero es que en un paso con una imagen sola, la leyes  no escritas nos dice que el resultado roza lo antiestético, aunque  puedan presumir de contar con el paso que un día viajó desde el Patrocinio hasta Almería…

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